El polietileno, que se usa para la fabricación de envases, tuberías y recubrimientos de cable, es el plástico más común en el fondo del Mediterráneo, según un estudio del Grupo de Investigación Consolidado en Geociencias Marinas de la Universidad de Barcelona (UB).
El estudio revela que los tipos de microplásticos más abundantes en las aguas costeras del Mediterráneo son el polietileno (54,5 %); el polipropileno (16,5 %) y el poliestireno (9,7 %).
Plástico en el mar Mediterráneo
Los expertos han analizado cerca de 2.500 muestras de materiales plásticos recuperados en campañas oceanográficas en las costas de Cataluña, la Región de Murcia y de Almería, que reflejan un estado de degradación avanzado y una larga permanencia en el medio marino.
En la costa catalana se han detectado concentraciones máximas de hasta 500.000 microplásticos desde el océano Atlántico hasta el litoral de Murcia y Almería, y por primera vez en el Mediterráneo se han detectado indicios de materiales plásticos de origen marino, en concreto, partículas de pintura de barcos.
En un comunicado, la Universidad de Barcelona ha explicado que “hasta ahora ningún trabajo ha podido verificar con detalle el tiempo de permanencia del plástico en el mar antes de que se degrade o quede enterrado”.
El estudio ha revelado asimismo “un gran potencial de los microplásticos para integrarse en agregados orgánicos marinos que pueden acumularse en los fosos marinos del Mediterráneo”
Según el estudio, los microplásticos encontrados “son redondos, de tamaño muy pequeño -un milímetro- y de bajo peso especifico, lo que podría indicar un estado de degradación avanzado y una larga permanencia en el medio marino”, explica el primer autor del estudio, William P. de Haan.
“Cerca del 66 % de los microplásticos que hemos encontrado en los agregados marinos son polímeros de densidad inferior al agua de mar. Esta hipótesis podría explicar la presencia de microplásticos de baja densidad en las grandes profundidades marinas de todo el planeta, y por qué la abundancia de plásticos flotando en la superficie del océano es menor de la esperada”, ha detallado la investigadora Anna Sànchez Vidal. EFEverde