Amaya Quincoces Riesco. La previsible recuperación de emisiones de CO2 tras el parón por el coronavirus amenaza con devolver a los océanos al anterior estado de “precolapso” al borde de la saturación, sin capacidad de absorber “ad infinitum” la excesiva producción humana de ese gas invernadero.
Además de haberse reducido durante el confinamiento la producción de dióxido de carbono emitido a la atmósfera, ha caído la actividad pesquera y el tráfico marítimo de mercancías y de pasajeros, siendo los grandes buques mercantes y petroleros la habitual fuente principal de contaminación y vertidos en los océanos.
La contrapartida a las mejoras ambientales de estos días ha sido el aumento de mascarillas y guantes de látex que están llegando a los mares, un problema que se agravará en la fase poscoronavirus y que está siendo especialmente visible en las costas asiáticas, según los expertos.
Con la recuperación de la actividad industrial y comercial, es previsible que todo vuelva a la situación anterior de “precolapso”, advierte a Efe el catedrático de biología de la Universidad de Granada (UGR) Pedro Sánchez Castillo, tras instar a tomar conciencia de “la escalada de destrucción ambiental” para frenarla al igual que “estamos doblegando” la curva de la evolución del coronavirus.
Sánchez Castillo, responsable de CEI-Mar en la Universidad de Granada, ha defendido “un cambio de ritmo” en las ayudas europeas hacia políticas verdes y azules en el tema de los océanos, en donde la conservación y la sostenibilidad sean “partes esenciales de la ecuación del nuevo modelo de desarrollo”.
El océano, que es el hábitat más grande del planeta, desempeña un papel crucial en la regulación del cambio climático global al absorber y almacenar calor y dióxido de carbono, aunque su capacidad es limitada.
Este ecosistema “se está saturando y no podrá continuar así ad infinitum”, asegura a Efe el científico Fernando Valladares, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), tras referirse a “los síntomas” que muestran que el océano es incapaz de aumentar el ritmo de captación de CO2 de la atmósfera tan rápido como “nosotros incrementamos nuestras emisiones”.
Oceános, con síntomas de saturación
“Los océanos responden, tienen cierta capacidad de respuesta, pero están dando síntomas de saturación”, tras lamentar el científico los graves problemas a los que se enfrentan los mares como el aumento de la temperatura y la enorme energía acumulada durante años, además de la acidificación del agua por la excesiva absorción de dióxido de carbono con el blanqueamiento de grandes extensiones de corales.
EFE/Nic Bothma
El calentamiento de las aguas, “que es un proceso acumulado de años y años”, recuerda el experto, está provocando que el hielo de los polos se derrita, con la consecuencia de niveles del mar cada vez más altos que hacen peligrar poblaciones costeras enteras, con un aumento además de fenómenos meteorológicos cada vez más extremos.
Ante la gravedad del problema, en 2019 los expertos de la ONU publicaron un informe sobre el cambio climático y los océanos en donde se alertaba del riesgo del incremento de los niveles del mar, mientras que en la última cumbre climática mundial, que se celebró en Madrid bajo presidencia chilena, el lema fue la COP Azul, en referencia a los ecosistemas marinos.
Inicialmente estaba previsto que este 2020 fuera un año clave para la defensa de los ecosistemas marinos con citas como la segunda Conferencia sobre los Océanos que iba a celebrarse en junio en Lisboa, pero finalmente se ha pospuesto por el coronavirus.
“La crisis sanitaria amenaza con rebajar a niveles decepcionantes la ambición ambiental” que planeaba en el mundo para este año, lamenta en declaraciones a Efe la directora ejecutiva de Oceana en Europa, Pascale Moehrle.
La lucha contra los plásticos
En su opinión, “debemos seguir adelante” con el Pacto Verde en la Unión Europea (UE) y seguir frenando mediante legislación la producción de plásticos de un solo uso y la promoción de envases y botellas reutilizables para que no lleguen a los océanos, un problema especialmente visible en costas asiáticas donde también están apareciendo ya mascarillas y guantes, advierte, por su parte, a Efe la bióloga Pilar Marcos, directora de biodiversidad de Greenpeace España.
En este país, continúa Marcos, también han aumentado los residuos de guantes y mascarillas estos días a causa del coronavirus además del riesgo de colapso de la red por el vertido de toallitas húmedas que pueden acabar llegando al mar, en donde perdurarían cientos de años junto a la fauna marina.
Las mascarillas y los guantes de látex no son envases, no se reciclan, “y es muy importante que se tiren a las papeleras y no a la calle, ni a la red de saneamiento”, insiste la experta. EFEVerde