La Unión Europea (UE) necesita doblar su capacidad para reciclar plástico si quiere cumplir sus objetivos para 2030, según un informe publicado este martes por el Tribunal de Cuentas Europeo, que alerta también de que la falta de control en esa actividad beneficia el tráfico ilegal y el lavado de dinero.
Los auditores comunitarios han analizado el nuevo marco jurídico europeo creado en 2018 y aún en fase de implementación para avanzar hacia una economía más circular, que aspira a que la UE recicle en 2025 el 50 % de los envases de plástico que se utilizan y el 55 % en 2030, es decir, el doble que lo estipulado en la normativa de 1994.
Actualmente, esos envases suponen el 40 % del uso del plástico y el 60 % de los residuos en la Unión Europea.
La primera conclusión de los auditores es que “existe un riesgo considerable de que la UE no cumpla sus objetivos”.
De entrada, las cifras de reciclaje “distan mucho de ser exactas o comparables entre Estados miembros”, que ahora arrojan una horquilla de entre el 23 % declarado por Malta y el 74 % de Lituania para una media europea cercana al 42 %.
Según los auditores, mayor precisión en la medición acarrearía “una disminución importante de la tasa de reciclado declarada, que pasaría de la cifra actual del 42 % a apenas un 30 %”, mientras que la Comisión Europea cree que la UE tiene capacidad para reciclar el 50 % del plástico que produce.
El eventual impuesto al plástico con beneficio al presupuesto de la UE podría contribuir a un mejor “escrutinio” de los datos que reportan los países, indicó el Tribunal de Cuentas.
Exportación y crimen organizado
Tradicionalmente, China era el destino final de gran parte del residuo plástico europeo, pero el gigante asiático prohibió las importaciones de ese tipo de basura en 2019.
Aún así, “casi una tercera parte de la tasa declarada de reciclado de estos envases se logra mediante el traslado a países terceros”, por lo que otro de los desafíos de la UE pasa por ajustar las normas sobre las exportaciones.
Si bien a partir de 2021 estará prohibida la mayor parte de estos traslados, la UE no tiene actualmente capacidad para absorber esos residuos y, además, hay poco control sobre la trazabilidad, lo que implica “un riesgo demasiado grande (…) de que aumenten los traslados ilegales y los delitos relacionados con los residuos”.
A menudo, “el plástico viaja por Europa y no está claro dónde acaba” y hay constancia de fraudes y tráfico ilícito, como evidenció la “Operación Toscana Verde”, que en 2019 desarticuló una red en la que estaba implicada la mafia italiana, que enviaba basura plástica de Italia para ser reciclada en Eslovenia, pero que se desviaba ilegalmente a China.
“La persecución es mucho menor comparada con otros tipos de crímenes organizados” y “los beneficios cuantiosos”, apuntaron los auditores en la presentación de su evaluación.
El ejemplo de Portugal
Las autoridades portuguesas crearon en 2018 una plataforma para la notificación en línea de los movimientos de residuos domésticos, denominada E-GAR, que realiza un seguimiento de todos los transportes codificados y sus gestores realizan controles trimestrales de validación de calidad.
El sistema se basa en un procedimiento de validación a lo largo de la cadena de transporte, de forma que el productor o transportista de los residuos codifica los datos en el sistema y el receptor de los residuos debe confirmar el tipo, la calidad y la cantidad de residuos.
Aunque aún los datos estadísticos se encuentran aún en fase de validación, el sistema parece tener “ventajas y potencial”, subrayaron los auditores, que destacaron que el coste de ese sistema es de unos 0,17 euros por dossier, frente a los 4,55 euros por expediente en papel que se utilizaba anteriormente.
Coronavirus
La pandemia ha traído un uso intenso de nuevos plásticos en mascarillas o guantes que no se reciclan y además ha afectado a la actividad de algunas plantas de reciclaje.
Esto hace “incluso más importante para Europa incrementar sus capacidades de reciclaje porque (…) los plásticos estarán con nosotros, ya que todavía no hay una alternativa apropiada”, concluyó el auditor jefe del análisis, Samo Jereb. EFEverde