En México, generamos mucha basura. Tan sólo en las fiestas decembrinas, la cantidad de desechos producidos por persona sube de 1.4 kilos a 4 kilos, más del doble. El resto del año, es una realidad que el plástico ya es prácticamente parte de nosotros; incluso está en nuestros cuerpos.

Al conocer estos datos, surge la urgencia de hacer todo lo posible por reducir estos hábitos nocivos para el medioambiente. Por fortuna, entre el bullicio de la Ciudad de México existen tiendas que atienden justamente esta necesidad.

Las tiendas zero waste (cero basura) ofrecen una gran gama de productos dedicados a fomentar la conciencia sostenible.

Zero Market México, ubicada en Coyoacán, es una de las primeras tiendas en la capital comprometida con eliminar toda rastro de basura de sus artículos, uniéndose a este movimiento mundial de consumo ético y sustentable.

¿Cómo lo logran? 

En estas tiendas, no hay lugar para los empaques. Además de terminar casi inmediatamente en la basura, los envases que envuelven el shampoo, los jabones, el maquillaje y muchos alimentos tienden a aumentar su precio.

La alternativa sostenible consiste en utilizar envases de vidrio rellenables para comprar a granel. Además de reducir drásticamente el uso de bolsas de plástico, se cercioran de que los productos que adquieras apoyen a la economía local. 

Con estas prácticas recobramos la conciencia de cómo se produce y distribuye lo que consumimos. 

Y es que, en una enorme ciudad donde siempre hay algo que comprar en cada esquina, es difícil no sucumbir al ciclo de consumir cosas que no necesitamos sólo para desecharlas. 

Para Zero Market, el primer paso hacia una existencia sin basura consiste en rebelarse contra las necesidades imaginarias que el consumismo nos vende y aprender a rechazarlas. 

Por ejemplo, una costumbre que podemos adquirir cada que vayamos de compras es preguntarnos: ¿realmente necesito esto? Te sorprenderá lo mucho que esta sencilla pregunta simplificará tu vida y tus finanzas.

Aunque un acto individual nos pueda parecer inocuo, lo que realmente se busca es inspirar el cambio colectivo. Esto es más fácil de lo que creemos: de hecho, nuestros antepasados vivían de esta forma. ¿Por qué no podríamos hacerlo de nuevo?

Si todos rechazamos los productos que crean basura, la ley de oferta y demanda que rige nuestra economía provocaría que eventualmente dejaran de producirse.

De esta manera, no sólo dejamos de contaminar, sino que apreciamos más lo que consumimos. Nada se desperdicia.

Este cambio tomará tiempo. Por eso es importante ponerse en acción ya. Además de comprar a granel, utilizar tus propios envases y evitar a toda costa el plástico, puedes dejar de imprimir tus recibos del banco o decir “no” a las tarjetas de presentación.

Aunque sea poco a poco, todos podemos unirnos a esta manera responsable de consumir. Aquí encontrarás algunos consejos para empezar desde ya una vida sin desperdicios.

ecoosfera.com