Oslo está impulsando medidas audaces para mejorar la calidad del aire y proteger la salud de sus más de 670.000 habitantes.
La capital de Noruega es una de las 42 ciudades que participan en la campaña Respira la Vidaliderada por ONU Medio Ambiente, la Organización Mundial de la Salud y la Coalición Clima y Aire Limpio, y que inspira a los individuos y a las urbes a protegernos de los efectos nocivos de la contaminación.
Actualmente, Oslo es la ciudad con más autos eléctricos per cápita en el mundo. El uso de estos vehículos ha contribuido a disminuir en 35% de las emisiones de CO2 de la ciudad desde 2012, dando como resultado mejor calidad del aire y salud pública.
Los vehículos de cero emisiones son una pieza clave para que las urbes reduzcan 95% las emisiones equivalentes de CO2 para el 2030. Por esto, los funcionarios de la ciudad están alentando a las personas a adquirir vehículos eléctricos.
Entre los beneficios para los conductores, están: la reducción de impuestos, el acceso a carriles preferenciales para el transporte público, viajes gratuitos en carreteras y transbordadores públicos, y acceso libre a estacionamientos municipales. Más de 1.000 estaciones de recargas han sido colocadas en la ciudad ha incorporado en años recientes.
Se espera que en 2020 todo el transporte público de Oslo y del condado vecino de Akershus sea impulsado únicamente por energía renovable.
Mejorando la calidad de vida en las ciudades
La ciudad de Oslo tiene como principal objetivo mejorar la vida de sus habitantes, y reducir el tráfico de automóviles es un medio para lograr esto. Actualmente las áreas que ocupaban los vehículos son utilizadas por la comunidad, el municipio, las organizaciones, empresas y habitantes para realizar actividades culturales y artísticas al aire libre o para crear parques infantiles o aparcamientos para bicicletas.
Parte de este proceso implica promover medios de transporte alternativos. Oslo es el hogar de un extenso y conveniente esquema para compartir bicicletas. Las bicicletas se pueden encontrar en 200 estaciones en el centro de la ciudad y sus alrededores.
La capital del Noruega ya es considerada un ejemplo por su sistema circular de gestión de residuos. Todos los desechos producidos en la ciudad son convertidos en materia prima para elaborar nuevos productos como plásticos, biometano, o biofertilizantes, o para generar electricidad a partir del calor. Asimismo, el biogás obtenido a partir de la basura biológica y las aguas residuales se utiliza para impulsar los autobuses de la ciudad y los camiones recolectores de basura.
Gracias a estos y otros esfuerzos, Oslo ha sido reconocida por su calidad del aire. La ciudad recibió el galardón Capital Verde Europea 2019, un premio que honra los logros de las ciudades. Algunos sectores evaluados para ser considerada una ciudad verde son: calidad de aire, transporte local, biodiversidad, gestión de residuos y bajos niveles de ruido.
Un informe de Greenpeace resaltó que Oslo fue la única ciudad en sus análisis que tiene emisiones por debajo de los niveles de la Unión Europea y la Organización Mundial de la Salud.
“Estoy muy orgulloso de mi ciudad natal, Oslo. La urbe está demostrando que al reducir el número de vehículos contaminantes e introducir políticas que alienten un futuro más limpio, podemos mejorar la calidad de vida de los ciudadanos», dijo Erik Solheim, Director Ejecutivo de ONU Medio Ambiente.
“Oslo apunta a reducir drásticamente las emisiones de gases invernadero y al mismo tiempo está convirtiendo la acción climática en una oportunidad. Espero que otras ciudades en el mundo se inspiren a raíz de las medidas impulsadas por Oslo”, añadió.
El presupuesto climático, las empresas y la cooperación internacional
En 2016, Oslo introdujo el “presupuesto climático”, una iniciativa de 42 medidas separadas en tres sectores: energía y entorno construido, transporte y recursos. A raíz de este plan, las emisiones de dióxido carbono se contabilizan como si se tratara de un presupuesto financiero.
La ciudad de Oslo estableció la “Red de Negocios para el Clima” para estimular la cooperación entre los grupos empresariales, las organizaciones no gubernamentales y los ciudadanos para frenar el impacto de las empresas en el clima.
La cooperación internacional también es clave para que Oslo continúe trabajando por un futuro verde, resiliente y con cero emisiones. La ciudad apoya iniciativas, incluyendo el grupo de liderazgo climático de ciudades C40, la Alianza de ciudades sin emisiones de carbono, ICLEI-Gobiernos Locales por la Sustentabilidad y Eurocities.
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