- Un informe insta a reconocer estratégicamente la arena y a tomar medidas en todos los sectores.
- La arena es el segundo recurso más explotado del mundo y debe gestionarse con prudencia.
- Cambios legales, material de construcción reciclado, roca triturada y «arena mineral» procedente de la minería, entre las soluciones.
Ginebra, 26 de abril de 2022 – 50 mil millones de toneladas: lo suficiente para construir un muro de 27 metros de ancho y 27 metros de alto alrededor del planeta Tierra. Este es el volumen de arena y grava que se utiliza cada año, lo que la convierte en el segundo recurso más utilizado en el mundo después del agua. Dada nuestra dependencia de ella, la arena debe ser reconocida como un recurso estratégico y es necesario replantear su extracción y uso, según un nuevo informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
El informe «Arena y sostenibilidad: 10 recomendaciones estratégicas para evitar una crisis«, publicado hoy por el equipo GRID-Ginebra del PNUMA, ofrece las orientaciones necesarias recogidas de expertos mundiales para pasar a mejorar las prácticas de extracción y gestión del recurso.
La extracción de arena en lugares en los que desempeña un papel activo, como en los ríos y en los ecosistemas costeros o marinos, puede provocar la erosión, la salinización de los acuíferos, la pérdida de protección contra las mareas de tempestad y el deterioro de la biodiversidad, lo que supone una amenaza para los distintos medios de subsistencia, entre ellos el abastecimiento de agua, la producción de alimentos, la pesca o la industria del turismo.
Según los autores del informe, la arena debe ser reconocida como un recurso estratégico, no sólo como material para la construcción, sino también por sus múltiples funciones en el medio ambiente. Destacan que los gobiernos, las industrias y los consumidores deben fijar un precio para la arena que reconozca su verdadero valor social y medioambiental. Por ejemplo, mantener la arena en las costas puede ser la estrategia más rentable para adaptarse al cambio climático, ya que protege contra las mareas de tempestad y los impactos del aumento del nivel del mar.
El informe propone que se elabore una norma internacional sobre cómo se extrae la arena de los mares. Esto podría suponer mejoras drásticas, ya que la mayor parte del dragado marino se realiza mediante concursos públicos abiertos a empresas internacionales. Mientras tanto, el informe recomienda que se prohíba la extracción de arena de las playas debido a su importancia para la resistencia de la costa, el medio ambiente y la economía.
«Para lograr un desarrollo sostenible, tenemos que cambiar drásticamente nuestra forma de producir, construir y consumir productos, infraestructuras y servicios. Nuestros recursos de arena no son infinitos y tenemos que utilizarlos de forma inteligente. Si conseguimos controlar la forma de gestionar el material sólido más extraído del mundo, podremos evitar una crisis y avanzar hacia una economía circular», dijo Pascal Peduzzi, Director de GRID-Ginebra en el PNUMA y coordinador general del programa para este informe.
Infraestructuras, hogares, alimentos y naturaleza en juego
La arena es fundamental para el desarrollo económico, ya que es necesaria para producir hormigón y construir infraestructuras vitales que van desde viviendas y carreteras hasta hospitales. Al proporcionar hábitats y zonas de cría para la diversa flora y fauna, la arena también desempeña una función vital de apoyo a la biodiversidad, incluidas las plantas marinas que actúan como sumideros de carbono o filtran el agua. Este recurso será crucial para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible y hacer frente a la triple crisis planetaria del cambio climático, la contaminación y la pérdida de biodiversidad. Sin embargo, se está utilizando más rápido de lo que se puede reponer de forma natural, por lo que su gestión responsable es crucial.
La economía circular está al alcance de la mano
Los autores señalan que existen soluciones para avanzar hacia una economía circular de la arena, como la prohibición del vertido de residuos minerales y el fomento de la reutilización de la arena en los contratos públicos, entre las medidas políticas citadas. La roca triturada o el material de construcción y demolición reciclado, así como la «arena mineral» procedente de los residuos mineros, son algunas de las alternativas viables a la arena que también deberían incentivarse, detalla el informe.
Añaden que se necesitan nuevas estructuras institucionales y jurídicas para que la arena se gestione de forma más eficaz y se compartan y apliquen las mejores prácticas. Además, el informe recomienda que los recursos de arena deben ser cartografiados, controlados e informados. Mientras tanto, todas las partes interesadas deben participar en las decisiones relacionadas con la gestión de la arena para permitir enfoques basados en el lugar y evitar soluciones de aplicación única, subraya el documento.
El informe es consecuencia de una resolución sobre la gobernanza de los recursos minerales adoptada en la cuarta Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEA), en la que se pedían medidas para la gestión sostenible de la arena. Este mandato fue confirmado en la UNEA-5 de 2022 en la nueva resolución titulada Aspectos medioambientales de la gestión de minerales y metales, adoptada por todos los Estados miembros.
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