investigadora entre muebles con las colecciones de plantas y foto de planta
En el herbario Federico Medem Bogotá del Instituto Humboldt hay más de 114.000 ejemplares de plantas colombianas.

  • El Herbario Federico Medem Bogotá del Instituto Humboldt, ubicado en el claustro de San Agustín en Villa de Leyva, es el tercero más grande del país. Allí reposan más de 114.000 ejemplares de las plantas colombianas.

El verde se impone con fuerza en el territorio colombiano. Las más de 26.200 especies de plantas que han sido identificadas por los científicos y ciudadanos amantes de la naturaleza, lo convierten en el segundo país con mayor riqueza vegetal en todo el mundo, un tesoro natural que alberga 6.206 especies únicas o endémicas. 

Helechos, musgos, palmas, orquídeas, magnolias, frailejones, cactus, mangles, zamias y otras gimnospermas, están distribuidos por todos los ecosistemas del país, que van desde las densas selvas húmedas tropicales de la Amazonia y el Chocó biogeográfico, los desiertos de la alta Guajira, las sabanas de la Orinoquia y las zonas paramunas. 

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De las más de 58.312 especies de flora y fauna registradas en Colombia, cifra que va en ascenso, cerca del 45 por ciento corresponde a plantas. “Esta megadiversidad tiene su raíz en una ubicación geográfica privilegiada, que le permite contar con varios climas, un relieve único y un abanico de ecosistemas. Somos líderes en orquídeas y el tercer país en palmas”, asegura Amalia Díaz Peña, investigadora del Instituto Humboldt. 

Los herbarios, sitios que resguardan las principales muestras de la biodiversidad vegetal, han sido los protagonistas indiscutibles para poder conocer la riqueza verde del territorio nacional, una práctica que, según Díaz, nació hace varios siglos en Europa cuando los botánicos empezaron a tomar muestras de las plantas medicinales para estudiarlas. 

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“En esa época, las partes y dibujos de las plantas eran dispuestas en cuadernos, una técnica que fue cambiando hacia 1750, cuando el científico y botánico sueco Carl Linneus​, considerado como el creador de la clasificación de los seres vivos, evidenció que era mejor tener el material vegetal en hojas separadas y no en libros pequeños, para así poderlas organizar en familias”.

Colombia cuenta con al menos 51 herbarios que resguardan millones de ejemplares de plantas organizadas y pegadas meticulosamente en cartulinas blancas de 30 por 40 centímetros, enciclopedias de biodiversidad que Díaz cataloga como pequeñas obras de arte.

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“Cada uno de los tallos, hojas, flores, frutos y semillas de las plantas que son montados en estas cartulinas representa una obra de arte con información científica indispensable para la identificación taxonómica de las especies. Todas estas muestras se almacenan en carpetas dentro de compactadores metálicos, organizados de acuerdo con su familia”. 

El museo vegetal de Villa de Leyva 

El claustro de San Agustín de Villa de Leyva, un antiguo convento que mantiene intacta su fachada colonial, alberga el tercer museo de plantas más grande de Colombia: el Herbario Federico Medem Bogotá (FMB). 

“Este herbario fue creado en 1971 por el Inderena, una vasta colección de plantas que fue transferida al Instituto Humboldt en 1995 y la cual contaba con una gran representación de las especies de flora de los Parques Nacionales Naturales del país”, afirma Díaz, líder de las colecciones botánicas del Humboldt. 

Por medio de las expediciones y proyectos de la biodiversidad del Instituto Humboldt por todo el país, este herbario empezó a nutrir su representación verde a pasos agigantados. De los cerca de 15.000 ejemplares heredados por el Inderena, pasó a más de 114.000 de 10.570 especies, es decir un crecimiento superior al 86 por ciento.

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“Tenemos la más completa colección de plantas de los Parques Nacionales, con el 38 por ciento de los ejemplares, y una buena representación de la flora de todo el país. En cobertura solo nos superan el Herbario Nacional Colombiano de la Universidad Nacional (COL) y el de la Universidad de Antioquia (HUA)”, apunta la investigadora. 

foto de archivadores con las colecciones de plantas y dos especimenes de la colección
Todas las muestras se almacenan en carpetas dentro de contenedores metálicos organizados de acuerdo con sus familias.

Aunque hay hallazgos de todos los departamentos del país, el bosque seco tropical, catalogado como uno de los más amenazados, y los páramos, son los ecosistemas mejor representados, al igual que las regiones de la Orinoquia, el Escudo Guayanés y la vertiente oriental de la cordillera oriental. 

“Por ejemplo, contamos con más de 7000 ejemplares de plantas del Parque Nacional Natural Serranía de Chiribiquete, más de 5000 de Amacayacu, 2.298 de Tinigua y 1.892 de El Tuparro. Las familias mejor representadas son las fabáceas o leguminosas, Melastomataceae (especies herbáceas, arbustos y pequeños árboles) y rubiáceas (Rubiaceae)”, precisa Díaz. 

La botánica del Humboldt cuida con lujo de detalles más de 250 ejemplares de plantas, muestras que describe como los Picassos originales de todas las obras de arte del herbario del Humboldt. 

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“Se trata de los ejemplares tipo, es decir la muestra a partir de la cual se realizó la primera descripción científica de una especie. Están guardados en gabinetes propios porque son referentes a nivel mundial”.

Los botánicos y científicos no son los únicos que visitan este herbario para dar marcha a sus investigaciones o identificar la taxonomía de las especies. Según la experta, es una biblioteca de puertas abiertas para cualquier persona que quiera conocer y aprender sobre plantas desde diferentes puntos de vista. 

“Vienen muchas personas que trabajan en plantas útiles, conservación o incluso artistas plásticos que encuentran en la flora nacional una inspiración para sus trabajos. No es un sitio exclusivo para los científicos, sino un espacio transversal para diferentes disciplinas”.

Los niños y adolescentes también tienen en este herbario un espacio para sumergirse en el mundo de las plantas. “Antes de que conozcan las obras de arte, hacemos actividades de sensibilización para que comprendan que el aire que respiramos proviene de las plantas y así entender el papel crucial de las plantas para la vida en la tierra. También hablamos de los platos típicos de Colombia, que en sí son una representación de nuestra biodiversidad”. 

Un viaje por Colombia

Más de 10 compactadores metálicos resguardan las obras de arte con las plantas del país del Instituto Humboldt. Cada uno contiene representantes de varias familias taxonómicas, una organización similar a la de una biblioteca: las orquídeas podrían ser los libros de ciencia ficción, los frailejones las novelas de amor y las palmas las crónicas de antaño. 

“Cada cartulina cuenta con una etiqueta en el lado inferior derecho que incluye la información científica de la planta, además de un número único de catálogo. Los frutos están guardados en pequeños sobrecitos de papel que están pegados en la misma cartulina y cuando son muy grandes, van en cajitas de cartón aparte. Los ejemplares se organizan alfabéticamente por género y dentro de estos por especies”, asegura Díaz. 

Los investigadores del herbario manipulan las obras de arte con una delicada sutileza. Las cogen con suavidad de las puntas para luego disponerlas con calma en un extenso mesón, donde inicia un viaje por la riqueza florística de Colombia. 

foto de especimenes agregados al herbario
De los cerca de 15.000 ejemplares heredados por el Inderena, pasó a más de 114.000 de 10.570 especies.

“Tenemos ejemplares que van desde partes de una palma de cera, especie que en su hábitat natural pueden llegar a los 60 metros de altura, hasta una hierba o pasto diminuto. Todas las plantas están dispuestas en el mismo formato, es decir la cartulina de 30 por 40 centímetros. Explorar el herbario es hacer un viaje por la riqueza vegetal del país”. 

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De una sola palma de cera pueden salir más de 10 obras de arte. “Por su gran tamaño, sería imposible incluir toda la información en una sola cartulina. Por eso organizamos sus partes, como hojas y partes del tallo y fruto, en varias muestras”, apunta la experta. 

Un helecho colectado en el municipio de Santuario (Antioquia) en 1934 es la planta más antigua del herbario del Instituto Humboldt. “Es una de las piezas más bonitas de la colección, ya que aunque está perfectamente montada y en buen estado, aún tiene la etiqueta de antaño de colores ocres”. 

Con las muestras de robles que hay en el herbario, Díaz y su equipo le muestran a los niños de donde proviene la famosa bellota de la película La era del hielo. “Muchos piensan que ese fruto proviene de un árbol único de los Estados Unidos. Sin embargo, en Colombia contamos con robledales principalmente de la especie Quercus humboldtii o roble colombiano a lo largo de las tres cordilleras de los Andes”.

Para que los pequeños comprendan de dónde proviene el agua, los investigadores sacan del herbario varias cartulinas con muestras de los frailejones, las principales esponjas de agua que habitan en los páramos. “Colombia alberga más del 50 por ciento de todos los páramos del mundo, algo que pocos conocen”.

El maíz, planta que corresponde al mundo de los pastos, sirve a los expertos para sensibilizar a la ciudadanía sobre lo importante que es la biodiversidad de plantas en la seguridad alimentaria. “Un plato de comida es una muestra de nuestra biodiversidad. Muchas personas piensan que las únicas plantas que sirven para la alimentación son las lechugas”, concluyó la investigadora.

humboldt.org.co