La nueva campaña de Manos Unidas contra el hambre, «Quien más sufre el maltrato al planeta no eres tú», se va a centrar en denunciar las consecuencias que el deterioro medioambiental y la crisis climática tienen sobre millones de personas en situación de pobreza.
En una rueda de prensa, el administrador apostólico de la Archidiócesis de Toledo, Braulio Rodríguez, ha incidido en que esta campaña “pone de relieve el maltrato al medio ambiente y a la realidad que nos acoge, que es la Tierra, y que va en mayor detrimento de las capas más pobres de la humanidad”.
El arzobispo saliente, que ha sido el encargado de presentar este lunes el acto, ha estado acompañado por el delegado de Manos Unidas en Toledo, Antonio Juanes, y por el misionero escolapio Javier Negro, y ha destacado que la campaña va dirigida a la sociedad española “que debe considerarse rica por el hecho de tener más posibilidades que otros, gracias a haber nacido en otro lado del planeta”.
Crisis climática
Según recoge la campaña de Manos Unidas, el hambre y la pobreza son dos realidades muy relacionadas con los daños medioambientales, cuyas huellas más graves son la contaminación, el cambio climático, el agotamiento de los recursos, la destrucción de hábitats y ecosistemas, las inundaciones y las sequías extremas, la desertización y la deforestación.
Antonio Juanes ha remarcado que se trata de una campaña “que denuncia el deterioro del medio ambiente poniendo un rostro humano a esta desgracia, que representa a más de 800 millones de personas que sufren hambre en el mundo”.
Desde un punto de vista cristiano, como una ONG de la Iglesia Católica que se dedica a financiar proyectos, Manos Unidas va a desarrollar un total de 20 acciones durante este año, 3 más que en 2019 y 15 de ellas destinadas en África con trabajos de carácter educativo, sanitario, alimenticio, promoción de la mujer o ayuda a refugiados, sobretodo de este continente.
Por su parte, el misionero escolapio Javier Negro ha relatado su experiencia en primera persona en países de África Central, donde ha trabajado en labores de escolarización a niños de la calle y ha colaborado en proyectos de esta organización, así como en la formación de la mujer en agricultura, sanidad y alfabetización.
Según ha lamentado el misionero, por ejemplo en el Congo, lugar donde ha desarrollado gran parte de su labor humanitaria, “el 55 % de los niños están en estado de desnutrición, en un país que es el segundo más rico de África, donde el 90 por ciento de su población no tiene acceso a agua potable”. EFEverde