Una violación de los derechos de los ancianos
¿Qué es el «maltrato de los ancianos»?
Se puede definir como «un acto único o repetido que causa daño o sufrimiento a una persona de edad, o la falta de medidas apropiadas para evitarlo, que se produce en una relación basada en la confianza». Puede adoptar diversas formas, como el maltrato físico, psíquico, emocional o sexual, y el abuso de confianza en cuestiones económicas. También puede ser resultado de la negligencia, sea esta intencional o no.
En muchas partes del mundo el maltrato de los ancianos pasa casi inadvertido. Hasta hace poco, este grave problema social se ocultaba a la vista del público y se consideraba como un asunto esencialmente privado. Incluso hoy en día, el maltrato de los ancianos sigue siendo un tema tabú, por lo común subestimado y desatendido por sociedades de todo el mundo. Sin embargo, cada día hay más indicios de que el maltrato de los ancianos es un grave problema de salud pública y social.
Magnitud del problema
Un estudio realizado en 2017, basado en 52 estudios en 28 países de diversas regiones, incluidos 12 países de ingresos bajos y medianos, estimó que, durante 2016, el 15,7% de las personas de 60 años o más fueron sometidas a alguna forma de abuso.
Probablemente la cifra esté subestimada, puesto que solo se notifica uno de cada 24 casos de maltrato a personas mayores, en parte porque los afectados suelen tener miedo de informar a sus familiares y amigos o a las autoridades. En consecuencia, es probable que todas las tasas de prevalencia estén subestimadas.
Aunque los datos rigurosos son escasos, el estudio ha aportado algunas cifras estimadas de los tipos más frecuentes de abuso:
- maltrato psicológico: 11.6%
- abuso económico: 6.8%
- desatención: 4.2%
- maltrato físico: 2.6%
- abuso sexual: 0.9%
En todo el mundo, se prevé que el número de casos de maltrato de personas mayores aumente habida cuenta del rápido envejecimiento de la población en muchos países y de la posibilidad de que sus necesidades no puedan atenderse plenamente por falta de recursos. Se calcula que para el año 2050, la población mundial de mayores de 60 años se habrá duplicado con creces, de 900 millones en 2015 a unos 2000 millones, con la gran mayoría de ancianos viviendo en países de bajos y medianos ingresos. Si la proporción de víctimas de abuso de ancianos permanece constante, el número de víctimas aumentará rápidamente debido al envejecimiento de la población, que llegará a 320 millones de víctimas para 2050.
El maltrato de las personas de edad
El problema existe en los países en desarrollo y desarrollados y, por lo general, no se notifica suficientemente en todo el mundo. Tan solo en unos pocos países desarrollados hay tasas de prevalencia o estimaciones, que se sitúan entre un 1% y un 10%. Aunque se desconoce la magnitud del maltrato de los ancianos, su importancia social y moral es indiscutible. Por este motivo, este problema requiere una respuesta mundial multifacética que se centre en la protección de los derechos de las personas de edad.
Las formas de definir, detectar y resolver el maltrato de las personas mayores tienen que enmarcarse en el contexto cultural y considerarse junto con los factores de riesgo que tienen una especificidad cultural. Por ejemplo, en algunas sociedades tradicionales se obliga a las viudas de edad a casarse de nuevo, mientras que en otras las mujeres mayores que viven solas son acusadas de practicar la brujería.
Desde una perspectiva sanitaria y social, si los sectores de atención primaria de salud y los servicios sociales no están bien preparados para detectar y resolver el problema, el maltrato de los ancianos seguirá estando semioculto.
Abuso financiero
Investigaciones recientes resaltan que la explotación financiera y el abuso de los ancianos es un problema frecuente y grave. Entre un 5 y 10 por ciento de las personas mayores en todo el mundo pueden experimentar algún tipo de fraude financiero. Sin embargo, a menudo estas situaciones no se denuncian, debido, en parte, a la vergüenza que sienten las víctimas o su incapacidad para dar a conocer formalmente estos hechos, por ejemplo, debido al deterioro de sus facultades cognitivas. La mayoría de los datos disponibles provienen de encuestas realizadas directamente a estas personas.
Las formas que toma la explotación financiera difieren de unas regiones a otras. En los países desarrollados, a menudo se trata de robos, falsificaciones, uso indebido de propiedades o poderes notariales, así como la negación del acceso a fondos. En los países menos desarrollados, la abrumadora mayoría de la explotación financiera se manifiesta en acusaciones de brujería, que se utilizan para justificar la apropiación de bienes, expulsión de los hogares y la negación de la herencia familiar a las viudas. Los factores de riesgo para la víctima de la explotación financiera van desde el aislamiento social y el deterioro de las facultades cognitivos, hasta la dependencia emocional, física o financiera del autor de los abusos, ciertas condiciones de vida, como la pobreza, la viudedaz y la falta de redes de apoyo, además de la discriminación por razón de edad y otros tipos de prejuicios, normas discriminatorias en relación con las herencias, y sistemas policiales y judiciales débiles.