El australiano buscará una plaza en su primera final del Abierto de Australia

Dominic Thiem no había llegado nunca a las semifinales del Abierto de Australia, hasta este miércoles. Y posiblemente el austríaco recordará siempre cómo consiguió esa clasificación. En una noche vibrante, Thiem le ganó un partido sensacional a Rafael Nadal por 7-6 (3), 7-6 (4), 4-6, 7-6 (6) para avanzar a la penúltima ronda. Fue también la primera vez que el austríaco venció al No. 1 del mundo en un grande, algo imposible hasta el momento.

La última vez que Nadal y Thiem se habían visto las caras produjeron un partido espectacular. Fue en los cuartos de final del US Open de 2018, y aquella noche ganó el mallorquín en el tie-break del quinto set después de una paliza que exprimió a ambos contrarios.

Por eso, cuando se encontraron de nuevo en la Rod Laver Arena, con el pase a semifinales en juego, las expectativas estaban por las nubes, esperando un encuentro de cinco estrellas en Melbourne. Y eso fue exactamente lo que Nadal y Thiem fabricaron, otro partido espectacular que hizo las delicias de todos los espectadores.

Nadal llegó a tener punto de set en el primer parcial con su saque, con 5-3, pero lo dejó escapar y Thiem lo llevó a un desempate que el austríaco hizo suyo a base de grandes golpes, pura potencia. Con ese tenis agresivo, que había desplegado desde el inicio, el No. 5 del mundo arrinconó a su oponente, logrando ganarle los intercambios largos, habitualmente territorio del español, una de sus señas de identidad.También Podría Interesarle: Zverev: “Por Fin, Semifinales”

Nadal, por supuesto, no bajó los brazos. El español hizo un break en el segundo set para colocarse 4-2, buscando empatar el duelo, nivelar la balanza para evitar un marcador tan amplio en favor de su contrario. Sin embargo, Thiem volvió a sacara a relucir su garra, dando paso otra vez a un tenis increíble para devolverle el golpe a Nadal, llevándole a otro desempate que también hizo suyo para acariciar la clasificación, con todo su banquillo puesto en pie para celebrar la conquista.

Ajeno a todo eso, Nadal siguió intentando algo a lo que agarrarse, manteniéndose en el encuentro por todos los medios posibles. Y esa fe, esa capacidad de creer que no todo estaba perdido, le dio la posibilidad al balear de ganar el tercer set al resto, cuando Thiem sacaba para el 5-5, y meterse de lleno en el duelo de nuevo, con esperanzas totalmente renovadas para afrontar la épica tarea de voltear una noche imposible.

Con Nadal llegando en tromba, Thiem contuvo esa remontada arrebatándole el servicio en el comienzo del cuarto parcial para terminar celebrando el triunfo, a pesar de tener que hacerlo en otro desempate después de ver cómo su rival le recuperaba el saque cuando servía por la victoria con 5-3.

Sufrida, pero la victoria sabe a gloria para el austríaco, que la persiguió con ahínco durante cuatro horas y 10 minutos de auténtica batalla.

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