El español logra en el Foro Itálico su 34º ATP Masters 1000.

No fue una conquista cualquiera. Rafael Nadal coronó su noveno título del Internazionali BNL d’Italia con un ejemplo de autocontrol, levantando el primer título de la temporada 2019 en uno de sus escenarios predilectos. Bajo una tarde soleada y ante uno de sus principales adversarios, el español revalidó el trono del Foro Itálico para firmar la 81ª corona individual de su carrera, ampliar su récord con 34 títulos ATP Masters 1000 y mandar un mensaje bien claro: en el corazón de la gira de tierra batida, una de sus grandes especialidades en el circuito, la solidez competitiva ha llegado justo a tiempo.

El mallorquín superó por 6-0, 4-6, 6-1 al No. 1 mundial Novak Djokovic con un partido repleto de convicción, mirando a los ojos del jugador que ha dominado la cima del circuito durante el último año. En su 50ª final ATP Masters 1000, la victoria fue algo más que un partido para el español: Nadal levantó su primer título en nueve meses (Toronto 2019), volvió a sentirse campeón antes de la fase cumbre del polvo de ladrillo y asestó un golpe seco a Novak, un rival siempre perenne en la lucha por los mayores títulos.

Si la final del Abierto de Australia 2019 fue uno de los duelos más desequilibrados que jamás se vieron entre ambos, decidida a toda velocidad en favor del jugador balcánico, Nadal se encargó de colocar un buen argumento sobre el tablero. En el primer encuentro entre ambos desde aquella noche de Melbourne, el español salió dispuesto a devolver el orden. Y poco importó que Djokovic fuera el único jugador capaz de haberle batido en una final del Foro Itálico. Nadal tenía unos planes bien definidos.

En la rivalidad más extensa de todos los tiempos, con 54 capítulos dibujados alrededor del mundo, jamás se había cerrado una manga unánime en favor de uno de ellos. Hasta este domingo en Roma. Con un orden supremo y una activación total desde el inicio, Nadal asestó un incontestable 6-0 sobre su rival, incapaz de detener el juego del español sobre el polvo de ladrillo romano. Con una velocidad de piernas superior, una derecha con mucha altura sobre el revés de Novak y un tino especial para las dejadas, Nadal culminó un set para el recuerdo. Apenas cedió tres puntos al saque, una cifra sublime en arcilla.

Tras un primer set vertiginoso, la batalla tomó un cariz bien físico… 

La gasolina no desbordaba el tanque de Novak tras sus últimos dos encuentros en Roma. Las épicas batallas ante Juan Martín del Potro y Diego Schwartzman exigieron sobremanera el cuerpo del número 1, y la demanda de Nadal siempre es máxima sin importar el terreno. Pero donde las piernas puedan no alcanzar siempre lo hace un gran corazón. En esa situación, Djokovic tardó 45 minutos en sumar su primer juego, una tregua demasiado grande ante el ocho veces campeón, lanzado cuando el serbio comenzó a tener voz en el encuentro. También Podría Interesarle: Rafa & Novak: La Rivalidad 

Y la ambición de Rafa no iba a ser saciada por borrar durante un set a su mayor rival. El mejor ejemplo fue la primera pelota de rotura encarada en todo el encuentro. El serbio Djokovic, uno de los mejores restadores del mundo, esperó una hora para tener su primera opción sobre el servicio de Rafa (0-1, 40-Av). En un intercambio formidable, y con una velocidad de piernas total para cubrirse el revés, Nadal conectó un tiro ganador con la derecha que aterrizó en la esquina. La mirada de Novak se dirigió con pesar a la grada, consciente de la fortaleza técnica al otro lado de la red. Si todo fue de cara desde el principio, Rafa también estuvo firme ante cualquier problema. Y allí mostró que no estaba dispuesto a desprenderse de la final.

Un maestro de las situaciones límite, Djokovic intentó firmar uno de los grandes imposibles. El serbio sobrevivió a un 3-3 0-40 en la segunda manga, una situación que lo hubiera dejado al borde del abismo ante Nadal, aferrándose con fuerza a un mínimo hilo de vida en el Foro Itálico. Después de tomar ese balón de oxígeno, el serbio ya se atrevió con todo, salvando otra pelota de rotura con 4-4 y logrando su primer quiebre del partido a continuación, mandando la final a la manga definitiva. Una derecha de Nadal que murió en el pasillo trajo la igualdad a Roma. Novak levantó a la grada, quiso aplausos por su gesta y se lanzó a por un partido que minutos atrás parecía más que perdido.

Ante los vaivenes, siempre la perseverancia de Nadal. El español anuló cualquier atisbo de pánico en el Foro Itálico desde el orden y la disciplina. Si el partido exigía sudor, Rafa comenzó el tercer set mostrando el precio de su piel. Un primer juego al resto de 13 minutos para romper el servicio de Djokovic, recuperar el mando del partido y avanzar por la arcilla sin dejar de apretar el puño. Con una presión total desde la devolución, Nadal generó opciones de rotura en sus tres primeros turnos al resto y pronto levantó una ventaja de 4-1 sobre el serbio. El nervio del español, una de sus grandes señas de identidad, nunca desapareció de pista y lo lanzó a una nueva corona sobre la arcilla de Roma.

Fue un capítulo para la historia del Internazionali BNL d’Italia. Se trató de la quinta final que Nadal y Djokovic disputaron en el Foro Itálico, dejando escenas ya imborrables en la memoria del torneo romano. El español suma ya tres victorias en estos duelos decisivos (2009, 2012, 2019), volviendo a romper la igualdad establecida cinco años atrás por el serbio (2011, 2014).

La victoria permite a Nadal acortar distancias en el historial FedEx ATP Head2Head ante Djokovic (28-26), dominado muy estrechamente por el serbio. El mallorquín se ha impuesto en los tres capítulos más recientes sobre tierra batida en la rivalidad, después de vencer en las semifinales del Mutua Madrid Open 2017 y en las semifinales del Internazionali BNL d’Italia 2018.

Ahora, y tras volver a morder una copa en el ATP Tour, Nadal observa el horizonte desde la autoridad que da una gran corona. Las miradas ya apuntan a la arcilla de Roland Garros y hay una cosa más que evidente: antes de llegar a la capital francesa, antes de competir por el Grand Slam de tierra batida, el último gran mazazo sobre la superficie lleva la firma del español. Todos quedaron bien avisados.

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