Delfines, guacamayos, caimanes y decenas de otros animales salvajes de la Amazonía brasileña se tomaron las calles del municipio de Cametá, en el interior del estado del Pará, en un carnavalesco desfile que se ha convertido en un grito por la preservación del medioambiente en la mayor fiesta de Brasil.

Desde 1975, la comparsa infantil “Bloco de las manadas” desfila todos los domingos de carnaval por las calles de Cametá, ubicada en el norteño estado del Pará, en una celebración que mezcla colores, ritmos, enseñanza y concienciación.

Los disfraces, confeccionados a partir de materiales naturales y sintéticos, son producidos por los propios habitantes de la recóndita Vila Juaba, situada en el corazón de la Amazonía y donde viven unas 3.000 personas.

Según contaron a Efe algunos residentes, toda la comunidad trabaja en conjunto para coser, montar y entregar dentro del plazo las decenas de disfraces, que emulan los más variados animales de la rica fauna del mayor bosque tropical del mundo, como monos, pájaros, botos rosas y reptiles.

EDUCAR DE FORMA LÚDICA

La tradición empezó con Mestre Zanobio, de 70 años, y quien hace más de 40 se dedica al arte de producir los disfraces a partir de restos de vegetales y otros materiales orgánicos que conforman el desfile, con el que busca poner de manifiesto la importancia de la preservación ambiental de una forma lúdica y didáctica.

“Mi familia colabora con el ‘bloco’ desde el inicio. Mis primos, mis hermanos, todos hicieron parte del bloco de las manadas”, contó a Efe la jubilada Marise Aragao.

Agregó que toda la comunidad, “desde los jóvenes hasta los ancianos”, se involucra a lo largo de todo el año en los preparativos para el desfile, tradicionalmente realizado en el domingo de carnaval desde hace 45 años.

En las calles, además de mucho ritmo y baile, el proyecto ofrece también charlas educativas con las que busca enseñar a los carnavalescos sobre la relación entre los hombres y la naturaleza y alertar de los daños causados por la destrucción del medio ambiente.

Con el paso del tiempo, el “bloco de las manadas” fue conquistando cada vez más adeptos y ganó “gran repercusión” en todo el estado del Pará y, más recientemente, también en las redes sociales, aseguró el pescador jubilado Astrogildo Carvalho.
Mestre Zenobio lo fundó y pronto fue ganando repercusión en el municipio, dentro de las ciudades, en la capital Belem e incluso llegó a participar en programas de televisión”, expresó Carvalho.

Tanta popularidad redundó en que el “bloco”, como son conocidas las comparsas callejeras que comandan la fiesta que se adueña de Brasil durante el carnaval, pasara de 20 animales representados en sus inicios a más de 120 este año.

Así, con una colorida y relajada atmósfera, decenas de niños invadieron las calles para arrancar el exótico carnaval de la localidad de Cametá, de poco más de 100.000 habitantes y uno de los más antiguos de Pará, en una gran fiesta a cielo abierto donde los animales de la fauna amazónica piden paso y claman por respeto.

“HAY QUE DAR MÁS VALOR A LA CULTURA LOCAL”

Sin embargo, Carvalho recordó que son los propios habitantes quienes asumen todos los costes de producción, desplazamiento y mantenimiento de los disfraces y demás artefactos utilizados en la fiesta.

Por eso, consideró que las autoridades deberían “dar más valor a la cultura local” y ofrecer apoyo a los mantenedores de esta ya consolidada tradición. “Falta apoyo de la alcaldía y de los grandes empresarios porque hoy en día todo es caro y se nos complica llevarlo todo solos”, dijo , mientras que su esposa lamentó que los residentes tienen que “comprar todo el material para los disfraces y, en algunas ocasiones, incluso pagar por el transporte” hacia los locales de desfile. EFEverde