Bajo un cielo azul brillante, seis miembros de la Compañía de Danza Anjolique se balancean al ritmo del dancehall caribeño en lo alto de un estrecho barranco ubicado en San Cristóbal y Nieves. El sexteto viste atuendos azules y amarillos ondulantes, y mientras baila, un narrador describe las iniciativas ambientales en la pequeña nación caribeña.
Este video, creado para el Día Mundial del Medio Ambiente 2021 y para el lanzamiento del Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas, se publica en las plataformas de redes sociales de la compañía de danza. Está diseñado para crear conciencia sobre la erosión de los aliviaderos naturales, conocidos como ghauts, que atraviesan la isla de Nevis, y el trabajo de los conservacionistas locales para salvarlos.
«Hay muchas maneras de controlar la erosión «, dijo la directora de la compañía, Tricia King. «Todos somos guardianes de estos canales y debemos tratarlos con cuidado y respeto».
La compañía de danza es parte de un grupo de individuos que, en todo el Caribe, ha abrazado el Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas, un impulso global que comenzó en junio de 2021 para revertir la degradación del medio ambiente. En la región, la gente ha hecho de todo, desde cultivar manglares hasta plantar micro bosques y dejar que en sus patios traseros crezca la vida silvestre.
Muchos de estos líderes ambientales del Caribe compartieron recientemente sus historias en línea, respondiendo a un llamado público del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el Proyecto IWEco, financiado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), y la Oficina de la Secretaría del Convenio de Cartagena.
Un grave problema
El Decenio de las Naciones Unidas surge en un momento en el que la humanidad ha llevado a los ecosistemas, desde los bosques hasta las sabanas y los arrecifes de coral, hasta un punto de quiebre. Los humanos han alterado el 75% de la superficie de la Tierra. Un tercio de las tierras de cultivo del mundo está degradado, y un tercio de las especies de peces comerciales están sobreexplotadas. Esta degradación ya está afectando el bienestar de unos 3.200 millones de personas, lo que se traduce en el 40% de la población mundial. Los expertos dicen que, si bien los grandes proyectos respaldados por el gobierno pueden ayudar a revertir esa destrucción, los esfuerzos a pequeña escala de la población local también tienen un papel importante que desempeñar.
«Es genial ver este tipo de acción colectiva por parte de las comunidades que desean comenzar un cambio efectivo en sus localidades», dijo Vincent Sweeney, jefe de la Oficina Subregional del Caribe del PNUMA. «Para cumplir con los objetivos del Decenio, es necesario que todos se unan para detener este asalto a la biodiversidad», añadió Sweeney .
El fotógrafo de naturaleza Zeph Luc, radicado en Trinidad y Tobago, mostró su patio reforestado y como este se ha convertido en un refugio para polinizadores como las abejas. Las especies polinizadoras desempeñan un papel crucial en muchos ecosistemas y están bajo la presión del cambio climático y la degradación de sus hábitats, especialmente en las ciudades.
«La mayoría de la gente ha visto sus patios como simples áreas verdes para ser utilizadas para su propio disfrute o como parcelas que se pueden convertir en un apartamento», explicó Luc. «De lo que no se dan cuenta es que estos espacios cubiertos de hierba son en realidad entornos tan complejos y relevantes para el ecosistema de Trinidad como cualquier otro».
El retorno de la naturaleza
La fundación Hofi Chiki, con sede en Curazao, también está ayudando a crear un refugio para la vida silvestre en áreas urbanas. El grupo planta lo que llama «pequeños bosques», densas colecciones de plantas, árboles y arbustos, dentro de los límites de las ciudades caribeñas. Además de actuar como un imán para la vida silvestre, incluidos los polinizadores, estos microbosques también pueden mejorar la calidad del aire, combatir el estrés por calor y aumentar la capacidad del suelo para almacenar agua. Esto último es crucial en una isla donde las precipitaciones son intensas.
El pequeño bosque de Hofi Chiki, en el Klein College de Curazao, tiene al menos 450 arbustos y árboles autóctonos, algunos de los cuales son extremadamente raros.
Tanto dentro como fuera de las ciudades, los manglares también son un aspecto esencial de muchos ecosistemas caribeños. Los árboles tienen sistemas de raíces único que reducen la erosión costera, protegen de las marejadas ciclónicas y proporcionan refugio a los animales locales.
The Mangrove Maniacs es una organización no gubernamental comprometida con la preservación de los manglares en la isla de Bonaire, en el Caribe Neerlandés. Sus miembros mantienen viveros de manglares, siembran plántulas y ayudan a restaurar el flujo de agua alrededor de los manglares silvestres.
De vuelta en San Cristóbal y Nieves, King asegura que la gente común tiene un papel crucial que desempeñar en la reactivación del mundo natural. Sin embargo, llegar a las personas puede ser un desafío, por lo que su compañía de danza se enfoca en provocar una respuesta emocional de cara a las amenazas ambientales. Enfoques innovadores como ese, dice, «pueden inspirar a una generación de restauración».
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