¿Tus heces contienen plástico? Puede que sí. Un estudio ha confirmado que los desechos del 100% de las personas examinadas contenían restos de microplástico. Es tan sólo la primera de muchas investigaciones que la Universidad Médica de Vienna llevará a cabo y el resultado es del 100; ¿escalofriante? Nosotros diríamos que bastante esperado.

Ninguno de los científicos involucrados esperaba resultados tan contundentes.

¿Por qué ocurre esto?

Por una razón muy sencilla: siendo que el plástico es el material sintético que más consumimos y gastamos, se ha convertido en ubicuo. Esto quiere decir que se encuentra literalmente en todos lados. 

Al año se desechan 8 millones de toneladas de plástico en los océanos de nuestro planeta. ¿Su destino? Si estos trozos de basura no acaban en alguna playa, seguirán flotando en el agua hasta descomponerse en diminutos pedazos de plástico.

Los empaques que utilizamos una sola vez y luego echamos a la basura se transforman así en microplástico. Estas partículas son tan pequeñas (menos de 5 milímetros de diámetro) que se cuelan en la sal extraída del mar: la misma que usamos para sazonar nuestra comida.

Los peces, que son la fuente de alimento de varias personas, también acaban consumiendo plástico. De hecho, en los océanos más contaminados del mundo, la cantidad de microplástico excede a la cantidad de plankton. Incluso el World Economic Forum ha reportado que para el 2050 habrá más plástico que peces en el océano.

Este material acaba en nuestros platillos de alguna forma u otra. ¿Qué peligros puede ocasionar? 

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¿Es peligroso?

Consumir plástico de esta manera puede representar un peligro para nuestro sistema digestivo, y aun más si sufrimos de algún padecimiento intestinal.

La preocupación por los efectos del plástico sobre nuestra salud no es para nada un asunto nuevo. El BPA y el BPS, utilizados en la manufacturación de botellas de plástico, son químicos tóxicos que interfieren con el funcionamiento normal del sistema endocrino.

Los participantes del estudio tenían en común no ser vegetarianos y casi todos ellos consumieron alimentos del mar durante la semana que duraron las pruebas. De los 11 tipos de plástico que fueron contemplados, se encontraron 9 de distinta procedencia en cada persona. Bolsas, botellas de agua, tapas de contenedores, envolturas -todos estos productos eventualmente se vuelven microplástico.

Es un hecho que el plástico llega a nuestros cuerpos; medir la cantidad de daños que pueda provocar quedará pendiente para futuras investigaciones.

Además de las campañas de reciclaje, hay varias alternativas al plástico que podemos usar en nuestro día a día para dejar de contaminar tanto. Las 8 millones de toneladas de plástico que flotan anualmente en nuestros mares continuarán atentando con la vida de todos (incluso la tuya).

Por eso, la próxima vez que vayas a adquirir plástico de un sólo uso, piensa: esto puede terminar en mi intestino…

Y acá un video donde te ilustramos de qué maneras es viable reducir el consumo de plástico; es bien fácil y francamente se siente bien:

 

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