Los factores económicos e institucionales como la calidad de la gobernanza o el PIB per cápita -la relación entre el nivel de renta de un país y su población- determinan el importe total de la factura del agua residencial a nivel mundial, según un informe internacional incluido en Aquae Papers 9, publicación científica firmada por la doctora en Economía por la Universidad de Zaragoza (Unizar), Lorena Olmos.

El estudio incluye datos de 236 ciudades pertenecientes a 56 naciones de todo el planeta, con información detallada respecto a una tarifa anual de 100 metros cúbicos en el año 2015, y emplea un modelo econométrico que incluye las variables que pueden explicar las diferencias entre urbes.

Claves de las tarifas

De acuerdo con el análisis, de Olmos, que es también profesora en el Departamento de análisis económico de la Unizar y consultora en el campo de la economía aplicada, una mayor renta per cápita aumenta las tarifas al incrementar también los costes salariales y otros ‘inputs’ del operador, aunque mejora la accesibilidad económica por parte de los usuarios y garantiza mayor calidad de servicio e infraestructuras.

Sin embargo, la relación entre variables medioambientales e importe tarifario es “más débil o, incluso inexistente” y de manera similar sucede con otros factores como el estrés hídrico, la variabilidad en la disponibilidad del agua y la dependencia del agua tratada como fuente del suministro, cuyas relaciones estadísticas son “no significativas”.

El área geográfica en la que se ubica la ciudad estudiada incide igualmente en los precios, ya que las urbes africanas, las centro y suramericanas y las asiáticas disfrutan de facturas inferiores respecto a las europeas, las norteamericanas o las oceánicas y, así, mientras las familias de Dinamarca pagan más de 800 euros al año, las de Argelia abonan sólo 7.

El promedio mundial anual por hogar, fijado en 100 metros cúbicos de agua en 2015, eleva la tarifa a los250 euros, mientras que la media de España se sitúa alrededor de los 240.

Costes y resultados

Olmos ha explicado que no ha podido hallar “ninguna evidencia empírica sólida” para relacionar positivamente la factura del agua con el estrés hídrico, la necesidad de almacenamiento de agua entre períodos y la proporción de agua tratada, aunque en principio estos indicadores deberían tener un “vínculo directo” con los costes operativos.

Ello sugiere que “el principio de recuperación de costes, según el cual las tarifas deben reflejar los costes operativos, financieros y medioambientales, podría no cumplirse a nivel internacional”.

Sin embargo, los resultados “sí son coherentes con la recuperación de los costes medioambientales”, ha añadido la experta, ya que el importe “es más elevado cuando aumenta el peso relativo de los servicios de saneamiento” y mejoran las condiciones en las que se devuelve el recurso al ciclo integral del agua.

Aquae Papers se publica en papel tanto en español como en inglés y también a través de la web de Fundación Aquae empleando tecnología de cadena de bloques para posibilitar su accesibilidad, verificación y trazabilidad.

 

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