La aerolínea irlandesa Ryanair se ha marcado la meta de que el 12,5 % de sus vuelos se realice con combustibles de aviación sostenible (SAF) para el año 2030, lo que es un “objetivo ambicioso”, ha explicado a Efe el director de sostenibilidad de la compañía, Thomas Fowler
Para conseguirlo, Ryanair ha creado junto al Trinity College de Dublín su primer Centro de Investigación sobre Aviación Sostenible, una iniciativa que contará con un equipo investigador que trabajará para descubrir opciones que reduzcan los impactos de la aviación.
Según ha detallado a Efe uno de los profesores colaboradores del Trinity College, Stephen Dooley, este centro empezará a funcionar en verano próximo y trabajará en base a tres líneas de investigación distintas: la obtención de combustibles que sean sostenibles, pero “seguros para la industria al mismo tiempo”; los sistemas de propulsión de aeronaves con cero emisiones de carbono y la reducción de los niveles de ruido que generan los aviones.
Otro de los objetivos que la aerolínea irlandesa ya tenía en su lista, y que espera conseguir a través de los descubrimientos del centro, es reducir los 66 gramos de CO2 que se emite por pasajero y kilómetro recorrido hasta 60 gramos en 2030, lo que supone un 10 % menos que la tasa actual y un 30 % menos que el promedio de otras aerolíneas europeas.
“Es uno de nuestros principales objetivos, pero, gracias a esta colaboración con el Trinity College y con otras medidas, creemos que podremos lograrlo”, ha señalado Fowler.
Contaminación acústica
Para reducir la contaminación acústica, Ryanair cuenta con un nuevo pedido de aviones, la flota Boeing 737, que disminuirá el impacto del ruido en los entornos locales hasta en un 40% por asiento.
Fowler espera que, junto a los descubrimientos del equipo del Trinity College, la contaminación acústica producida por los vuelos se reduzca hasta su totalidad, un objetivo que, aunque es ambicioso, se puede conseguir a través de la técnica de aproximación mediante descenso continuo (CDA).
Ante la medida de eliminar los vuelos de trayecto corto que muchos países están planteando para reducir la contaminación, ambos coinciden en que “hay que tener cuidado, ya que muchas veces la alternativa terrestre es más contaminante que la aérea”. EFEVerde