Incansables productoras de miel, cera y jalea real, la actividad polinizadora de las abejas es fundamental para la agricultura y la preservación de los ecosistemas, una actividad que hoy en día está resultando gravemente amenazada por el descenso de las poblaciones en todo el mundo de este insecto, cuyo día se conmemora este jueves.

Sin la polinización llevada a cabo por insectos, “aproximadamente un tercio de los cultivos que consumimos tendrían que ser polinizados por otros medios o producirían una cantidad de alimento significativamente menor”; afirma el informe de Greenpeace ‘El declive de las abejas’, según el cual, la productividad de las cosechas bajaría en un 75 % sin la polinización de animales.No solo resultan fundamentales para la agricultura, la gran mayoría de plantas del planeta requiere polinización intermediada por animales para producir semillas y fruto, algo que en el estudio de Greenpeace se cifra en un 87,5 %. 

Sin embargo, y pese a la gran importancia de este insecto, su situación a nivel global en cuanto a número de individuos resulta cada vez más preocupante, especialmente en Europa y Norteamérica.

Apicultura

El presidente de la Asociación Española de Apicultores (AEA), Mario F. Navarro, explicado a EFEverde que el predominio del monocultivo, la consecuente falta de biodiversidad y el empleo de productos en la agricultura nocivos para estos insectos son algunas de las causas de este descenso; sin embargo, para Navarro, el mayor de los causantes ha sido y es la presencia del Varroa destructor, un ácaro invasor llegado desde Asia que “liquida las colmenas al llegar el otoño”.

El presidente de la AEA ha asegurado que “la abeja sufre una pandemia desde hace 20 años”, ante lo cual ha denunciado un “desamparo total” debido a la falta de investigación, tanto pública como privada, que provoca que los apicultores no tengan suficientes productos con los que hacer frente a la plaga y la pérdida cada año de miles de ejemplares.

La falta de relevo generacional es otro de los problemas relevantes en opinión de este apicultor residente en la Alpujarra, madrileño de nacimiento y abogado de profesión, que ha descrito a la apicultura como un “oficio a futuro” para todas aquellas personas que quieran vivir en el campo.

Para solventar todos estos problemas, desde la AEA se proponen varias líneas de actuación: desde introducir la apicultura en la educación primaria o la miel en los comedores escolares, hasta luchar contra el “fraude” en la venta de este producto; pero, sobre todo, buscan lograr la profesionalización en el sector a través de la creación de una formación profesional específica.

“De los 32.000 apicultores que somos en España, apenas 5.500 podemos vivir de esto” asegurado el presidente de los apicultores, que ha cifrado en 150 las colmenas necesarias para “ser profesional”.

Proyectos medioambientales

Mas allá de la apicultura, existen otras iniciativas para proteger a estos polinizadores, como la llevada a cabo por la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE), que establece corredores agrícolas para su adaptación al cambio climático; o el proyecto GreenBee, consistente en la restauración de vías pecuarias en zonas de la Red Natura 2000 de la Unión Europea para su conservación.

Jorge Sánchez Balibrea, representante de ANSE, explica a EFEverde que a través del trabajo en fincas agrícolas y la colaboración con ayuntamientos pretenden que los polinizadores dispongan de más recursos alimentarios de los que podrían encontrar hoy en día.

Esto se está llevando a cabo a través del establecimiento de plantones que aportan “momentos de floración adicionales”; sin embargo, en el proyecto también cobra importancia la “participación de la sociedad a través de acuerdos de custodia, de herramientas de voluntariado, y de actividades en centros educativos”.

De esta manera, han establecido más de 30.000 plantones en zonas agrícolas y están trabajando en alrededor de 100 jardines públicos en distintos municipios, aclara Balibrea.

Lo que persigue la iniciativa es proteger a la abeja mediante la preservación del ecosistema existente en las vías pecuarias, “que aunque estén dentro del espacio de la Red Natura 2000, suelen estar enmarcadas en sistemas muy intensificados”, explica a EFEverde Violeta Hevía, investigadora de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) en el proyecto GreenBee.

“En los últimos años hemos desarrollado unas investigaciones que ponen de manifiesto el papel tan relevante que tienen las vías pecuarias como corredores ecológicos, especialmente en lugares muy intensificados o en entornos periurbanos, como en el caso de la comunidad de Madrid”, región en la que están desarrollando hasta ahora los trabajos -el el Parque Regional del Sureste y en el Parque Regional del Curso Medio del Río Guadarrama-, con la restauración de un total de 50 hectáreas.

Esos trabajos consisten en el establecimiento de “muretes de piedra” a ambos lados de la cañada cada cierta distancia, la colocación de “nidales” en cada uno de ellos, y la plantación de especies leñosas próximas a los mismos para favorecer a medio plazo los recursos de polinización para la abeja silvestre. EFEverde.