En el marco del Día Meteorológico Mundial se exalta la labor de las comunidades campesinas del Proyecto “Adaptación al Cambio Climático en la Alta Montaña”.
• Más de 40 familias: hombres, mujeres, jóvenes, niños y adultos mayores aportan al cambio a través del monitoreo climático local, en la zona de Chingaza, Sumapaz y Guerrero.
• Según la Tercera Comunicación de Cambio Climático los ecosistemas de alta montaña, entre ellos los páramos, podrían ser unos de los más afectados por este fenómeno.
Bogotá, 23 de marzo de 2020. En varios municipios de alta montaña en Cundinamarca, decenas de familias campesinas vienen evidenciando y estudiando los cambios en el clima, ejerciendo ciencia comunitaria desde sus territorios, con el apoyo del Proyecto Adaptación al Cambio Climático ejecutado por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, y operado por Conservación Internacional Colombia.
Esta iniciativa de monitoreo climático local o ciencia comunitaria, financiada por el Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF) y administrado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), cuenta además con socios estratégicos como el IDEAM, la CAR, Corpoguavio y el Acueducto de Bogotá.
Con esta estrategia que forma parte de las medidas de adaptación complementarias que se implementan en el marco del proyecto Adaptación al Cambio Climático en la Alta Montaña, todas las organizaciones involucradas, de la mano de las propias familias campesinas, han logrado obtener información valiosa y datos a escala predial, que les ha permitido tomar decisiones relevantes frente al manejo de diversos sistemas productivos sostenibles, como por ejemplo: cuándo abonar, cúando sembrar, o cosechar miel e incluso cosechar agua. En definitiva, les ha dado herramientas para adaptarse a los cambios del clima.
“Esta iniciativa surge como respuesta a los efectos del cambio climático, para que a través del fortalecimiento de capacidades, las comunidades tengan información de primera mano y puedan interpretar y utilizar estos datos como parte de su cotidianidad. En muchos hogares los niños son los que anotan los datos, las mamás participan en la comunicación cotidiana de los sucesos y los padres son los que van a las reuniones de capacitación. Esta actividad la realizan con herramientas tecnológicas sencillas y fáciles de manejar que fueron suministradas por el Proyecto”, asegura Francisco Charry, Director de Cambio Climático del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.
Don Julio Velandia, campesino y monitor dentro del Proyecto, resalta los beneficios que esta iniciativa ha generado en su comunidad. “Para nosotros ha sido muy importante empezar a hacerle este seguimiento al clima. Antes lo sabíamos más empíricamente, pero ahora tenemos un registro, hacemos gráficas, aprendimos a leer el pluviómetro, que es el que nos dice cuánto llovió y el termohigrómetro, que nos ayuda a saber la temperatura y la humedad relativa y una posible predicción de lluvias. Todo esto es muy importante para tomar decisiones. Con eso nos ayudamos para saber, por ejemplo si ha posibilidades de una helada y con base en eso prepararnos para que no nos dé tan duro”, señala.
Igual que él, decenas de campesinos llevan años evidenciando de primera mano en su territorio cómo la temperatura en la montaña ha ido subiendo, cómo las épocas secas se hacen cada vez más extensas y cómo las heladas son cada vez más fuertes y amenazan sus cultivos. Por eso, este Proyecto les ha permitido tanto aportar conocimiento climático local, como adquirirlo, en beneficio de sus comunidades.
Como parte de esta iniciativa se creó además la Red de Monitores Comunitarios Climáticos, con distintos nodos en municipios de Cundinamarca como San Francisco, Sesquilé, Guatavita, Guasca y Tausa, entre otros. Desde este ejercicio comunitario, las familias participantes llevan meses registrando la temperatura, la humedad relativa y las lluvias en la mañana y en la tarde para tener sus datos diurnos y nocturnos; información que comparten en una reunión mensual en la que analizan lo que evidenciaron durante ese periodo de tiempo.
La Red de Monitores comunitarios climáticos de la Alta Montaña se ha extendido, ya hay familias haciendo lo mismo en Guasca, alrededor de la microcuenca Chipatá; en Usme, en la microcuenca Chisacá; y en Tausa, en la microcuenca Guandoque. Todos estos ríos se desprenden de los páramos de Chingaza, Sumapaz y Guerrero. Campesinos meteorólogos que de la mano del equipo técnico de este Proyecto, ejecutado por Minambiente, buscan respuestas y toman decisiones prácticas frente a un clima cada día más cambiante y por el cual, todos debemos aportar para mitigar los efectos del cambio climático.
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