Acabas de despertarte y entras a la ducha. Dejas que el agua fluya suavemente para despertarte y ayudarte a iniciar un nuevo día de forma relajada. Esta experiencia, rutinaria para muchos, tiene un alto costo para el planeta. En pocos minutos enviaste al desagüe 95 litros de agua potable.

Comenzamos y terminamos nuestros días desperdiciando grandes cantidades de agua cuando nos bañamos, o lavamos la cara o los dientes. Con una ducha de aproximadamente 10 minutos al día, una persona promedio consume el equivalente a más de 100.000 vasos de agua por año.

Según el Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos 2019, la grave escasez de agua afecta a 4.000 millones de personas (o casi dos tercios de la población mundial) al menos un mes al año. Conservar el agua nunca había sido tan urgente.

«El agua dulce es un recurso precioso en muchas partes del mundo, uno que está cada vez más amenazado debido al consumo excesivo, el cambio climático y la contaminación», dice la experta en agua dulce de ONU Medio Ambiente, Lis Mullin Bernhardt.

“Al mismo tiempo, el acceso al agua es esencial para casi todo lo que cada uno de nosotros hace a diario: producir alimentos y energía, mantener la salud y el bienestar de las personas, y garantizar que los ecosistemas en tierra y mar, y toda la biodiversidad que vive en ellos, puedan funcionar. El acceso al agua afecta a la mayoría de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas y está en el centro del trabajo de ONU Medio Ambiente», agrega.

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La innovación de Nebia consiste en atomizar el agua, lo que permite ahorrar hasta 65% del valioso recurso en cada ducha. Foto de Nebia

Una ducha redefinida

Una empresa emergente con sede en California ha decidido abordar el problema al reinventar uno de los dispositivos que suministra agua en el hogar: el cabezal de la ducha. A través de un innovador sistema de nebulización, este artefacto dispersa agua de forma tan efectiva como los cabezales tradicionales, pero con 65% menos agua.

«Nuestra misión es transformar la forma en que las personas interactúan con el agua», dice Philip Winter, cofundador y director ejecutivo de Nebia.

Al ofrecer un producto cuyo objetivo principal es ahorrar agua y brindar una experiencia agradable e innovadora, los cofundadores de Nebia, Philip Winter, Carlos Gómez Andonaegui y Gabriel Parisi-Amon esperan crear conciencia sobre la necesidad de reducir el consumo de agua y liderar un cambio de comportamiento en favor de la conservación.

El atractivo diseño del producto y su eficiencia al momento de enjuagar son parte de la estrategia comercial de la empresa.

“Queríamos crear algo tan hermoso que la gente realmente quisiera instalarlo en sus baños. Al mismo tiempo, necesitábamos crear una experiencia placentera, para que al hacer el bien al planeta, los consumidores pudieran seguir con su vida diaria sin renunciar a nada».

Entre los socios de Nebia se encuentra el gigante de los accesorios de cocina, baño y ducha Moen. Los clientes de Nebia ya han ahorrado un estimado de 100 millones de galones de agua, y junto con Moen, la compañía planea alcanzar los mil millones de galones de agua ahorrados en los próximos dos años. En los próximos cinco años la empresa analizará cómo aumentar la eficiencia en el uso de grifos, inodoros y calentadores de agua, y en la forma en que el agua circula y podría reutilizarse dentro de la casa.

Philip Winter, de Nebia, entiende que el uso del agua por parte del consumidor representa una gota en el océano. «El mayor ahorro de agua provendrá de cambiar nuestras dietas y comer menos carne», reconoce. El consumo de carne está aumentando en todo el mundo, una tendencia alarmante, dado que una hamburguesa de carne promedio, de un cuarto de libra, requiere del consumo de 1.695 litros de agua.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que la mayor parte del consumo anual de agua – 69%- se destina a la agricultura (que abarca las actividades de riego, ganadería y acuicultura), mientras que la industria y los hogares absorben el 19% y el 12% restantes, respectivamente.

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El envejecimiento de la infraestructura hídrica y las tuberías con fugas son responsables de la pérdida de grandes cantidades de agua. torbakhopper en Unsplash

Abordar las fugas en la ciudad

Otras empresas están abordando el tema de la fuga de agua en las tuberías de la ciudad. Singapur está utilizando tecnología acústica para detectar fugas de agua, mientras que en Los Ángeles, el Departamento de Agua y Energía se asoció con el Instituto de Ciencias de la Información de la Universidad del Sur de California para probar el uso de robots que patrullen la red de tuberías de las ciudades. 

Solo en Estados Unidos, la infraestructura de agua envejecida y las tuberías con fugas contribuyen a la pérdida de casi 8 billones de litros de agua por año. En otros países, las conexiones ilegales de tuberías son las principales culpables: hasta 40% de las pérdidas de agua se han atribuido al robo de agua.

No importa de dónde provenga el despilfarro, la escasez de agua afecta a un número creciente de personas. En muchas partes del mundo, las restricciones de agua se están convirtiendo en una nueva norma, ya que las ciudades luchan por adaptarse a veranos más secos y calurosos, y la intrusión de agua salada en los acuíferos de baja altitud, debido al aumento del nivel del mar, amenaza las fuentes de agua dulce.

Y mientras las poblaciones urbanas continúan expandiéndose y un número creciente de personas obtiene acceso a agua limpia para sus necesidades diarias, cada vez será más esencial aumentar la eficiencia, por ejemplo, al mejorar los sistemas de distribución de agua o instalar tecnologías inteligentes de distribución y medición.

Serán igualmente importantes las pequeñas acciones que ayuden a ahorrar aunque sea una gota.

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