En 2018, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) unió fuerzas con la Fundación Ellen MacArthur para abordar lo que los expertos en medio ambiente llaman una de las adicciones más peligrosas del mundo: los plásticos desechables o de un solo uso.
Ahora, a medio camino del cronograma de siete años establecido en el Compromiso Global por la Nueva Economía del Plástico, el PNUMA y sus socios observan que, si bien ha habido avances, el mundo necesita intensificar las acciones para frenar la contaminación por plásticos.
La humanidad vierte cada año en los ecosistemas el equivalente de su propio peso en plásticos. Son 300 millones de toneladas anuales las que asfixian las vías fluviales y los mares, obstruyen las calles, dañan la vida silvestre y, en última instancia, causan graves daños a la salud pública.
Para detener esa marea, el PNUMA y la Fundación Ellen MacArthur presionaron a los responsables de la toma de decisiones del sector público y privado para que se comprometieran a cultivar una economía circular en torno a los plásticos, de modo que estos se fabriquen para durar y para reutilizarse, y no simplemente para ser desechados. Esto implicaría nuevos productos y modelos comerciales, así como sistemas mejorados de reciclaje y compostaje.
Cada año, el rastro tóxico del crecimiento económico —la contaminación y el desperdicio— resulta en la muerte prematura de millones de personas y causa un daño incalculable al planeta.Elisa Tonda, PNUMA
En un informe sobre el progreso publicado a fines del año pasado, se detectó una mejora demostrable en un gran número de parámetros en 2019:
- El número de signatarios, incluidos productores de plásticos, instituciones financieras y gobiernos, se ha expandido 25%, a casi 500.
- Dos áreas han experimentado un progreso significativo: el contenido reciclado de los envases de plástico ha crecido 22%, y 81% de las empresas y 100% de los signatarios gubernamentales se han comprometido a eliminar gradualmente las peores categorías de envases de plástico, como el PVC, las bolsas de plástico desechables y los popotes.
- 56% de los signatarios tienen o están desarrollando proyectos piloto para probar modelos de reutilización en sus cadenas de valor.
“Cada año, el rastro tóxico de la contaminación y los desechos provoca la muerte prematura de millones de personas y causa un daño incalculable al planeta. El mundo ha avanzado en los últimos años en la batalla contra la contaminación por plásticos, pero queda mucho trabajo por hacer ”, dice Elisa Tonda, jefa de la Unidad de Consumo y Producción del PNUMA.
En los últimos 50 años, la producción de plástico se ha multiplicado más de 22 veces y se han invertido alrededor de US$180.000 millones en instalaciones de producción tan solo en la última década. Además, la pandemia mundial de COVID-19 provocó un aumento en la demanda de mascarillas médicas, guantes y gafas protectoras de plástico, y muchas de las políticas destinadas a limitar los productos plásticos desechables se han revertido.
Si bien la mayor parte de los signatarios del Compromiso Global pertenecen al sector privado, los expertos dicen que una de sus contribuciones más valiosas es proporcionar a los gobiernos un marco para desarrollar estándares para una economía circular del plástico.
Como dijo Tania Bishara del Ministerio del Medio Ambiente de Chile: “Desde su firma, el Compromiso Global nos ha ayudado a trabajar en iniciativas para una transformación de nuestra relación con los plásticos y a trabajar con actores del sector privado, la sociedad civil, los municipios y la academia para desarrollar una hoja de ruta para la economía circular”.
Combinar instrumentos de políticas para alcanzar el éxito
Si bien la Fundación Ellen MacArthur rastrea el progreso en el sector privado, el PNUMA ha estado apoyando a los 20 gobiernos nacionales, subnacionales y municipales que hasta ahora se han sumado al Compromiso Global para desarrollar políticas que limiten la contaminación por plásticos.
“El compromiso ha sido integral a nivel local”, dice Cristina Helena Fabris Pinheiro, funcionaria municipal de Sao Paolo, Brasil. Ha reunido al Ayuntamiento con la Municipalidad para producir instrumentos, especialmente marcos legales, sobre la reducción y la no generación de productos plásticos desechables. Eso incluye decretos municipales que prohíben la distribución de popotes y utensilios plásticos desechables por parte de los establecimientos comerciales.
En Copenhague, el Compromiso Global está ayudando a los funcionarios de la ciudad a limitar los productos de plástico desechables en los principales eventos deportivos que tienen lugar en la ciudad, como la Eurocopa en 2021.
“Estos eventos son organizados por organizaciones privadas y proveedores de servicios privados. Trabajar bajo un marco como el Compromiso Global hacia los mismos objetivos y tener el mismo lenguaje es de gran ayuda”, dice Malene Møhl, de la Administración Técnica y Ambiental de la ciudad.
El informe de 2020 también destaca la Responsabilidad Extendida del Productor, o REP, un tipo de enfoque de políticas integradas que está comenzando a afianzarse en todos los niveles de gobierno. Estas políticas colocan una responsabilidad compartida por el final de la vida útil de los productos plásticos en los productores de plástico y otros actores en la cadena de suministro, en lugar de colocar la carga sobre el público. Este enfoque, correctamente planteado, crea fuertes incentivos para que los productores diseñen productos que puedan retenerse dentro de la economía, en lugar de ser desechados, así como medios para que vuelvan a reciclarse en nuevos productos o nuevos usos.
Alrededor de una cuarta parte de los signatarios gubernamentales está desarrollando políticas en torno a la REP, sobre todo en los Países Bajos y Chile.
“Actualmente estamos trabajando en la aprobación del reglamento de empaque de la REP, que se encuentra en su etapa final”, dice Bishara de Chile. Se espera que el reglamento incluya objetivos para que los productores aumenten la tasa de reciclaje de los envases domésticos de plástico de 4,5% a 45%, así como la obligación de cubrir 80% de los hogares con la recolección puerta a puerta de los envases.
Apenas el comienzo
El informe sobre el progreso deja claro que aún queda un largo camino por recorrer. Encuentra que la COVID-19 ha expuesto aún más los inconvenientes de la economía lineal, a lo que se sumó la creciente demanda de envases de comida para llevar y plástico de burbujas —en su mayoría no reciclables—, así como la reversión de las políticas que limitan los productos de plástico de un solo uso.
El mundo no va por buen camino para cumplir los objetivos del Compromiso Global para 2025. El progreso en la capacidad para reciclar los envases de plástico y poner fin a la necesidad de productos de plástico desechable sigue avanzando con demasiada lentitud, dice el informe. Además, las disparidades en las tasas de progreso entre los signatarios son muy pronunciadas.
“La contaminación por plásticos no tiene fronteras. Necesitamos un enfoque común para resolver el consumo y la producción insostenibles de plástico y una acción transformadora en todos los niveles. Las asociaciones y el multilateralismo son fundamentales”, recalcó Tonda del PNUMA.
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