La refrigeración y la calefacción son un salvavidas para quienes tienen la suerte de tenerlas: mantienen a los niños sanos, a las vacunas y los alimentos frescos, a los suministros de energía estables, a las economías productivas y a los espacios limpios.
Pero hay una cruel ironía detrás de esto. Dado que los sistemas de refrigeración y calefacción gastan más de 50% de la energía que consumen los edificios, y funcionan en gran parte con combustibles fósiles – a un nivel de 84% en la Unión Europea, por ejemplo- están elevando la temperatura de nuestro planeta de forma peligrosa.
Las emisiones de gases de efecto invernadero del sector seguirán aumentando a medida que el planeta se calienta y las clases medias se expanden en las economías en desarrollo. Y necesitamos este crecimiento para proporcionar acceso equitativo a los 1.100 millones de personas que enfrentan amenazas inminentes debido a la falta de enfriamiento.
A nivel global, el consumo de energía en los sectores de refrigeración, aire acondicionado y bombas de calor se multiplicará por 33 para 2100. En este escenario, necesitamos desarrollar la energía renovable y la eficiencia energética para evitar un cambio climático descontrolado. Esto es posible, como lo demuestra el trabajo de la Iniciativa Energía de Distrito en Ciudades de ONU Medio Ambiente en Bosnia y Herzegovina, India y otros 14 países.
En la segunda ciudad más grande de Bosnia y Herzegovina, Banja Luka, la energía de distrito (una red de tuberías subterráneas que llevan agua fría o caliente a múltiples edificios) mantiene cálidos a unos 20.000 residentes cuando el invierno es más duro. Pero el sistema, que ya tiene 35 años, se apoya en los combustibles fósiles para alimentar sus viejas e ineficientes calderas. Para cambiar esto, la Iniciativa se asoció con la ciudad, el Centro y Red de Tecnología del Clima (CTCN) auspiciado por ONU Medio Ambiente y el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD).
A través de la alianza, la ciudad atrajo US$ 22 millones para una red de calefacción de distrito que funciona con energía renovable. El BERD financió US$ 9,54 millones y el sector privado aportó el resto de la inversión.
El sistema de 49 megavatios, que utiliza biomasa de origen local, entró en funcionamiento en marzo de 2018. Esto aumentó la participación de las energías renovables en 75%, redujo las emisiones de CO2 en 91% y representa un ahorro anual de hasta un millón de dólares en costos de combustible. También mejoró la calidad del aire al reducir las emisiones de dióxido de azufre en 94%.
“La intervención de la Iniciativa de Energía de Distrito y sus socios nos permitió superar barreras de larga data para modernizar nuestro sistema de calefacción, y atraer la inversión internacional y la experiencia necesarias”, dijo Igor Radojičić, Alcalde de Banja Luka.
Con este éxito en su historial, la Iniciativa está expandiendo su trabajo. Uno de los mayores impactos de esta expansión podría ocurrir en India, donde la demanda de refrescamiento de espacios aumentará 11 veces para 2037, según el borrador del Plan Nacional de Acción sobre Refrigeración. El enfriamiento de distrito, que ya se utiliza en ciudades desde Amman hasta Estocolmo, está en la mesa como una opción viable para satisfacer esta demanda.
Con base en los estudios de factibilidad realizados por la Iniciativa, en la ciudad piloto de Thane se están llevando al mercado dos proyectos que requerirán una inversión combinada de US$ 50 millones. Una vez construidos, estos proyectos podrían ahorrar 30.000 toneladas de CO2 equivalente, eliminar los refrigerantes dañinos y ahorrarle a los clientes más de 10% del costo de su factura cada año.
«La energía de distrito reducirá drásticamente los costos para nuestros negocios y edificios públicos, aumentará la resiliencia urbana y brindará beneficios ambientales significativos», dijo Sanjeev Jaiswal, Comisionado Municipal de la ciudad de Thane. «Esperamos ser pioneros en el desarrollo de la tecnología, en beneficio de todas las ciudades de India», añadió.
ONU Medio Ambiente también está respaldando otro proceso para hacer que la industria de la refrigeración sea más respetuosa con el clima: la Enmienda de Kigali al Protocolo de Montreal. Esta enmienda vinculante del tratado que protege nuestra capa de ozono puede evitar hasta 0,4 °C de calentamiento global en este siglo al reducir en 80% el uso de refrigerantes conocidos como hidrofluorocarbonos y que son potentes gases de efecto invernadero.
El acuerdo podría evitar aún más el calentamiento al mejorar la eficiencia energética de los nuevos equipos que deberán diseñarse. Esto está incorporado en la Enmienda, que a fines de 2018 contaba con 65 ratificaciones. ONU Medio Ambiente está ayudando a los países a adoptar estándares de eficiencia energética durante la transición.
El aumento del uso del sistema de refrigeración de distrito también es fundamental para la Enmienda. El donante más reciente en apoyar la Iniciativa es el Programa de Kigali para la Eficiencia de Refrigeración, un grupo de filántropos que respalda la Enmienda a través de su asistencia a los países en transición. Actualmente ayuda a acelerar la inversión para la aplicación del enfriamiento de distrito en Egipto.
En última instancia, el campo de la refrigeración y la calefacción presentan grandes oportunidades para minimizar las emisiones de gases de efecto invernadero. Debemos aprovecharlas, puesto que los compromisos actuales registrados bajo el Acuerdo de París solo representan un tercio de la acción necesaria para limitar el cambio climático a 2°C para finales de siglo.