Francisco Javier Vera Manzanares, un nombre que no pasa desapercibido a pesar de sus cortos 11 años de vida, es un activista de causas urgentes. Francisco nació en Bogotá y su vida no ha sido una vida común, creció rodeado de libros de grandes pensadores y científicos que lo han forjado en su corta vida.
Es amante de los dinosaurios y los libros de Stephen King, pero también es un defensor del medio ambiente. Él habla sobre los temas incómodos que nadie quiere voltear a ver, con un lenguaje sumamente fluido y sorprendente para un niño de su edad. Desde que tenía cinco años se ha inmiscuido en temas de urgencia como los derechos humanos, el feminismo y la defensa medioambientalista.
Reconoce nombres como Jürgen Habermas y Michel Foucault. Sus ejemplares de lectura quizá no son comunes para un niño de su edad. Por estos días lee “Todos debemos ser feministas” de la nigeriana Chimamanda Ngozi y “Pa’ que se acabe la vaina” de William Ospina. Francisco encontró diversión en el conocimiento que emanan los libros y lo usa para alzar la voz.
Un pequeño que ha vivido rodeado de áreas verdes y animales que le han enseñado la importancia de defender al planeta. Él mismo ha dicho que no se necesita ser un gran genio para darse cuenta de que no existe un planeta B que nos espere cuando terminemos destruyendo la Tierra.
“No menosprecien ni menoscaben el conocimiento de los jóvenes”
A pesar de su pequeña voz que inspira a más de uno, también ha sido duramente criticado por opinar sobre temas como el fraking. Algunos periodistas colombianos creen que el pequeño activista de 11 años y Greta Thunberg de 17, son niños adoctrinados e instrumentalizados para defender causas con objetivos escondidos.
No obstante, Francisco es el claro ejemplo del egoísmo de los adultos que creen que las generaciones más jóvenes no pueden opinar por su corta edad. Basta con buscar su nombre en la web, para darse cuenta de la autenticidad que lo caracteriza. La historia de este niño de tan sólo 1.30 metros de estatura, inspira a repensar lo que estamos haciendo mal.
“Dijeron que yo era una persona instrumentalizada, adoctrinada. El llamado es a que no menosprecien ni menoscaben el conocimiento de los jóvenes. Unos tienen habilidades para hacer TikToks, para ser youtubers o para jugar videojuegos. Pero yo tengo la capacidad de ser un niño que le gusta defender esta causa”.
Francisco inspira a pensar que todavía hay esperanza en la humanidad. Es menester ser más empáticos con las causas que realmente deben defenderse. La defensa de nuestro medio ambiente, la lucha por los derechos humanos y otras causas urgentes son el motor de la vida de este pequeño que sin darse cuenta, está dando una lección de vida a más de uno.
ecoosfera.com