Susana Madera.- Científicos de Brasil, Argentina y Ecuador ha descubierto tres nuevas especies de serpientes en el archipiélago de Galápagos, gracias a un estudio que comenzó hace una década en las islas donde el científico británico Charles Darwin desarrolló su teoría sobre la evolución y selección natural de las especies.

Se trata de las especies Pseudalsophis thomasi y darwini, que no llegan a 25 centímetros de largo, y de la Pseudalsophis hephestus, de hasta 50 centímetros, explicó a Efe Mario Yánez, investigador del Instituto Nacional de Biodiversidad (Inabio), que participó en el estudio.

Tres nuevas especies de serpientes

Los ejemplares descubiertos de las tres nuevas especies son de un color marrón que les permite camuflarse en las rocas o la vegetación seca del archipiélago, donde hay dos linajes de serpientes: las grandes que alcanzan hasta 55 centímetros de largo y las pequeñas, que no llegan a los 25.

La investigación, encabezada por el herpentólogo y paleontólogo brasileño Hussam Zaher, y que incluyó en 2008 un recorrido durante quince días por las catorce islas e islotes del archipiélago, consistía en capturar y revisar nuevas muestras a fin de llenar un vacío en el conocimiento de los reptiles del lugar.

“A pesar de que este archipiélago tiene más de 200 años de tradición en investigaciones sobre la biodiversidad, las serpientes eran el grupo menos estudiado”, advirtió.

Y es que los datos sobre las poblaciones de estos reptiles se restringían principalmente a dos publicaciones hechas en 1945 y 1997.

Proto-Galápagos

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Foto de uso editorial cedida por el Instituto Nacional de Biodiversidad (Inabio) de Ecuador de una serpiente “Pseudalsophis thomasi”, en Galápagos (Ecuador). EFE/INABIO

Los resultados del nuevo estudio, publicado en la revista británica “Sistematycs and biodiversty“, revelan que el ancestro de todas las serpientes de las Galápagos vivió hace 6,9 millones de años en una de las islas Proto-Galápagos, una plataforma más antigua del archipiélago actual que constaba de 19 islas, cinco menos que ahora.

Procesos geológicos, desplazamientos de las Placas de Nazca, así como la actividad volcánica en las islas, provocaron el colapso y hundimiento de las plataformas que habían permitido que las especies que llegaron desde el continente se dispersaran por el archipiélago.

En el nuevo estudio, basado también en un muestreo de 322 especímenes del género Pseudoalsophis de 13 colecciones de historia natural en el mundo, se midieron los caracteres morfológicos y patrones de escamación de las principales poblaciones del Archipiélago, con lo que se determinó la existencia de las tres nuevas especies.

Con ese hallazgo, que tuvo lugar en las islas Santiago y Santa Fe y en el islote Tortuga, suman nueve las especies de serpientes en el archipiélago, situado a unos mil kilómetros de las costas continentales ecuatorianas.

El descubrimiento facilitará a los expertos definir cómo se distribuyen las especies, y permitirá tomar medidas de conservación en las islas y fomentar más estudios sobre las serpientes en el archipiélago de Galápagos, donde ninguna de ellas es venenosa.

Especies por descubrir

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Foto de uso editorial cedida por el Instituto Nacional de Biodiversidad (Inabio) de Ecuador de una serpiente “Pseudalsophis thomasi”, en Galápagos (Ecuador). EFE/INABIO

Aunque se desconoce el número aproximado de serpientes, Yánez comenta que en unas islas, la Isabela, puede haber una alta densidad de la especie Pseudalsophis occidentalis, con “más de treinta serpientes en un metro cuadrado”.

Por el contrario, en las islas Wolf y Darwin no se han hallado esos reptiles, apuntó este investigador, que tiene quince años de experiencia y ha publicado más de cien artículos en revistas especializadas.

El hallazgo de las tres nuevas especies revela “que después de 200 años todavía hay más diversidad por encontrar en Galápagos”, un laboratorio natural catalogado en 1978 como Patrimonio Natural de la Humanidad por la Unesco.

Las serpientes son parte del engranaje de la cadena trófica en las islas y mantienen poblaciones de otras lagartijas, preservando el equilibrio del ecosistema.

Por ello, el estudio -en el que el Museo de Zoología de la Universidad brasileña de Sao Paulo invirtió unos 100.000 dólares-, es el “primer paso para poder definir el estado de conservación” de las serpientes, de acuerdo a Yánez. EFEverde