Por Alberto Galvis Ramírez
Especial para el COC

Efraín El Caimán Sánchez falleció este jueves, 16 de enero de 2020, en Bogotá y comenzó su tránsito hacia la inmortalidad, luego de 94 años de gloria, como deportista y como ser humano.

Nacido en Barranquilla, el 27 de febrero de 1926, desde los 14 años se destacó en los torneos intercolegiados de su ciudad natal, con el equipo del Colegio Barranquilla, en el cual adelantaba sus estudios de bachillerato.

Dadas sus enormes condiciones, sus 1.84 metros de estatura y su vocación por el fútbol, Efraín Sánchez se integró a la élite de una ciudad que ya era considerada la cuna del fútbol nacional, desde cuando Arturo de Castro realizó el primer partido de fútbol en Colombia, en 1908.

Como recogebolas, el joven aprendiz de portero se acercó a los grandes de la época, Rigoberto Me Muerde García, El Flaco Roberto Meléndez, Romelio Martínez, Guarapo Mendoza y Láncaster de León, entre otros, a quienes sirvió de sparring en muchos entrenamientos, y fue desarrollando sus capacidades bajo los tres palos.

En 1943 fue llamado a la selección del Atlántico y en 1945, por el técnico José Arana Cruz, al combinado nacional que participó en los V Juegos Centroamericanos y del Caribe, que se celebraron, precisamente en su ciudad natal. Un año después defendió el pórtico de Colombia, en el Suramericano de Guayaquil, en el cual nuestra selección recibió una buena cantidad de goles, y, paradójicamente, Sánchez, su portero, fue el único jugador destacado por los medios de comunicación suramericanos, que lo consideraron una de las figuras del torneo. Esta presentación le sirvió para ser el primer colombiano contratado por un equipo argentino, el San Lorenzo de Almagro.

Cuando el arquero llegó a Buenos Aires a integrar la plantilla del San Lorenzo le preguntaron en su primera entrevista para el periódico Crítica, qué en dónde había nacido y él respondió: “Nací el 27 de febrero de 1926, en Barranquilla”. El periodista se quedó pensando y dijo: “¿Y esa no es la tierra del caimán, se va el caimán, se va para Barranquilla?”. Y entonces puso en letras negras, de molde: “El Caimán nos lo envían desde Barranquilla, se trata de Efraín Sánchez…”

El colombiano vistió el uniforme de dicho equipo en 1948, y se perdió el primer  campeonato profesional colombiano, que comenzó el 15 de agosto, en el cual sería figura, años más tarde.

Esto escribió la revista El Gráfico, de Argentina, sobre su campaña durante dos años, en el San Lorenzo: «Efraín Sánchez llegó a las reservas de San Lorenzo y tuvo que trabajar en forma intensa, a base de sacrificios. O se superaba, o se regresaba. Eran las alternativas… Intensos entrenamientos lo colocaron en capilla para ascender, en cualquier momento, a la primera escuadra.

«Y ese día llegó. El arquero titular de San Lorenzo se puso fuera de forma, lo que se consideraba como un pecado mortal. Mierco Blazina fue remplazado por Efraín Sánchez, quien tuvo que hacer su prueba de fuego en la cancha del club Huracán, en donde estaban apiñados 35.000 espectadores, a la expectativa por ver al nuevo arquero importado de Colombia.

«Sánchez vestía los colores del San Lorenzo, club del barrio Boedo, de Buenos Aires, y su debut era de categoría internacional, pues jugaban contra el Nacional de Montevideo; y ganó el San Lorenzo, 3 goles a 2. Hizo un partido consagratorio y los titulares de los diarios se alzaron pregonando una nueva estrella […] Sus brazos, son armas; sus manos, unas tenazas. Ese arquero vino de Barranquilla. ¿Seguridad, visión, colocación, suerte? No, arquero.

«En el año de 1949, Sánchez sentía nostalgia de su tierra y deseaba estar al lado de su progenitora, que estaba enferma.

«Era la época de El Dorado, en Colombia, cuando el fútbol profesional pirateaba jugadores famosos y se pagaban grandes sumas. Se vino para Colombia y comenzó una nueva vida dentro del fútbol”.

Robado por la nostalgia, el ya famoso Caimán Sánchez jugó en el América de Cali, en el Independiente Medellín, en el Juventud Junior, en el Deportivo Cali, en los Millonarios y en el Atlas de México.

En el primer Mundial de Colombia

Luego de una etapa previa en la selección nacional, que no logró clasificar al Mundial de Fútbol de Suecia, en 1958, El Caimán Sánchez fue uno de los pilares de Colombia en la primera clasificación a un torneo orbital: en Arica, Chile 1962, en el cual ocurrió el 4-4 ante la Unión Soviética, que fue recordado hasta 1990, como la más grande hazaña del fútbol nacional, en su historia.

El Caimán fue el portero titular, en los dos partidos que dieron el cupo, el primero en El Campín, en donde nuestro país ganó 1-0, y el segundo, en Lima, el cual empataron 1-1.

En Arica, en junio de 1962, Colombia jugó en un grupo del cual formaron parte Unión Soviética, Yugoslavia y Uruguay.

Ya el fútbol era en nuestro país el deporte más popular, junto con el ciclismo y el boxeo, que contaban con figuras de renombre, especialmente el último, que permitía abrigar esperanzas de un título mundial.

El primer partido lo perdió Colombia, 2-1, frente a los bicampeones uruguayos, después de terminar ganando el primer tiempo, 1-0.

El día histórico fue el 3 de junio en la tarde, frente al poderoso equipo de la Unión Soviética, uno de los favoritos para pasar a las finales. Por antecedentes era inmensamente superior a su rival, un desconocido y debutante equipo de un país sin tradición futbolística diferente al sonado El Dorado, resultado de un fútbol «prestado».

Los soviéticos ganaban 3-0 a los 12 minutos del primer tiempo, período en el cual su rival parecía una liebre acorralada por once galgos.

Esto recordó alguna vez El Caimán Sánchez sobre ese partido: «La velocidad de los atacantes rusos, especialmente Chislenko, por el sector derecho; Meskhi, por el sector izquierdo, e Ivanov y Ponedelnik, prácticamente arrasaron en los primeros 12 minutos con el equipo colombiano. No nos encontramos. Cometimos algunos errores. Yo no estuve en el mejor momento, después de tanto trabajo como el que me tocó realizar con Constanzo, en la parte física. Errores en el aspecto defensivo motivaron esa reacción del equipo de Rusia, hasta el 3-0».

Sin embargo, Herman Cuca Aceros, Marcos Coll, Antonio Rada y Marino Klinger anotaron los goles de Colombia, en esa histórica presentación.

Al regreso a Colombia, El Caimán jugó para el Medellín, pero en 1963, una lesión en una rodilla lo sacó del fútbol competitivo.

Entonces comenzó su carrera como director técnico, ese año en el DIM y al siguiente, como entrenador de Colombia, junto a Antonio Julio de la Hoz, en el Suramericano Juventud de América, en Bogotá, en el cual nuestro país finalizó segundo.

Después de este torneo dirige a Los Millonarios, de Bogotá, con el cual logró su primer título como orientador. Posteriormente lidera al Quindío; al Junior, de su tierra, y a la selección nacional juvenil, en el Suramericano.

En 1975, al frente de la Selección Colombia logró un histórico subcampeonato en la Copa América, detrás de Perú, galardón que duró como el mejor resultado del fútbol colombiano en este certamen, hasta el titulo alcanzado, en 2001.

Posteriormente, El Caimán Sánchez se dedicó a la docencia y sembró unas semillas en varias generaciones, que lo consideraron su maestro y, además, un ser humano intachable.

En el año 2017, el Comité Olímpico Colombiano le entregó el Premio Altius a la Vida y Obra, en acto que se celebró en el Teatro Colón, de Bogotá, como un reconocimiento a su extraordinaria carrera.

Durante 77 años, El Caimán Sánchez estuvo casado con Xiomara Hernández, con quien tuvo seis hijos, varios nietos y un bisnieto.

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