Atlético y Athletic saltaron al césped del Wanda Metropolitano dispuestos a brindar una gran noche de fútbol. Todo un clásico del fútbol español en el que hubo buen juego, ocasiones, paradas antológicas y goles. Nada más empezar, Oblak realizó una parada de las suyas a cabezazo de Iñigo Martínez. El esloveno voló para sacar con una mano el balón que buscaba la escuadra derecha de su portería. Sólo habían transcurrido dos minutos y el Athletic se topó con nuestro muro.

Lo cierto es que el partido tenía intensidad y estaba vibrante. Los vascos tuvieron la segunda oportunidad del partido por medio de Iñigo Martínez, pero su testarazo se marchó por encima del larguero. Los nuestros empezaron a probar fortuna mediado el primer acto. Saúl, que luego sería decisivo, lanzó por encima del travesaño. En el 26 fue Lodi el que intentó sorprender a Unai Simón con un centro que atrapó el meta. Pero el gol llegó en una jugada preciosa que inició Saúl con un pase elevado en profundidad a Correa. El argentino peleó hasta con tres rivales para dar un servicio a Saúl, que seguía la jugada, y éste batió al meta vasco con un certero disparo raso.

El Athletic volvió a intentarlo por medio de Raúl García pero el disparo del navarro lo desvió a córner Oblak en el minuto 32. Poco después era Correa, muy activo durante el primer tiempo, el que lanzó ligeramente alto desde la frontal. Así se llegaría al descanso.

La segunda mitad siguió por los mismos derroteros que en la primera, sobre todo desde el gol de Saúl. Morata avisó con un cabezazo tras un córner lanzado por Koke pero su remate se marchó desviado. Y si la jugada del primer gol fue bonita, la del segundo fue exquisita. Un robo de balón de Koke acabó en una combinación laboriosa que terminó en un pase de Thomas hacia el interior del área donde Correa recibió un balón que envió al corazón del área pequeña donde Morata estaba para embocar el segundo gol.

A raíz de ese momento el partido estaba donde quería el Atlético y los nuestros acabaron controlando el partido. Nueva victoria del Atlético en el Wanda Metropolitano y, una vez más, con la portería imbatida gracias a las dos grandes paradas de Oblak en la primera mitad. La pegada de los nuestros fue determinante para que los puntos se quedaran en casa.

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