Nataly Garzón Orjuelanutricionista y magíster en Epidemiología Clínica de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) -Investigadora ALUDHAA 

Sara Eloísa del Castillo Matamorosdirectora del Observatorio de Seguridad Alimentaria y Nutricional (OBSSAN) de la UNAL Investigadora Principal-Secretaria Técnica ALUDHAA 

Entre los hallazgos de la encuesta realizada a 1.524 hogares en 11 ciudades del país entre 2021 y 2022, se encuentra que 7 de cada 10 afrontaron inseguridad alimentaria; y que las familias de los estratos 1 y 2 fueron las que tuvieron más dificultades para acceder a los alimentos, por lo que se vieron obligados a consumir menos calidad de productos o más baratos, o recurrieron a la disminución de las porciones para que alcanzara la comida.

7 de cada 10 hogares presentaron serios problemas de inseguridad alimentaria durante la pandemia por COVID-19. Fotos: archivo Unimedios.
7 de cada 10 hogares presentaron serios problemas de inseguridad alimentaria durante la pandemia por COVID-19. Fotos: archivo Unimedios.

Entre 2021 y 2022 la Alianza Universitaria por el Derecho Humano a la Alimentación Adecuada (ALUDHAA)*, conformada por las universidades colombianas que ofrecen programas de formación en Nutrición, y de la cual forma parte la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), realizó un estudio en hogares de 11 ciudades capitales del país. 

En este ejercicio se encuestaron vía telefónica 1.524 hogares, la mayoría ubicados en áreas urbanas de Armenia, Barranquilla, Bogotá, Cúcuta, Leticia, Medellín, Pasto, Popayán, San Andrés, Tunja y Yopal. El 85,6 % pertenecían a estratos 1, 2 y 3; como consecuencia de la pandemia, el 75,2 % reportó pérdidas de ingresos y el 61,2 % desempleo; el 66,7 % estaba conformado por dos o más integrantes, el 73 % tenían menores de 18 años, y el 60,5 % tenían a una mujer como cabeza de familia.

Con el fin de medir la prevalencia de inseguridad alimentaria –desde el enfoque del acceso a los alimentos– se empleó como referente conceptual la Escala Latinoamericana y Caribeña de Seguridad Alimentaria (ELCSA armonizada). 

Las preguntas que integran la ELCSA se refieren a situaciones que las personas enfrentan durante un periodo en los hogares, relacionadas con la cantidad y calidad de los alimentos disponibles y con las estrategias que utilizan para aliviar las carencias alimentarias. Además, indagan sobre la experiencia de hambre en personas menores de 18 años y adultos, situación más extrema de la inseguridad alimentaria.

Los resultados arrojaron que solo el 28,4 % de los hogares se clasificaron como seguros, mientras que la prevalencia de la inseguridad alimentaria de los hogares (INSAH) fue de 71,6 % (7 de cada 10 hogares). La INSAH leve fue de 31,6 %, la moderada de 26 % y la severa de 14,1 %.

Si se compara con el dato reportado de la Encuesta Nacional de la Situación Nutricional (ENSIN) 2015 (13,8 y 8,5 %, respectivamente), la INSAH moderada y severa aumentó, lo cual muestra el agravamiento de la situación, pues no solo se incrementaron los hogares inseguros, sino la gravedad de la situación de hambre para las familias estudiadas. 

Otro aspecto a tener en cuenta es que la mayoría de los hogares se encuentran en ciudades capitales, donde se esperarían mejores estrategias de contención de la situación porque tienen más acceso a los programas de ayuda y asistencia alimentaria.

Proporción de hogares seguros e inseguros -comparación con ENSIN 2015
Proporción de hogares seguros e inseguros -comparación con ENSIN 2015

Hogares administrados por mujeres los más expuestos

También se identificó que los hogares de estrato 1 presentaron 86,4 % de inseguridad alimentaria, y los de estrato 2 el 82,9 %. 

De igual manera, la INSAH en las familias con menores de 18 años fue del 76,8 %, en las que conviven 5 personas o más fue del 83,5 % y en las de 7 o más integrantes fue del 82,6 %. 

Otro hallazgo del estudio es que los hogares con jefatura femenina reportaron más frecuentemente inseguridad alimentaria moderada (31,5 %) y severa (16,8 %). 

El aumento en la INSAH como consecuencia de la pandemia es una de las principales problemáticas que exacerban lo que ya se padecía antes de esta, y se instalan de forma más frecuente en los hogares con madres cabezas de hogar que tienen varios integrantes menores de 18 años.

¿Cómo hicieron para no morir de hambre?

En el estudio se recolectó información de ocho estrategias de afrontamiento de la inseguridad alimentaria del Índice de Estrategias de Afrontamiento (Coping Strategies Index, CSI), un instrumento que mide el comportamiento de los hogares cuando no pueden acceder a alimentos suficientes en cantidad o calidad, por lo que su respuesta es adoptar comportamientos o prácticas alimentarias irregulares para evitar entrar en un estado de inseguridad alimentaria, o que este avance a un grado de severidad mayor. 

Las estrategias incluidas en el estudio comprenden aspectos como: 

  1. cambio dietario: selección de alimentos más baratos o de menor calidad, 
  2. estrategias de abastecimiento en el corto plazo: medidas como fiar alimentos o pedir préstamos monetarios, 
  3. reducción en el número de integrantes: mediante la comensalidad en otros hogares, 
  4. estrategias de racionamiento: medidas como disminuir las porciones o el número de comidas. 

Alrededor de 6 de cada 10 hogares encuestados realizaron alguna estrategia de afrontamiento de la inseguridad alimentaria. El 57,9 % consumió alimentos de menor calidad o más baratos y el 43,4 % recurrió a la disminución de las porciones para que pudiera alcanzar la comida en el hogar. 

La inseguridad alimentaria en las familias con menores de 18 años fue del 76,8 % y en aquellas donde conviven 5 o más personas fue del 83,5 %.
La inseguridad alimentaria en las familias con menores de 18 años fue del 76,8 % y en aquellas donde conviven 5 o más personas fue del 83,5 %.

El 66,5 % de las familias que reportaron haber realizado al menos una de las estrategias de afrontamiento corresponden a aquellos con madres cabeza de hogar. 

Los hogares más pobres y vulnerables fueron los que establecieron más estrategias de afrontamiento (86 % pertenecientes a estrato 1), lo cual concuerda con lo reportado en la ENSIN 2015, en el segmento de población que más lleva a cabo estas prácticas. Sin embargo, lo preocupante es que se registra una diferencia de 22,1 puntos porcentuales, lo cual muestra un claro recrudecimiento de la inseguridad alimentaria en las poblaciones más vulnerables.

Proporción de hogares con alguna estrategia de afrontamiento de la inseguridad aimentaria.
Proporción de hogares con alguna estrategia de afrontamiento de la inseguridad aimentaria.

Hogares sin derecho al agua: inseguridad hídrica 

Para medir este aspecto se utilizaron las  cuatro preguntas de la Escala de Experiencias de Inseguridad de Agua en el Hogar (Household Water Insecurity Experiences Scale, HWISE), que mide la inseguridad hídrica en el hogar, definida como la condición en la cual la asequibilidad, confiabilidad, adecuación o seguridad se reducen de forma drástica o son inalcanzables, e incluso esta amenaza o pone en peligro el bienestar físico y mental de las personas, además de su capacidad para emprender las actividades productivas, sociales y culturales necesarias.

La investigación reporta que 16 de cada 100 hogares estudiados está en inseguridad hídrica; el 30,9 % se preocuparon por no tener suficiente agua para todas las necesidades y el 24 % han cambiado horarios o planes debido a problemas con el agua. 

De otra parte, en el 14,5 % de las viviendas no pudieron lavarse las manos después de actividades antihigiénicas o insalubres porque no tenían suficiente agua, un hallazgo paradójico si se tiene en cuenta que el lavado frecuente de manos fue una de las medidas de bioseguridad más promovidas por las autoridades de salud para contrarrestar la propagación del COVID-19. 

Urgen cambios estructurales

Más que una brecha, hoy se tiene un abismo entre los hogares inseguros, que supera el 70 % en los hogares estudiados, lo que representa una voz de alarma frente al aumento del hambre que ya estaba presente en los hogares colombianos. 

Las altas prevalencias de INSAH dan cuenta de la necesidad de establecer políticas públicas que adopten medidas para el cambio de factores estructurales que determinen la seguridad alimentaria y el derecho humano a la alimentación adecuada, pues aunque entre 2020 y 2021 se implementaron medidas como la ampliación de la base poblacional subsidiada y el incremento de apoyos asistenciales como Ingreso Solidario, la crisis se profundizó en los hogares más vulnerables y se amplió en aquellos que antes se clasificaban como seguros.

Pese a programas como Ingreso Solidario, crisis alimentaria se profundizó en los hogares más vulnerables y se amplió en aquellos que antes se clasificaban como seguros.
Pese a programas como Ingreso Solidario, crisis alimentaria se profundizó en los hogares más vulnerables y se amplió en aquellos que antes se clasificaban como seguros.

Además es muy importante fortalecer el desarrollo del estudio de la inseguridad hídrica, pues el agua es un factor determinante para las condiciones de salud y bienestar de las poblaciones, y además parte integral de la seguridad alimentaria y el derecho humano a la alimentación adecuada. El Estado debe diseñar estrategias que permitan garantizar progresivamente en la población el acceso continuo, oportuno y con la calidad suficiente del agua. 

Con respecto a los hogares rurales, el 7 % concentran inseguridad alimentaria severa, inseguridad hídrica y estrategias de afrontamiento tan riesgosas como la venta de las semillas de la próxima cosecha y los animales, que dejan sin sostenibilidad alimentaria a las familias y sin posibilidad de acceder a los alimentos. Tal situación evidencia la ausencia de acciones protectoras que puedan paliar estas carencias agudas que hacen que las familias padezcan hambre y deterioren más su calidad de vida.

* Este artículo presenta los principales resultados del trabajo de investigación “Efectos de la pandemia en la Inseguridad Alimentaria de los Hogares Colombianos: Estudio Multicéntrico en 11 ciudades capitales”, realizado por la Alianza Universitaria por el Derecho Humano a la Alimentación Adecuada (ALUDHAA), conformada por 11 universidades de Colombia que ofrecen programas de formación en Nutrición: Universidad Nacional de Colombia, Universidad de Antioquia, Universidad Javeriana de Bogotá y Cali, Universidad Libre de Pereira, UCO, Universidad Mariana, Escuela del Deporte de Cali, Universidad del Atlántico, Universidad Metropolitana, Universidad del Sinú, Corporación Universitaria Remington. 

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