Mohamed Siali .- ¿Quién dijo que la bicicleta era vehículo de pobres? ¿Por qué no hay más bicis circulando en una ciudad llana como Marrakech? Estas preguntas se las hizo la holandesa Cantal Bakker, aunque lo más interesante fue la respuesta.

Bakker, de 30 años, ha creado “Pikala Bike” (“pikala” es como se llama en dialecto a la bicicleta), un proyecto para popularizar las dos ruedas en Marrakech. No tiene miedo a desenvolverse en un mundo de hombres en su afán por quitarle sitio a los coches y motos que invaden la ciudad y la llenan de humo.

Y como es una soñadora, dice: “Queremos enseñar que la bicicleta es un modo de vida, y uno puede pedalear en la calle con la misma actitud que conduce un Range Rover”.

“Pikala Bike”, lanzado en 2016, pretende transformar la concepción de los habitantes de la ciudad sobre la bicicleta para que la vean “como una opción eficaz, sencilla y chic”.

Vista del establecimiento Pikala Bike, un proyecto para popularizar las dos ruedas en Marrakech creado por la holandesa Cantal Bakker.  EFE/Mohamed Siali

No es poca cosa. Bakker reconoce que la mayoría de la gente que utiliza la bici lo hace por obligación, por no poder pagarse algo mejor, y por eso lo que ve en la calle son “bicis mal cuidadas, que nadie está orgulloso de llevar”.

La sede del proyecto es un centro de 500 metros cuadrados basado en la medina de Marrakech que acoge pequeños talleres de reparación técnica, formación profesional y enseñanza de inglés, además de una flota de 150 bicicletas de todos los tipos.

El lugar es como una colmena: bicicletas bien ordenadas por todas partes, técnicos soldando remolques para bicis, un grupo de chicas alrededor de un despacho preparando la próxima campaña de sensibilización para niños y otras realizando tareas administrativas y de comunicación en ordenadores.

Una inspiración

La inspiración le vino a Bakker en 2015, cuando viajó como turista por primera vez a Marrakech y vio que no era posible descubrir la ciudad en bicicleta.

Por fin logró que alguien le prestara una bici: “cuando empecé a pedalear, Marrakech cambió”.

Bakker, que estudió Bellas Artes, quiso dar a otras personas la oportunidad de compartir su experiencia porque para ella no hay nada comparable a “la libertad de la bicicleta para descubrir una ciudad”.

“Así nació Pikala, como un flechazo, como una inspiración”, precisó.

Para defender la bicicleta, Bakker y sus compañeros marroquíes intentan crear una “energía diferente” alrededor de este medio de transporte, con vídeos de personalidades famosas y turistas extranjeros como “mini embajadores” de la bici.

Bakker dice que la bici da la oportunidad de trabajar, ayuda en la movilidad y a la salud. EFE/Mohamed Siali

“Nuestra misión con la Pikala es que la bici te permite aprender algo, te da la oportunidad de trabajar, y te ayuda en tu movilidad y tu salud”, precisó.

Oportunidades laborales y sociales 

Bakker defiende su proyecto, que emplea 30 jóvenes, no solo en su vertiente ecológica, sino también porque crea oportunidades de formación y de trabajo y contribuye además a la acción social en Marrakech, sobre todo durante la crisis del coronavirus.

“Hemos buscado otra manera para ayudar a la comunidad y desde el inicio del confinamiento en marzo pasado hemos desarrollado un proyecto de distribución de comida en bici. Hasta ahora hemos entregado 1.200 cestos solidarios”, explica.

Esta iniciativa consiste en poner a su flota de bicicletas y de su plantilla, de forma gratuita, a la disposición de las asociaciones de apoyo humanitario para distribuir sus ayudas destinadas a las personas más necesitadas.

Además, en los últimos nueves meses se distribuyeron también un total de 5.000 menús para personas sin hogar y que viven en las calles de Marrakech.

Bakker es incansable: esta semana va a distribuir 300 bicicletas para estudiantes que tienen sus escuelas lejos, para paliar así una de las causas del abandono escolar, como es el coste de los medios de transporte.

Y si “Pikala Bike” se financia sobre todo a través de donativos de asociaciones, su fundadora ya está pensando en fuentes de ingresos propios para garantizar la sostenibilidad del proyecto, y ya está desarrollando una red de entrega a domicilio que permita prescindir de las motos.

Bakker no esconde un obstáculo de peso: falta de carriles bici o de infraestructura específicas para la bicicleta, pero ya está en discusiones con el ayuntamiento de la ciudad para la búsqueda de soluciones y ya está estudiando expandir su proyecto a otras ciudades como Agadir o Rabat. EFEverde