El Gran Agujero Azul de Belice resguarda tanta belleza como historia. Los sedimentos de este profundo hoyo en medio del mar revelaron recientemente una posible explicación del colapso de la civilización maya. Es en la profundidad de sus aguas donde yacen los vestigios de grandes eventos naturales. Las teorías de los historiadores y geocientíficos sobre la desaparición de la civilización maya abarcan desde la colonización hasta fenómenos naturales.

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Sin embargo, una teoría ha renacido con fuerza. Ésta retoma la aparición de tormentas tropicales severas que se cree que pudieron haber sido una razón del colapso de los mayas. A partir de las investigaciones de registros climáticos en el Caribe, se descubrió que las tormentas en el Gran Agujero Azul se intensificaron alrededor del año 900 d. C.

En ese momento las tormentas alcanzaron mayor intensidad, hasta convertirse en ciclones. Es posible que el estrés de lidiar con grandes tormentas y las variables climáticas llevaran a los mayas al límite.

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Descifrando la historia climática del Gran Agujero Azul

Traduciendo el mapa de actividad de huracanes en el Atlántico, incluido el Caribe, se observa cómo a lo largo del tiempo el clima varía mucho debido al comportamiento de los sistemas oceánicos y atmosféricos. Un lugar ideal para descifrar la historia del clima es el Gran Agujero Azul de Belice. Este hoyo ubicado en medio del océano resguarda sedimentos intactos en los que generalmente las tormentas suelen abandonar partículas gruesas.

Debido a la estructura de un agujero azul, el material marino puede depositarse, pero difícilmente puede salir. Esto permite que se genere un registro casi intacto de tormentas antiguas. Los registros históricos de huracanes y tormentas tropicales en el Gran Agujero Azul se remontan a hace más de 2,000 años.

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Dominik Schmitt, investigador de la Universidad Goethe de Frankfurt, reconstruyó la historia de las tormentas en el Agujero Azul en el arrecife Lighthouse, frente a la costa de Belice. Tras recuperar un núcleo de sedimento de 8.5 metros de largo, el equipo de Schmitt encontró que en el año 900 aumentó la actividad de los ciclones tropicales.

“El cambio ocurrió justo en el momento en que la civilización maya estaba en declive”, apunta Schmitt.

Las teorías se quedan en teorías

Se cree que el desequilibrio climático de aquel entonces fue un impulsor del colapso de los mayas. Si bien no fue la principal razón, estos resultados sugieren que tras las sequías severas que asolaron el Caribe, los mayas tuvieron que enfrentar grandes ciclones.

Se hallaron niveles de 15 a 30 centímetros de sedimentos, los cuales fueron depositados entre el año 700 d. C. y el 1150 d. C. Al analizar las capas se identificaron señales de ciclones intensos, dos de ellos ocurridos justo durante los períodos de sequía y otros después de ella.

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Existe una gran posibilidad de que los ciclones afectaran la infraestructura maya causando inundaciones costeras, malas cosechas o estrés ambiental. Es cierto que las tormentas pueden no haber contribuido directamente al colapso, pero hay una gran posibilidad de que haya sido así.

Hasta ahora, los investigadores creen que el Gran Agujero Azul ayudará a revelar el destino maya. Sin embargo, por más señales que la tierra nos brinde, nunca se sabrá de manera concluyente qué sucedió con los mayas.

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