Quizá la orina humana no sea precisamente una sustancia agradable de la cual hablar, sin embargo, podría ser el fertilizante ideal para la industria agricultora. Resulta que la orina es un recurso ilimitado, barato y sobre todo, naturalpara una agricultura sostenible.

Hablar de fertilizantes es abrir una caja de Pandora en donde se encuentran los debates más encarnizados, pues no todas las sustancias utilizadas en agricultura son orgánicas. Es bien sabido que existen fertilizantes de origen orgánico que son aquellos que se forman naturalmente como la composta o el estiércol, sin embargo, también es de conocimiento general que hay otro tipo de fertilizantes creados de forma sintética por el hombre.

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En el proceso de elección intervienen factores como la viabilidad de producción y desde luego, qué tan factible es la producción masiva hablando en términos económicos. Por esta razón es que la mayoría de los fertilizantes que se utilizan para enriquecer el suelo y así obtener mayores volúmenes de cultivos, son de origen artificial.

Como una vía alterna, un proyecto de Vermont, Estados Unidos, busca promover un cambio en la forma en la que miramos a los desechos humanos y cómo estos pueden mejorar nuestra relación con la naturaleza. Han comenzado a reciclar orina humana por dos razones principales; la primera razón tiene que ver con que esta sustancia es un fertilizante valioso para la agricultura, y la segunda es porque de esta forma se evita la contaminación del agua.

Un ciclo renovable

Abe Noe Hays, director de investigación del Instituto Rich Earth, explica que la orina es my alta en fósforo y nitrógeno, que aunque son componentes naturales del medio ambiente, son serios contaminantes del agua. El investigador argumenta que ambos elementos hacen que crezcan algas en los ríos, lo que a su vez propicia la muerte de peces y la destrucción de los ecosistemas acuáticos.

La orina contiene entre un 85% y un 90% del nitrógeno que los humanos desechan y también alrededor de dos tercios del fósforo, lo demás se deposita en las heces. Por lo tanto, podría decirse que la orina es un gran contaminante de las aguas residuales y debería evitarse su entrada en ríos y otros cuerpos acuíferos.

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Sin embargo, aunque el fósforo se considera contaminante del agua, también es de gran valor para la industria agricultora. Muy pocos países producen el elemento que es irremplazable cuando se trata de fertilizantes para la tierra. Es por esta razón que Noe Hays y su equipo, creen que la recolección de orina antes de que desemboque en las plantas de tratamiento de aguas es un beneficio doble que aporta un ganar-ganar frente a la contaminación ambiental y la fertilización orgánica de los cultivos.

La idea de la recuperación de orina es generar un ciclo renovable en donde se evite la contaminación de los ríos y océanos, a la par de la obtención del fósforo necesario para la agricultura. Y los primeros pasos ya están en marcha, el proyecto de Rich Earth ya ha logrado recolectar un total de 11 mil litros de orina gracias a los donantes locales. Según Noe Hays, el riesgo microbiológico es muy bajo y en excelente recurso para los agricultores pequeños.

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