• Españolas y mexicanas se verán en la final de Uruguay 2018
  • FIFA.com plantea tres razones para que sueñen con el título
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El trofeo ya reluce y el estadio Charrúa está preparado para el partido decisivo. La Copa Mundial Femenina Sub-17 de la FIFA arrancó con 16 selecciones, dos de las cuales han llegado a la final. Este sábado, España y México aspiran a alcanzar la gloria.

¿Qué distingue a estas dos selecciones y qué las convierte en candidatas al título? FIFA.comexpone tres razones por las que tanto España como México podrían acabar el torneo en lo más alto del podio.

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España

Experiencia

Catalina Coll, Eva Navarro y Claudia Pina ya participaron en la Copa Mundial Femenina Sub-17 Jordania 2016 y en la Copa Mundial Femenina Sub-20 de este mismo año en Francia. Las tres atesoran una gran experiencia y, según la seleccionadora Toña Is, son las líderes de la selección española. En el pasado campeonato continental acabaron alzándose con el título, y ahora tratarán de escribir un nuevo capítulo dorado en la prueba reina. Es el momento de España. Las jugadoras lo saben y afrontan la instancia decisiva con plena confianza.

Control del juego

España controla y marca el ritmo de los partidos a su antojo. A lo largo del torneo, el equipo ha demostrado sentirse muy cómodo con el balón en los pies, haciéndolo circular constantemente. Sus rivales, a menudo, se han visto relegadas al mero papel de espectadoras. El combinado español practica un fútbol alegre y despliega un bonito juego ofensivo, que presenta numerosas alternativas y mucha velocidad tanto por las bandas como por el carril central. La movilidad y las cualidades técnicas de sus futbolistas hacen que sus ataques sean imprevisibles.

Instinto goleador

Los números no engañan: España suma 13 goles en el torneo y acumula 100 disparos, todo un récord en Uruguay. Pero las delanteras Claudia Pina, Eva Navarro y Salma Paralluelo no son las únicas que despuntan en este apartado, ya que la centrocampista y motor del equipo Irene López ha firmado tres tantos, el último de ellos un golazo en la semifinal contra Nueva Zelanda. Además, las españolas también destacan por su solidez defensiva, y apenas han encajado dos goles en lo que va de torneo. El juego en equipo y la transición entre la defensa y el ataque funcionan.

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México

Crece ante sus rivales

«Prefiero enfrentarme a selecciones potentes, de las que juegan con rapidez y tienen las mismas cualidades que nosotras», dijo Nicole Pérez al comienzo del torneo. Y México ha demostrado saber estar a la altura y ser capaz de desplegar su mejor juego en los momentos decisivos. Tras el decepcionante empate sin goles contra Sudáfrica en su estreno, las mexicanas derrotaron a Brasil, empataron contra Japón y accedieron a la segunda fase. Allí eliminaron a Ghana, que había ganado sus tres partidos,

Nunca baja los brazos

Rendirse no es una opción para México, porque la confianza que tienen sus jugadoras en ellas mismas y en sus cualidades es enorme. Después de verse por debajo en el marcador hasta en dos ocasiones en el duelo de cuartos de final contra Ghana, las mexicanas lograron empatar e imponerse en la posterior tanda de penales. Además de su actitud positiva, la selección mexicana tiene en Nicole Pérez y en Alison González a dos jugadoras muy bien dotadas técnicamente, con un potente disparo y la capacidad de decidir un partido en cualquier jugada.

Tranquilidad

México nunca había alcanzado las semifinales —ni la final— en una Copa Mundial Femenina Sub-17. Para sus jugadoras, haber llegado hasta aquí es ya un triunfo, por lo que la presión de ganar la final y levantar el título recae claramente sobre las españolas. Esto genera tranquilidad en una expedición mexicana que, más que un equipo, es una familia. México no tiene nada que perder y sí mucho que ganar, una ventaja psicológica que, en vísperas de una final, puede resultar muy beneficiosa.

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