América de Cali celebró un nuevo título después de una campaña marcada por una generosa inversión en refuerzos, un proceso de adaptación al nuevo entrenador, altibajos en el rendimiento, algunas dudas y mucha, mucha fe.

Poco a poco la plantilla fue aprendiendo el libreto de un entrenador muy experimentado, que encontró las posiciones de sus pupilos y tuvo la sabiduría de no inventar y que supo revertir las situaciones difíciles y convertirlas en fortalezas.

Las dudas dieron paso a las verdades que tienen hoy tienen al América como campeón de Colombia. Repasamos las claves de su brillante momento:

Un equipo equilibrado

América de Cali termina la Liga II 2019 con 51 puntos, un rendimiento del 65,3 por ciento y la imagen de un equipo sólido en la retaguardia y práctico, sencillo al extremo, en su tarea ofensiva. Los números hablan por sí solos: 31 goles en contra y 40 goles a favor. 

Atrás la tarea fue siempre confiable, con un arquero como Neto Volpi seguro en el juego aéreo, dueño de su área y simple con los pies; con dos centrales imbatibles como Juan Pablo Segovia y Marlon Torres y un lateral revelación como el chico Quiñones.
Y arriba, cuando los goles se concentran en un solo hombre, Rangel, y hay apoyos por fuera como Vergara, Pisano, Cabrera o hasta Velasco, el gol llega por llega.


Un goleador fino 


Michael Rangel encontró en América su lugar en el mundo. Venía de ser campeón con Junior y eso era bueno para su palmarés, pero no para su balance personal: 3 goles en 17 partidos no eran para perder la cabeza.

Pero su llegada al rojo lo cambió todo: ‘El rompecorazones’ anotó 13 goles en 23 partidos, fue botín de oro del torneo y justificó siempre sus 1,83m de estatura para convertirse en referente, en el hombre al que todos buscaban, en el terror del rival en el juego aéreo y, para redondear, en un aliado insuperable para sus compañeros a la hora de defender.

Un entrenador experimentado, práctico, sencillo

Alexandre Guimaraes tomó el lugar de Fernando ‘Pecoso’ Castro en junio en una decisión inesperada, pues los resultados del primero eran muy rescatables. Y argumentos no le faltaban argumentos pues es dos veces mundialista (2002 y 2006) con Costa Rica, dirigió a Panamá, Guatemala, México, Emiratos Árabes, China y la India y en total suma 12 equipos a su mando.

Su secreto, sin embargo, fue usar toda esa experiencia no para destacarse sino para encontrar un equipo confiable y mantenerlo siempre, darle rodaje, inculcarle un juego práctico, sin excesos, pleno de sacrificio en defensa y seguro en la tarea ofensiva.

Guimaraes encadenó tres resultados desfavorables y manejó con simpleza la situación, se concentró en lo suyo y evitó el ruido exterior, jamás culpó a nadie, fue discreto y silenció la crítica a fuerza de trabajo y cabeza fría. Así asegurío el quinto título de su carrera.


Un medio campo impecable

Rafael Carrascal, Luis Paz y Carlos Sierra. Ese fue el gran ‘invento’ de Guimaraes en el medio campo del América. 

El rojo tuvo en Paz y Sierra a dos hombres recios en la marca pero inteligentes con la pelota en los pies, hábiles en el pase e incluso decididos a la hora de intentar el gol. Y a ellos les sumó un hombre con perfil más atacante, quien fue la tercera esquina del triángulo: encontraba los caminos, aportaba media distancia, ubicaba a Vergara y a Rangel, marcaba y salía. Casi nada.

Ahí estuvo la clave del campeón, en su extraordinario medio campo se gestó lo mejor del equipo en toda la Liga.

Refuerzos confiables

América comenzó la temporada recuperando a Volpi (cedido al Pasto), ganándose un lío sin solución al traer a Carrascal de Tolima, repatriando a Duván Vergara de Rosario (Argentina), pidiendo en préstamo a Michael Rangel y fichando a Matías Pisano en Aldosivi. 

Todos terminaron como indiscutibles y Rangel y Vergara, por ejemplo, firmaron 24 de los 40 goles en la campaña. Fueron altas inversiones pero efectivas.  



La jerarquía del 14 veces campeón

América no se arrugó nunca llegaron los duelos definitivos. Fue a Ibagué y le ganó al Tolima, a Barranquilla en la primera fase y le ganó a Junior y luego le robó un empate en la final, perdió contra Santa Fe en Bogotá pero se recuperó y le ganó en Cali y hasta ganó un clásico contra Cali.
Toda la experiencia y la historia de uno de los equipos más ganadores de Colombia surgió en los momentos definitivos y encaminó el título.



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