En el marco del Día Mundial del Agua y la conmemoración de los 25 años del Sistema Nacional Ambiental (SINA), el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y el Ideam presentaron el Estudio Nacional del Agua (ENA) 2018, la herramienta más importante y de mayor empleo en el país para la utilización, conservación y cuidado del agua como uno de los recursos de vida más importantes del planeta.

El informe revela que en Colombia se ha producido un aumento tanto de la demanda hídrica, así como en la eficiencia del uso del agua, que pasó de 24,8% en 2008 a 28,5% en 2016. La reducción en las pérdidas físicas se debe a la reducción en los vertimientos y descargas, lo que permite implementar acciones de reúso y recirculación, con el propósito de optimizar la demanda hídrica.

Si bien en Colombia los recursos hídricos son vastos, estos no están repartidos de manera uniforme en el tiempo y en el espacio. El Caribe, por ejemplo, es la zona donde se concentra el mayor déficit de agua, y en regiones cerca a grandes ciudades como Cali, Neiva, Bogotá, Monterìa, Cartagena, Tunja, Cúcuta y Bucaramanga se presentan condiciones de moderadas a deficitarias. No obstante esto representa menos de un 3% del territorio nacional.

Sin embargo, no hay que bajar la guardia. En el transcurso de los últimos 30 años, en Colombia se extinguieron 47,1 kilómetros cuadrados de masa glaciar, Incluso se evidenció una fuerte relación entre el fenómeno del Niño de 2015-2016 con la pérdida de área glaciar.

Otro factor a tener en cuenta es la erosión hídrica, que tiene un mayor potencial de presentarse en las vertientes de los ramales de la cordillera Andina y la Sierra Nevada de Santa Marta, así como en los departamentos de Antioquia, Santander, Boyacá, Cundinamarca, Caldas, Risaralda, Quindío, Chocó, Tolima, Cauca y Nariño. Los rasgos comunes de estas áreas son valores altos de escorrentía, suelos con alta erosionabilidad, altas pendientes y amplias áreas de coberturas de cultivos y pastos sin prácticas de conservación de suelos.

Por otro parte, el informe ENA 2018 presenta el mapa nacional de zonas potenciales de recarga de aguas subterráneas, un producto dinámico y pionero a nivel nacional, con gran potencial de investigación. Los nuevos conocimientos en esta área, según el estudio, favorecerá la gestión adecuada del recurso hídrico y la mirada integral de estos procesos con diferentes disciplinas del conocimiento.

Una gestión basada en el conocimiento

La Autoridad Nacional de Licencia ambientales es usuaria de esta herramienta para que que las comunidades que se encuentran en áreas licenciadas o con interés de licenciamiento, puedan continuar y fortalecer su desarrollo socioeconómico, sin afectar el disfrute de un ambiente sano y dando cumplimiento a los derechos humanos.

Adicionalmente, en respuesta a los cambios en la disponibilidad del recurso hídrico y como una estrategia institucional de fortalecimiento de los procesos misionales de evaluación y seguimiento, la ANLA desarrolló el instrumento de Regionalización.

Mediante esta herramienta se desarrollan actividades de modelación y análisis del estado actual y prospectivo del recurso hídrico y los demás recursos naturales, en un contexto regional, para que en el licenciamiento ambiental se tengan en cuenta los aspectos críticos temporales y espaciales que pueden alterar, no solo el área específica de un proyecto, si no el análisis de cuenca o macro cuenca de una región en particular.

En el ejercicio de la evaluación y seguimiento de los proyectos licenciados, la autoridad ambiental establece medidas para la mitigación, la prevención y el control de impactos ambientales que puedan afectar la calidad y cantidad del recurso hídrico superficial, buscando el correcto cumplimiento de la normatividad ambiental vigente. Para ello genera estrategias de monitoreo regional y realiza el diagnóstico ambiental del recurso con información presentada tanto por las empresas como por los institutos, agremiaciones y entidades ambientales regionales distribuidas en todo el país.

Por otra parte, la entidad fortalece su ejercicio de análisis de impactos puntuales, acumulativos y sinérgicos con la consolidación de convenios con entidades de investigación, para implementar metodologías y para la preservación del recurso hídrico y prever las alteraciones a las que puede estar expuesto con la construcción, operación y desmantelamiento de los proyectos en evaluación y seguimiento.

Así la ANLA se encuentra comprometida con el cuidado, preservación y monitoreo del agua, entendiendo su importancia en las necesidades ambientales y sociales del país.