En la lejanía de la civilización humana, existe una isla remota en el sur del Océano Atlántico que pronto se convertirá en en el santuario de vida silvestre más grande del mundo. Tristán de Acuña es el hogar de tan solo 244 personas, además es el refugio de fauna y flora inesperadamente exótica.
El acceso a la isla principal es tremendamente complicado. La lejanía de tierra firme hacen de esta isla un territorio remoto. Está rodeado por acantilados de más 600 metros de altitud que complican aun más visitarla.
Tristán de Acuña es de hecho, el lugar habitado más remoto de todo el mundo. Se encuentra a 3 mil 360 kilómetros de Sudamérica y a 2 mil 816 kilómetros desde Sudáfrica. No es de sorprenderse que el territorio total de la isla principal sea todavía más pequeña que la ciudad de París, con 98 kilómetros cuadrados.
Isla recóndita será un santuario para la vida silvestre
Pero más hacia lo recóndito, el archipiélago se compone de islas casi imposibles de visitar para el humano. Las islas Inaccesible, Nightingale y Gough son hogar de especies de flora y fauna exóticas importantes. El ave no voladora más pequeña del mundo (Atlantisia rogersi), así como albatros errantes y el pingüinos saltarrocas norteño, habitan en este lugar.
El archipiélago se ha convertido en la cuarta área marina protegida más grande del mundo. Recientemente se declaró Zona de Protección Marina a Tristán de Acuña y su serie de islas recónditas. La preservación como zona de exclusiónserá clave para mantener a salvo a los cientos de especies habitantes de este recóndito lugar.
90% de las actividades extractivas están prohibidas en estas islas recónditas para la protección de sus ecosistemas y biodiversidad marina. Tanto la pesca industrial como la extracción minera, simplemente son imposibles en esta área terrestre y marina. El área de protección abarca 687 mil kilómetros cuadrados, el triple del territorio total de Reino Unido.
La importancia de esta declaración de Zona de Protección Marina, es de vital importancia para la supervivencia de especies en estado crítico de extinción. El pingüino de penacho amarillo, la ballena de aleta, los zifidos de Shepherd, así como otras 11 especies de cetáceos en peligro de extinción viven en el territorio protegido.
Además, la zona también sirve como alimento para los albatros de Tristán, que se encuentran en peligro crítico de extinción, así como el petrel de anteojos.
El proyecto de salvamiento de las islas forma parte del Legado para los Océanos de Pew Bertarelli, que surgió en 2017 y cuenta con todo el apoyo del gobierno británico. Con esta noble causa, se busca aumentar la protección y salvar el 30% de los océanos que hasta la fecha solo cuentan con el resguardo del 3% del total de la superficie marina.
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