La contaminación del aire está siempre a nuestro alrededor, en interiores y exteriores, en las ciudades y en el campo. Nos afecta a todos por igual, nos demos cuenta o no. Pero durante demasiado tiempo hemos prestado escasa atención al aire que respiramos.

Investigaciones recientes han arrojado luz sobre lo que realmente contiene el aire que nos rodea y cómo afecta nuestros cuerpos. Mientras más aprendemos, más nos damos cuenta de que esta fuente esencial de vida para el planeta necesita un cuidado serio. Sin aire no puede haber vida, pero respirar aire contaminado nos condena a una vida de enfermedad y muerte temprana.

Ahora que ya sabemos cómo la contaminación del aire nos perjudica, no hay excusa para no actuar. Aquí te presentamos cinco razones para reducirla y eliminarla de nuestras vidas.

El aire contaminado está creando una emergencia de salud

Hoy no hay duda de que la contaminación del aire representa una emergencia mundial para la salud pública. Es una amenaza para todos, desde los bebés que están a punto de nacer, hasta los niños que caminan diariamente a la escuela o las mujeres que cocinan directamente en el fuego.

En la calle y dentro de la casa, las fuentes de contaminación del aire pueden ser muy diferentes, sin embargo, sus efectos son igualmente mortales. Enfermedades respiratorias como el asma y los padecimientos del corazón se encuentran entre los efectos perjudiciales para la salud que se sabe son causados por el aire contaminado.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la contaminación del aire causa cada año alrededor de 7 millones de muertes prematuras, el equivalente a 800 muertes cada hora o 13 por minuto. En general, este problema es responsable de más fallecimientos que otros factores de riesgo, como la desnutrición, el consumo de alcohol y la inactividad física.

Los niños enfrentan el mayor riesgo

A nivel mundial, 93% de todos los niños respiran aire que contiene concentraciones más altas de contaminantes que la OMS establece como seguras para la salud humana. Como resultado, 600.000 niños mueren prematuramente cada año. Como si esto no fuera suficiente, la exposición al aire tóxico también perjudica el desarrollo del cerebro, lo que ocasiona discapacidades cognitivas y motoras, exponiendo a los jóvenes a un mayor riesgo de enfermedad crónica en el futuro.

La contaminación del aire en los hogares hace particularmente vulnerales a las mujeres y niños debido a los roles que tradicionalmente han tenido en muchas culturas. 

A nivel mundial, alrededor de 60% de los fallecimientos relacionados con la contaminación del aire en interiores se producen entre mujeres y niños, y más de la mitad de todas las muertes por neumonía en menores de cinco años pueden atribuirse a la contaminación del aire en interiores.

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Foto de Jack Kavanagh/ONU Medio Ambiente. 

La contaminación y la pobreza van de la mano

La contaminación del aire también es una dolorosa muestra de la desigualdad global, ya que afecta de forma desproporcionada a las personas de bajos ingresos.

La contaminación del aire en interiores proviene principalmente de combustibles y sistemas de calefacción y cocción de altas emisiones. Las tecnologías limpias para cocinar o calentar los hogares están fuera del alcance de las familias más pobres, por lo que las alternativas contaminantes son la norma.

Alrededor de 3.000 millones de personas dependen de la quema de combustibles sólidos o queroseno para satisfacer las necesidades energéticas de sus viviendas y 3,8 millones morirán cada año por la exposición a estos contaminantes. 

La falta de conciencia sobre los riesgos asociados al aire contaminado también contribuye al problema, así como los costos y las dificultades para acceder a la atención médica.

Las ciudades muy pobladas y los suburbios con atascos de tráfico son epicentros de la contaminación del aire exterior. De acuerdo con la OMS, 97% de las ciudades en países de ingresos bajos y medios con más de 100.000 habitantes no cumplen con los niveles mínimos de calidad del aire. Cada año, alrededor de 4 millones de las 7 millones de personas que mueren a causa de la contaminación atmosférica viven en la región de Asia y el Pacífico.

En los países de ingresos altos, 29% de las ciudades no cumplen con los estándares. En esos países, las comunidades más pobres también son a menudo las más expuestas al aire venenoso. Las centrales eléctricas, las fábricas, los incineradores y las carreteras más transitadas suelen estar ubicadas cerca o dentro de las áreas suburbanas más pobres.

Combustibles más baratos, mayores costos

Cuando la gente se enferma, todos sufrimos. Las personas enfermas requieren atención médica y medicamentos, los niños faltan a la escuela y los adultos pierden días de trabajo, ya sea por su condición de salud o para cuidar a un ser querido. Según el Banco Mundial, cada año la contaminación del aire le cuesta a la economía mundial más de US $ 5 billones en costos de asistencia social y $ 225 mil millones en ingresos perdidos.

Un estudio realizado en 2016 por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) estima que si la situación no cambia para el 2060, las cargas sociales de las muertes prematuras por contaminación del aire en exteriores serían de entre US $ 18 y 25 billones.

Hay otros costos menos directos, que sin embargo nos afectan a nivel mundial. Se espera que el ozono a nivel del suelo reduzca los rendimientos de los cultivos básicos en 26% para 2030, lo que creará problemas de seguridad alimentaria y nutrición. La contaminación del aire también degrada los materiales y recubrimientos de las construcciones, disminuye su vida útil y genera costos de limpieza, reparación y reemplazo.

El sexto informe de Perspectivas del Medio Ambiente Mundial (GEO-6) estima que las medidas de mitigación climática para lograr los objetivos del Acuerdo de París costarían alrededor de US$ 22 billones. Por otro lado, reducir la contaminación del aire, podría ahorrarnos US$ 54 billones en beneficios de salud. Los cálculos son claros: actuar ahora contra la polución atmosférica se traduce en un ahorro de US$ 32 billones.

Respirar aire limpio es un derecho humano

En más de 100 países, el derecho a un medio ambiente sano goza de un estatus constitucional, la forma más sólida de protección legal disponible. Al menos 155 Estados están legalmente obligados, a través de tratados, constituciones y leyes, a respetar, proteger y cumplir el derecho a un ambiente saludable.

El derecho al aire limpio también está implícito en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y se encuentra plenamente consagrado en los Objetivos de Desarrollo Sostenible — el plan global para alcanzar la paz y prosperidad—.

¿Estás listo para actuar?

Averigua qué puedes hacer para involucrar a tu empresa, escuela y familia en los esfuerzos para lograr un planeta #SinContaminaciónDelAire, y pídele a tu gobierno que haga cumplir las pautas de la OMS sobre calidad del aire interior y exterior.

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