Las consecuencias económicas de la pandemia de COVID-19 hicieron que las emisiones de CO2 de los edificios y la construcción cayeran significativamente en 2020, pero las emisiones seguirán aumentando y contribuirán al cambio climático a falta de una transformación real en el sector, según el Informe de estado global sobre los Edificios y la Construcción 2021.

El informe, publicado hoy por la Alianza Global para los Edificios y la Construcción (GlobalABC), concluye que en 2020 el sector fue responsable del 36% del consumo final de energía global y del 37% de las emisiones de CO2 relacionadas con la energía.

Si bien el nivel de emisiones fue un 10% más bajo que en 2015 —y alcanzó un punto que no se repetía desde 2007—, esto se debió en gran parte a las medidas de confinamiento, la desaceleración de las economías, las dificultades que enfrentaron los hogares y las empresas para mantener y proporcionar el acceso a la energía, y a una caída en la actividad de la construcción. Los esfuerzos para descarbonizar el sector jugaron solo un papel muy pequeño.

Con el gran crecimiento proyectado en el sector de la edificación, las emisiones aumentarán si no se hace ningún esfuerzo por impulsar la descarbonización y mejorar la eficiencia energética. En Asia y África, el parque de edificios se estima que se duplicará para 2050 y se espera que el uso mundial de materiales aumente más del doble para 2060. Un tercio de este aumento se atribuirá a los materiales de construcción.

“Este año demostró que el cambio climático es una amenaza inmediata y directa para todas las comunidades de este planeta, y solo se va a intensificar”, dijo Inger Andersen, directora ejecutiva del PNUMA.

“El sector de los edificios y la construcción, como una fuente importante de emisiones de gases de efecto invernadero, debe descarbonizarse urgentemente a través de una triple estrategia de reducción de la demanda de energía, descarbonización del suministro eléctrico y abordaje de la huella de carbono de los materiales de construcción, si queremos tener alguna posibilidad de cumplir el objetivo del Acuerdo de París de limitar el calentamiento global a 1,5 °C».

Se registra progreso, pero es insuficiente

El rastreador climático de GlobalABC descubrió que ha habido algunas mejoras en la acción para descarbonizar y mejorar la eficiencia energética del sector.

En 2015, 90 países incluyeron acciones para abordar las emisiones de los edificios o mejorar la eficiencia energética en sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC) en virtud del Acuerdo de París. Este número ha llegado a 136, aunque los niveles de ambición varían.

Desde 2015, 18 países más han implementado códigos de energía para la construcción, una medida que es crucial para reducir las emisiones. Ahora suman 80 países en total. Ciudades y gobiernos locales también han desarrollado códigos.

La inversión en eficiencia energética aumentó a más de US$ 180.000 millones en 2020, frente a los US$ 129.000 millones de 2015, y la certificación de edificios ecológicos ha aumentado un 13,9% en comparación con 2019.

Sin embargo, el informe encuentra que en general estos esfuerzos son insuficientes, tanto en términos de velocidad como de escala.

El informe también destaca que dos tercios de los países aún carecen de códigos de construcción obligatorios; la mayor parte del aumento del gasto en eficiencia energética provino de un pequeño número de países europeos; una parte demasiado pequeña del financiamiento se destina a renovaciones energéticas profundas, y hay una falta de objetivos ambiciosos de descarbonización en las NDC.

¿Qué esperar en el futuro?

Es probable que la demanda de energía en el sector de los edificios y la construcción repunte a medida que se afianzan los esfuerzos de recuperación económica y se cumplan las demandas reprimidas de nuevas construcciones. Para estar en camino de lograr un objetivo de emisiones netas cero en 2050, la Agencia Internacional de Energía indica que las emisiones directas de CO2 de los edificios deberían disminuir 50% para 2030. La reducción de las emisiones indirectas del sector deberá incluir una disminución del 60% de las emisiones vinculadas con la generación de energía.

Si bien el gasto en recuperación de la pandemia no ha priorizado suficientemente los enfoques amigables con el clima en el nivel requerido, todavía existe la oportunidad de invertir en la descarbonización de los edificios al tiempo que aumentamos su resiliencia:

  • Los países deben aprovechar el potencial transformador del sector para lograr la transición energética.
  • Los gobiernos deben comprometerse aún más a descarbonizar la energía, así como el suministro de calefacción y refrigeración. Esto incluye intensificar la ambición de las NDC para incluir objetivos de descarbonización de edificios que consideren las emisiones de carbono de la producción de materiales de construcción, las cuales hasta ahora se han pasado por alto.
  • La tasa de crecimiento de la inversión en la eficiencia de construcción debe duplicarse a más del 3% anual y debe expandirse a los inversionistas privados, más allá de la inversión directa de los gobiernos.
  • Es necesario aumentar el alcance y la cobertura de los códigos de energía de los edificios. Todos los países deben tener en vigor códigos de energía de construcción obligatorios que idealmente abordarían los estándares de desempeño para las envolventes, el diseño, la calefacción, la refrigeración, los sistemas de ventilación y otros dispositivos de los edificios, y garantizarían los vínculos con la planificación urbana integrada.
  • La resiliencia de los edificios debe aumentar para preparar nuestros hogares y espacios de trabajo para el futuro. Un edificio típico construido hoy seguirá en uso en 2070, pero el clima en el que se encuentra habrá cambiado significativamente. Las intervenciones necesarias para reducir el impacto climático de los edificios existentes deben combinarse con la inversión en medidas de adaptación y resiliencia.
  • Tanto el sector público como el privado deben aprovechar las enormes oportunidades de inversión que ofrece este sector, por ejemplo, a través de bonos verdes o mediante el aumento en la financiación bancaria de edificios ecológicos.

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