La conservación de la biodiversidad y los espacios naturales puede ser una buena aliada de la actividad turística y como tal deberían contemplarse en ambas políticas sectoriales.

Si se quiere mantener esta actividad en el futuro hay que cuidar el recurso que la proporciona. Pero en la actualidad el término “sostenible” aplicado al turismo en el medio natural no deja de ser un sello publicitario más.

La ‘Estrategia de Turismo Sostenible’ debe preservar el biodiversidad o no hay futuro que valga

Una falta evidente de regulación provoca importantes impactos en espacios de cierta fragilidad al sobrepasarse su capacidad de carga y/o por permitirse prácticas que atentan directamente contra sus valores naturales.

Resulta especialmente preocupante el aumento de prácticas y concretamente competiciones que, bajo nuevas denominaciones como “deporte y turismo activo”, se realizan en espacios naturales, incluidos los que cuentan con figuras de protección, no cumpliendo en este caso con las recomendaciones del Comité Olímpico Español de evitar los espacios protegidos.

Por un lado la masificación de estas prácticas (ralis, bicis de montañas, náutica…) es uno de los principales cambios de uso que se han producido en los espacios naturales durante la última década.

Por otro lado, muchas de las prácticas deportivas turísticas van asociadas a la construcción de grandes complejos e incluso, como el caso del esquí a proyectos urbanísticos especuladores.

La ampliación de la estación de esquí de Cerler por el valle de Castanesa (Huesca), cuya financiación pretende obtener Aramón (Ibercaja y Gobierno de Aragón)  con un desarrollo urbanístico de 3.000 viviendas en la zona, es un buen ejemplo de ello.

La línea del Gobierno de continuar potenciando y aumentando el liderazgo de la península e islas del turismo de playa necesita una evaluación integral del impacto que tradicionalmente ha provocado en nuestras costas. A día de hoy existen claros ejemplos de que se sigue por esa línea.

Así está ocurriendo en la reforma del complejo hotelero Club Oliva Beach Resort (Fuerteventura), ubicado en zona de dominio público marítimo terrestre y que ahora la multinacional RIU Hotels & Resorts pretende ampliar con el considerable impacto sobre el sistema dunar sobre el que se asienta, que cuenta con cuatro figuras de protección.

Los Parques Nacionales no están exentos de la presión turística. De hecho estos espacios son uno de los principales recursos que utilizan las Comunidades Autónomas para ofertar la actividad turística en su territorio, pero sin analizar la capacidad de carga de cada uno de estos espacios para evitar su deterioro.

Tampoco se espera que se haga en un plazo cercano e incluso son las propias administraciones autonómicas las que, lejos de evitarlo, potencian la proliferación de visitantes en zonas sensibles con proyectos como el teleférico que se pretende construir en Sierra Nevada.

En los espacios de alta montaña, como es el caso, la masificación de visitantes llega a las cimas de mayor altitud, que coinciden con las zonas de mayor fragilidad.

Ecologistas en Acción considera que la anunciada Estrategia de Turismo Sostenible debe potenciar una acertada regulación para que la actividad turística contribuya al desarrollo local y se beneficie de la preservación de la biodiversidad y de la conservación de los espacios naturales, dejando de ser una amenaza para determinadas especies y espacios.

Fuente: Ecologistas en Acción

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