Desde las pequeñas plantas hasta los grandes bosques de Europa, una red vegetal se construye en beneficio de la vida. La famosa Wood Wide Web recorre el imponente subterráneo para crear uno de los lenguajes de comunicación más impresionantes del planeta. A través de ella se conectan microorganismos, árboles y hongos generando una simbiosis tan perfecta que hasta la fecha seguimos descubriendo su mecanismo. El último hallazgo en esta mágica red reveló que gracias a unos hongos muy especiales, el crecimiento de los árboles se reafirma con gran seguridad.
Muy pocas veces nos detenemos a pensar cómo es que los árboles crecen, cómo sus raíces consiguen el alimento o cómo sobreviven a la tempestad de los tiempos. Sabemos que el agua y la luz son partes esenciales de su desarrollo, pero recientemente investigadores descubrieron que hay otra clave importante para el nacimiento de los árboles: los hongos.
La conexión que brinda crecimiento a los árboles
Entre arbóreos y hongos hay una relación estrecha y primordial; uno depende del otro y viceversa. Pero todo se construye desde el suelo, a los pies de los árboles. En las raíces de los más frondosos árboles de Europa se encontraron los hongos conocidos como ectomicorrizas. Estos hongos componen una red de finos y delgados filamentos que viven en sincronía con los árboles.
Justo ahí -en el final o el principio de las raíces-, los hongos se encargan no sólo de formar parte de la red de comunicación vegetal, se reveló que estos organismos suministran nutrientes y protegen a los grandes bosques de patógenos.https://e33bfad5a191aeb4ebe8c2981a1bbae4.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-38/html/container.html
A cambio, los árboles les brindan energía en forma de carbohidratos, algo que los árboles generan a través de la fotosíntesis. Y así, en pocos segundos una conexión vital se construye y se reafirma, tanto para el crecimiento de los árboles como para la supervivencia de los hongos. Una relación mutualista que yace milenariamente en los suelos del planeta Tierra.
Descifrando los secretos de la cooperación vegetal
En cuanto a la naturaleza y su funcionamiento es claro que las preguntas son muchas y las respuestas se avecinan lentamente. Sin embargo, el ánimo de descubrir los lenguajes y procesos del mundo vegetal sigue creciendo impacientemente, sobre todo cuando hay hallazgos relevantes como esta conexión.https://e33bfad5a191aeb4ebe8c2981a1bbae4.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-38/html/container.html
No obstante, es bueno aclarar el panorama y resaltar que aunque se descubrió que los hongos ectomicorrízicos son parte del crecimiento de los árboles, no se sabe con certeza qué tanto participan de ello. Es un hecho que los hongos y los árboles comparten propiedades en beneficio del otro, pero por cuánto tiempo y cómo. A su vez, cuánta energía liberan los árboles y bajo qué condiciones.
Una respuesta simple pero primordial
En busca de estas respuestas, el grupo de investigadores dirigido por Tom Crowther, profesor de Ecología del Ecosistema Global en ETH Zurich, analizó a cinco especies de árboles forestales europeos. Para su sorpresa, descubrieron que en los lugares donde los hongos están mejor adaptados hay un mayor crecimiento de los árboles, pero también depende del nitrógeno.https://e33bfad5a191aeb4ebe8c2981a1bbae4.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-38/html/container.html
El estudio determinó que los árboles que acceden a nitrógeno orgánico crecen más lento que aquellos que se alimentan del inorgánico. La diferencia radica en un pequeño pero importante detalle. La producción orgánica del nitrógeno requiere que los hongos absorban más energía de los árboles. En consecuencia, los árboles no tienen tanta energía para crecer.
Mientras que los hongos que tienen acceso a nitrógeno inorgánico no necesitan producirlo y, por ende, no gastan más energía de los mismos árboles. Un detalle tan sencillo que define por completo el desarrollo de los bosques europeos.
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