Tras seis medallas y un sinfín de grandes actuaciones mundialistas, Alejandro Valverde, a sus 38 años, se ha vestido hoy con el maillot arcoíris que le acredita como nuevo campeón del Mundo; un título que ha fraguado la Selección Española en su totalidad con una enorme actuación durante toda la dura carrera por Innsbruck, y que ha sabido culminar con la clase que le caracteriza el murciano en un sprint en el que no ha tenido rival.
Alejandro Valverde, visiblemente emocionado tras cruzar la línea de meta, pone así la guinda a una carrera repleta de éxitos y en la que faltaba un oro mundial, tantas veces acariciado por un ciclista de época al que se le resistía el arcoíris.
La carrera ha sido tremendamente dura, tal y como se preveía, con algunos de los principales gallos diciendo adiós a sus opciones pronto y con una Selección Española en la que cada uno de los integrantes ha cumplido con su cometido al milímetro, tirando, saliendo a por ataques peligrosos, o protegiendo al que era el gran favorito de la cita junto a Julian Alaphilippe, Alejandro Valverde.
La primera fuga del día se formó pronto, con un total de once corredores: Asgreen, Britton, Didier, Dunne, Mullen, Fominykh, Hnik, Janse van Rensburg, Koshevoy, Laengen y Ludvigsson.
Desde el pelotón se ha consentido tomar a la fuga la nada desdeñable ventaja de 18 minutos; una diferencia reducida poco a poco por el empuje de un grupo en el que se ha rodado tranquilo durante la primera parte de la carrera, pero con la suficiente intensidad como para no permitir la sorpresa de la escapada.
El tres veces campeón del Mundo, Peter Sagan, al que casi nadie colocaba en las quinielas dada la dureza del recorrido, no ha podido aguantar en el grupo principal y ya a 90 kilómetros de meta se ha dejado ir.
La Selección Española ha tomado las riendas en torno al kilómetro 75, con Jonathan Castroviejo y Omar Fraile tirando de un grupo ya seleccionado previamente mediante el trabajo, entre otros, del equipo británico y esloveno. La carrera ha comenzado a ponerse tensa a falta de 60 kilómetros: primero con el italiano Darío Cataldo tratando de probarlo, bien perseguido por Jesús Herrada, y luego con movimientos de gente importante como Kwiatkowski.
Las caídas, un factor siempre determinante y difícilmente controlable, han ido eliminando a hombres como Barguil, Miguel Ángel López o Primoz Roglic, que aunque fue capaz de volver a conectar con el grupo, ya no volvió a contar con opciones reales.
El belga Van Avermaet ha sido el siguiente en probarlo, con el español Omar Fraile a rueda junto con el italiano Damiano Caruso; un intento de escapada que no ha fructificado, pero que ha desatado las contiendas en un pelotón del que iban saltando ciclistas continuamente, con un imperial David de la Cruz cerrando cada hueco, realizando un enorme esfuerzo.
La penúltima subida a Igls se ha encargado de ir reduciendo el número de favoritos. Han ido cediendo paulatinamente corredores como Poels, Kwiatkowski, Zakarin, Dan Martin, Simon Yates…
Italia ha sido el combinado encargado de volver a tensar el pelotón en la última subida a Igls, con Pellizotti a la cabeza, finiquitando prácticamente la diferencia con los dos últimos integrantes de la numerosa escapada que se ha formado al principio de carrera. La aventura del noruego Laengen y el danés Asgreen ha terminado a falta de 22 kilómetros. Esa última subida a Igls ha terminado también por dejar fuera de la pelea a Nibali y Enric Mas. El combinado nacional, que ha completado una sensacional actuación en cómputo general, ha sido capaz de coronar por última vez Igls con hasta cuatro corredores (Valverde, De la Cruz, Nieve e Izagirre) en un ya reducido grupo de los favoritos.
Lo intentó el danés Valgren en el descenso, llegando a acumular una diferencia de 30 segundos, insuficientes ante el ímpetu del combinado galo, que a falta de 10 kilómetros ha desatado las hostilidades con Bardet, Pinot y Alaphilippe comandando un grupo en el que conseguía entrar Alejandro Valverde, con el italiano Gianni Moscon y el canadiense Michael Woods también como compañeros de viaje. Un grupo que poco después ha quedado reducido a los tres hombres que se han disputado el oro: Valverde, Bardet y Woods.
Finalmente, con gran esfuerzo, un Dumoulin encendido ha sido capaz de entrar en la disputa de los metales, pero con escasas fuerzas para pelear en el sprint.
Ha controlado perfectamente Valverde a sus contrincantes en el último kilómetro, siempre en cabeza, girando el cuello para prever ataques, y tomando además la responsabilidad de ser el primero en lanzar el sprint. Woods en primera instancia y luego Bardet han intentado aferrarse a la rueda de un Valverde al que, de nuevo, su punta de velocidad ha dado un nuevo premio, quizá, el más grande de una carrera plagada de triunfos, con el Mundial como guinda. Bardet se hacía finalmente con la plata, y Woods con el bronce.
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