Paula Rodríguez CorreaPeriodista UN Periódico Digital
Aunque todavía no existe una definición definitiva de la “contaminación difusa”, una investigación de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) ayudó a entender que se trata de un factor que influye sobre cualquier fuente hídrica y que sus implicaciones pueden afectar cualquier entorno ecológico. Play Video
Según el Decreto Único Reglamentario del Sector Ambiente y Desarrollo Sostenible (Decreto 1076 del 26 de mayo de 2015), este tipo de contaminación “no puede precisarse, porque no hay un punto exacto de descarga al cuerpo de agua o al suelo”.
Es decir, existe una interacción entre la lluvia, el contacto con el suelo y el efecto de arrastre, el cual lleva materiales, nutrientes, agroquímicos y fertilizantes que pueden tener como destino las corrientes o recursos hídricos: ríos, lagos, aguas subterráneas y glaciares, entre otros, ocasionando este tipo de contaminación.
Según la investigación del ingeniero ambiental Camilo Bernal, magíster en Ingeniería – Recursos Hidráulicos de Universidad Nacional de Colombia (UNAL), la contaminación difusa y el mal manejo de productos agrícolas en cultivos cercanos a los ríos estarían generando un aumento de nutrientes en los cuerpos de agua, además de limitar el crecimiento de las especies, aumentar olores desagradables generando dificultades en la salud humana y posiblemente podría ocasionar dificultades sanitarias a los pobladores.
“Actualmente la ausencia de metodologías para el levantamiento de la información de contaminación difusa podría ocasionar una debilidad en la atención que requieren los generadores de nutrientes que generan los procesos de eutrofización, es decir, el crecimiento de algas y plantas acuáticas que limitan el intercambio de oxígeno entre el agua y el ambiente”, destaca el magíster Bernal.
En Colombia, las corrientes hídricas son estudiadas y monitoreadas por entidades que realizan la vigilancia ambiental, como el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (MADS), el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) y diferentes autoridades o Corporaciones Ambientales.
Puedes ver: ¿Qué es la eutrofización y cómo contamina el agua?.
Según la Política Nacional para la Gestión Integral del Recurso Hídrico, los protocolos de seguimiento del agua buscan el mejoramiento de la calidad y promueven la reducción de la contaminación del recurso para un objetivo firme en 2022. Sin embargo, las metodologías que permiten el seguimiento a la calidad del agua pocas veces consideran la contaminación difusa o no puntual.
Esto llevó al investigador a indagar cuál es la forma adecuada para realizar el monitoreo de la contaminación difusa que afecta el recurso hídrico del país, aun sabiendo que no existe una metodología o guía para tomar muestras en este caso. Así, el ingeniero Bernal estudió la corriente hídrica del río Siecha –entre los municipios de Guasca y Guatavita (Cundinamarca), por las actividades agrícolas y ganaderas que se han presentado en esta zona durante los últimos años.
Así lo demuestra un informe del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de 2016, el cual destacó el avance de la ganadería y las actividades agrícolas como cultivos de flores, papa, frutas, arveja y otras legumbres y frutos que han generado cambios en la cobertura de los suelos en este departamento.
El paso a paso de los hallazgos
El investigador Bernal inició su estudio en un territorio con tres cultivos representativos de la región: fresa, durazno y papa. Allí elaboró una relación del registro de precipitación (es decir, cualquier forma de partículas de agua líquida que cae de la atmósfera y llega a la superficie terrestre) de la región, dimensiones, etapas e insumos de cada cultivo y características del suelo, además de la época climática de la zona, aspectos que se deben tener en cuenta en cualquier trabajo de campo que relacione las condiciones actuales que generan presión sobre el ambiente.
También realizó el levantamiento topográfico de cada cultivo y, según las características típicas del suelo, construyó zanjas que sirvieron como canales de conducción del agua a un punto de almacenamiento para tomar las muestras. Con el apoyo de un pluviómetro (medidor de lluvia) registró la caída de agua lluvia y la relacionó con las mediciones que realizan entidades como el Ideam o la Corporación Autónoma de Cundinamarca (CAR).
De manera que, en el punto de almacenamiento de agua lluvia tomó mediciones de los volúmenes de agua y muestras para llevar al laboratorio de monitoreo fisicoquímico y hacer el posterior análisis de los datos recolectados.
Los resultados mostraron que existe una alta carga de agroquímicos de nutrientes (nitrógeno y fósforo) en los cultivos de papa: “esto se debe a que el cultivo de este tubérculo tiene un tiempo de siembra-cosecha menor al de los cultivos comparados y el terreno se debe abonar con diferentes cantidades y tipos de agroquímicos para su crecimiento. De igual forma, al cierre de la primera cosecha se continúa rápidamente con la siguiente, lo que no permite que el lugar recupere sus propiedades naturales”.
El ingeniero Bernal también analizó las bacterias asociadas con la materia fecal de los organismos (coliformes totales y fecales), obtenidas de las muestras de agua de lluvia que fueron llevadas a laboratorio, y encontró que “en los diferentes cultivos se contó con la presencia de estas bacterias y aunque su procedencia puede resultar del riego que se realiza a los cultivos con agua del río Siecha, también puede existir una posibilidad de aportes directos por actividades pecuarias cercanas, lo cual limita el uso del recurso hídrico aguas abajo y da cuenta del cuidado que se debe tener al consumir productos sin la adecuada limpieza de estos”.
El investigador hace un llamado a las entidades ambientales y agrícolas para que implementen estrategias y metodologías que puedan ayudar a identificar estos efectos para intervenirlos oportunamente.
Como un aporte importante, estos datos requieren profundizar en el análisis de las características del suelo, el potencial de movilidad de contaminantes por el agua de lluvia y su arrastre, además de incluir las condiciones en las que se generan transporte de contaminantes al agua subterránea.
“La información de campo es vital para la investigación del país. Sin embargo, esta debe ser constante y evaluada en diferentes condiciones y áreas geográficas del territorio colombiano, con la intención de fortalecer los métodos indirectos que pueden ser útiles para los propósitos de toma de decisiones y así generar una contribución a las políticas y objetivos fijados en todo el país”, concluye el investigador.