El barco está en mitad de una expedición de un año de duración, del polo norte al polo sur, para señalar las amenazas a las que se enfrentan nuestros océanos y pedir a Naciones Unidas un Tratado Global de los Océanos que los proteja frente a ellas.

Queremos demostrar el papel fundamental que juegan lugares como el mar de los Sargazos para la vida marina, y cómo están amenazados, para así convencer a los delegados de la ONU de tomar la decisión correcta.

El barco Esperanza de Greenpeace certifica la presencia de plástico en el mar de los Sargazos

El equipo a bordo ha estado recogiendo datos usando cuatro técnicas distintas: avistamientos desde el barco, haciendo snorkel, a través de imágenes capturadas en la oscuridad (utilizando una luz especial para lograr captar a aquellas criaturas marinas que normalmente solo son visibles de noche) y muestras de ADN (se recoge la proteína de ADN del agua, y nos da una visualización rápida de las especies que han estado en ese agua en las últimas 48 horas).

Combinando estas cuatro técnicas, hemos podido descubrir una red compleja y única de biodiversidad.

Pero por desgracia, también hemos encontrado grandes cantidades de plástico, que ponen en peligro a todas estas especies.

A medida que nuestro barco Esperanza se va abriendo paso a través del mar de los Sargazos, el equipo científico a bordo se va encontrando más y más especies.

Aquí algunas de las más peculiares que hemos encontrado hasta ahora:

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Cachalotes

Los cachalotes son los mamíferos marinos dentados más grandes y tienen el cerebro más grande que cualquier otro animal en la Tierra. Al igual que los delfines, usan la ecolocalización para encontrar y aturdir a sus presas. Los cachalotes son conocidos por sus batallas épicas con calamares gigantes, de los que luego se alimentan, así como de peces, rayas y tiburones de boca ancha.

Por desgracia, su situación es vulnerable en todo el mundo, debido a la presión de la caza sobre esta especie durante el siglo XIX. Eran uno de los objetivos principales de la industria ballenera debido a un aceite llamado espermaceti o “blanco de ballena” que se almacena en las cavidades de sus cráneos.

Antes de que se inventara la electricidad, este aceite se usaba en linternas y para hacer velas. Hoy en día los cachalotes están protegidos, pero aún se enfrentan a amenazas como los plásticos,las redes de pesca abandonadas y los efectos del cambio climático.

Pez ballesta

En esta foto tomada en el mar de los Sargazos, podemos ver dos peces ballesta que confunden un cubo de plástico con el hábitat natural que proporciona el sargazo u otra basura flotante.

Es una especie muy territorial, de hecho en esta foto se les puede ver luchando por su espacio. Grandes trozos de plástico como este llegan al océano y se descomponen lentamente en microplásticos por la acción del oleaje, las corrientes y la erosión de la sal. El pez ballesta también suele romper el plástico al morderlo.

Pez de los Sargazos

Para sobrevivir en el sargazo hay que esconderse. Los peces y las tortugas jóvenes adoptan colores discretos para evitar ser vistos por lo depredadores, pero en el caso de algunos depredadores, como este pez, lo hacen para lo contrario: su color y forma se mezclan perfectamente con las algas doradas, lo que les da una ventaja para acercarse sigilosamente a sus presas. Este tipo de pez sapo solo se encuentra en las algas a la deriva del hábitat del sargazo pelágico, y en ningún otro lugar del planeta.

Al igual que el rape, el pez de los Sargazos usa un “señuelo” en la cabeza para engañar a la presa y hacer que se acerque. Se alimentan principalmente de gambas, cangrejos y peces que viven dentro del sargazo.

Sargazo y plástico

El sargazo es una alga parda que abunda en el mar de los Sargazos. Esas estructuras redondas que forman el sargazo y parecen “bayas” son en realidad pequeñas bolsas de aire que mantienen la planta a flote. Las agrupaciones flotantes de sargazo a veces pueden ocupar kilómetros a lo largo del océano.

Este hábitat flotante proporciona alimento, refugio y zonas de reproducción a una variedad de criaturas, incluidas tortugas marinas, aves marinas, cangrejos, peces y gambas. Pero el propio sargazo se encuentra amenazado por el cambio climático, la contaminación plástica y los buques mercantes, que dividen las grandes concentraciones de sargazo, destruyendo hábitats enteros a su paso.

Aquí, en el mar de los Sargazos, todas estas concentraciones tienen plásticos atrapados, desde trozos grandes hasta pequeños microplásticos, lo que supone un gran peligro para los animales que dependen de este hábitat para sobrevivir.

Pez volador

Aunque durante el día los peces voladores huyen rápidamente, por la noche son más curiosos, lo que ayudó a que nuestros buzos pudieran capturar fotos como esta en su hábitat natural. Se han encontrado alrededor de 50 especies en aguas cálidas de todo el mundo.

A pesar de su nombre, no vuelan como tal: lo que hacen es nadar rápidamente hacia la superficie a velocidades de hasta 60 kilómetros por hora y, una vez en el aire, se deslizan, a veces recorriendo distancias sorprendentes. Se cree que esta adaptación los ayuda a escapar de los depredadores.

Anguilas

Su historia es una de las más fascinantes del mar de los Sargazos. Cuando son adultas, viven en estuarios y ríos a lo largo de la costa este de Norte América y Europa occidental. Pero cuando llega el momento de reproducirse, nadan hacia un lugar desconocido en el mar de los Sargazos para poner sus huevos.

Las anguilas jóvenes nacen aquí y pasan la primera etapa de su vida a la deriva en corrientes marinas, antes de convertirse en “angulas” semitransparentes y volver al continente. La anguila europea está en peligro crítico y está sometida a gran presión debido a su popularidad en platos de sushi y a la contaminación en sus ríos de origen.

Todas estas espectaculares criaturas y muchas más están en peligro por todas las amenazas que acechan a nuestros océanos. 

Fuente: Greenpeace

ecoticias.com