La aplicación ineficiente de políticas relacionadas con los envases de plástico desechable están agravando el problema de la contaminación por este material en los países del Sudeste Asiático, según un nuevo reporte del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP).
El informe recomienda fortalecer políticas armonizadas y regionales para abordar el problema de la contaminación plástica. También sugiere que las naciones de la región se beneficiarían de centros tecnológicos compartidos en la jurisdicción de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) para reciclar y monitorear el comercio de desechos plásticos.
«El Sudeste Asiático es una fuente primaria y a la vez víctima del plástico, donde se está asfixiando los mares y amenazando los ecosistemas y los medios de vida», dijo Kakuko Nagatani-Yoshida, coordinador regional de UNEP de productos químicos y desechos. «Si queremos resolver el problema de la basura marina a nivel mundial, tenemos que resolverlo en esta región», señaló.
Más de la mitad de la contaminación plástica de fuente terrestre en nuestros océanos proviene de solo cinco países, cuatro de los cuales se encuentran en el Sudeste Asiático. Esta contaminación tiene más que un impacto ambiental: la basura plástica solo en la región de Asia y el Pacífico cuesta a sus industrias de turismo, pesca y transporte marítimo US$ 1.3 mil millones por año.
El informe denominado “El papel de los reglamentos y normas de embalaje en el camino hacia la economía circular”, es la primera mirada integral a las políticas sobre residuos y estándares de embalaje en 10 países del Sudeste Asiático. También compara las políticas de esta región con las de otros países, como la Unión Europea y Japón. El informe muestra que en estas últimas jurisdicciones, el empaque de los desechos se gestiona de manera más sostenible debido a la presencia de objetivos nacionales, un enfoque global del ciclo de vida del empaque y la adopción de políticas que enfatizan soluciones que aborden la causa raíz del problema.
UNEP lanzó el informe durante la primera semana de diálogos de la alianza SEA circular, una iniciativa de UNEP y el Órgano Coordinador de los Mares de Asia Oriental (COBSEA), con el apoyo del Gobierno sueco.