La contaminación del aire no es algo nuevo. Hemos estado preocupados por el smog durante décadas, desde las nieblas tóxicas que afectaron Londres en el siglo XIX hasta las brumas que regularmente envuelven ciudades como Pekín y Delhi en la actualidad. Lo que es nuevo, sin embargo, es la conciencia de qué tan grave es este problema para nuestra salud.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades relacionadas con la contaminación del aire se cobran siete millones de vidas cada año. Pero el aire de mala calidad no solo mata. En 2018, los estudios relacionaron la polución atmosférica con millones de casos de diabetes y con reducciones en los niveles de inteligencia. No es de extrañar que el Director General de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, califique la contaminación del aire como «el nuevo tabaco».

Pero con esta mala noticia viene la determinación de actuar. En 2018 se celebró la primera Conferencia Mundial sobre Contaminación del Aire y Salud, organizada por la OMS en colaboración con ONU Medio Ambiente y otros aliados, y donde los participantes se comprometieron a reducir las muertes por contaminación atmosférica en dos tercios para 2030. En esta reunión, ONU Medio Ambiente, la Alianza Aire Limpio de Asia-Pacífico (APCAP) y la Coalición Clima y Aire Limpio (CCAC) lanzaron un paquete de 25 soluciones para cumplir este objetivo en la región de Asia y el Pacífico.

Contaminación del aire en Asia y el Pacífico: Soluciones basadas en la ciencia establece 25 políticas y medidas tecnológicas que abarcan desde la industria hasta la energía y la agricultura. Juntas, estas medidas podrían salvar millones de vidas y permitir que mil millones más de personas respiren aire puro para 2030. Otras medidas ya se están tomando en esta región, donde cuatro mil millones de personas -el 92% de la población- están expuestas a niveles peligrosos de contaminación del aire.

Una de las 25 políticas se basa en la movilidad eléctrica. Filipinas y Sri Lanka, con el apoyo de ONU Medio Ambiente, han rebajado los impuestos a los vehículos eléctricos e híbridos y los resultados han sido claros. 

La cantidad de estos automóviles en la flota activa de Sri Lanka creció 10 veces entre 2013 y mediados de 2018, con 150.000 de estos vehículos ahora en las calles. El porcentaje de vehículos limpios aumentó de 4% en 2013 a 23% a mediados de 2018. En la capital, Colombo, estos cambios pueden suponer una gran diferencia para la salud humana. Investigaciones anteriores determinaron que el tráfico pesado genera más de 50% de la contaminación del aire en la ciudad.

«Reconocemos la importancia de promover combustibles y vehículos más limpios y eficientes, y agradecemos el apoyo de ONU Medio Ambiente», dijo Sugath Yalegama, Director General del Consejo de Desarrollo Sostenible del Gobierno de Sri Lanka. «Debido al establecimiento de un impuesto coherente con esta política, ahora tenemos más vehículos híbridos y eléctricos en las carreteras», agregó.

Esto es sólo un ejemplo. La implementación completa de las 25 medidas daría lugar a una reducción de 56% en la exposición de partículas finas en la región de Asia-Pacífico para 2030, en comparación con los niveles de 2015.

La contaminación del aire es un problema global. Por ejemplo, reemplazar con vehículos eléctricos la actual flota de autobuses y taxis en 22 ciudades latinoamericanas podría salvar 36.500 vidas para 2030. Por eso, ONU Medio Ambiente, a través de su plataforma MOVE y con el apoyo de Euroclima +, está ayudando a Argentina, Colombia y Panamá a desarrollar sus estrategias nacionales de movilidad eléctrica, y está asistiendo a Chile y Costa Rica con la expansión de su flota de autobuses eléctricos.

“América Latina tiene la matriz eléctrica más verde en el mundo, las emisiones del sector transporte en más rápido crecimiento y un altísimo uso de transporte público per cápita. La región está únicamente posicionada para aprovechar las ventajas de la movilidad eléctrica”, dijo Gustavo Máñez, coordinador de Cambio Climático de ONU Medio Ambiente para América Latina y el Caribe.

Mucho más está sucediendo en todo el mundo. Respira la Vida, una campaña de la Coalición de Clima y Aire Limpio, la OMS y ONU Medio Ambiente, está ejecutando iniciativas que cubren 52 ciudades, regiones y países, y llegan a más de 153 millones de ciudadanos. Por ejemplo, 55.000 personas se comprometieron a viajar a pie o en bicicleta en sus trayectos diarios como parte de un desafío deportivo lanzado desde la campaña.

En la actualidad hay más de un millón de coches eléctricos en Europa, y se espera que el mercado siga creciendo gracias al crecimiento de la energía renovable. Las inversiones anuales en fuentes renovables ya superan a las destinadas a los combustibles fósiles.

Todo este trabajo está teniendo un impacto. En 2018, la OMS encontró que más de 57% de las ciudades de América y más de 61% de las ciudades de Europa habían visto una reducción de la contaminación por material particulado entre 2010 y 2016. Tenemos un largo camino por recorrer, pero con todas las soluciones científicas que ahora están a la mano, ONU Medio Ambiente y sus aliados seguirán trabajando más duro que nunca para poner fin a este asesino invisible.

Conoce más sobre nuestro trabajo en contaminación del aire y en Productos químicos y Desechos.