- Fue en Río de Janeiro, pero 70 año atrás
- Brasil, Inglaterra, Italia y Uruguay, cabezas de serie
- La primera bola extraída correspondió a Yugoslavia
La sala de conferencias del Palacio Itamaraty, en el centro de Río de Janeiro, que por entonces era la capital de Brasil, fue el escenario elegido para la celebración del sorteo de la fase de grupos de la cuarta edición de la Copa Mundial de la FIFA. Aquella ceremonia contaría con la presencia de representantes de catorce países.
La tarde del 22 de mayo de 1950, parte de los ojos de un planeta que todavía se estaba recuperando de las heridas de la Segunda Guerra Mundial se centraron en aquel bombo plateado. En su interior, doce bolas numeradas representaban a las selecciones que participaban en el sorteo.
Algunos de aquellos equipos se habían clasificado por medio de una competición preliminar, como era el caso de los europeos, los asiáticos y los centroamericanos, mientras que otros entraban en el sorteo en calidad de combinados invitados, como los sudamericanos.
Declaradas cabezas de serie por indicación de la Confederación Brasileña de Deporte y refrendadas como tal por el Comité Organizador de la FIFA, las selecciones de Brasil, Inglaterra, Italia y Uruguay no tenían una bola asignada.
Las cuatro encabezarían otros tantos grupos que se distribuirían de la siguiente manera: dos de cuatro equipos, uno de tres y un cuarto de sólo dos selecciones.
Esta fue la numeración de las bolas: (1) Bolivia, (2) Chile, (3) España, (4) Estados Unidos, (5) Francia, (6) India, (7) Yugoslavia, (8) México, (9) Paraguay, (10) Suecia, (11) Suiza y (12) una selección por determinar.
La plaza representada por la duodécima bola estaba vacante porque Turquía, clasificada en la competición preliminar europea, había finalmente renunciado a participar en la cita mundialista.
Para ocupar su plaza se invitó posteriormente a Portugal, pero el combinado luso también acabaría declinando el ofrecimiento.
La suerte dicta sentencia…
Además de los delegados de las 14 selecciones –los bolivianos no asistieron al sorteo–, periodistas y fotógrafos acudieron también al salón del Itamaraty. Los presentes, ansiosos por conocer el destino de sus equipos, hablaban alto en diversos idiomas y hacían de aquella estancia un auténtico hervidero.
El silencio se hizo cuando el ministro de Asuntos Exteriores de Brasil, Raúl Fernandes, accionó la manivela del bombo y extrajo así la primera bola.
“Número siete”, gritó Fernandes, mientras mostraba el nombre del primer rival de una selección brasileña que partía como cabeza de serie del Grupo 1. La bola extraída correspondía a Yugoslavia.
De inmediato, se oyó una nueva exclamación del ministro: “Número tres, para el Grupo 2”. El tres era el número de España, que quedaba así encuadrada en el grupo de Inglaterra.
Las bolas siguieron saliendo hasta que los grupos quedaron configurados de la siguiente manera:
- Grupo 1: Brasil, Yugoslavia, México y Suiza
- Grupo 2: Inglaterra, España, Estados Unidos y Chile
- Grupo 3: Italia, Suecia, Paraguay e India
- Grupo 4: Uruguay, Francia, Bolivia y una selección por determinar
Así fue como transcurrió el sorteo de la fase de grupos de la primera Copa Mundial de la FIFA celebrada en Brasil. Aquel certamen comenzaría exactamente un mes y dos días después.
No obstante, los grupos tuvieron que ser modificados después del sorteo. Tras las renuncias de Turquía y Portugal, también la India se cayó de la lista de participantes, en este caso porque sus futbolistas se negaron a jugar si no se les permitía hacerlo descalzos.
Francia también acabó renunciando, en protesta contra un itinerario que le habría obligado a viajar 3.500 km entre partido y partido.