Felipao Scolari no es la primera vez que se frota las manos. Esta vez, la historia lo dispone desde el palco. Estar sancionado no le impide ser un espíritu que defiende el ser visitante en un estadio tan imponente como el de Palmeiras. Esa sombra y el esfuerzo de su equipo lo impulsan hacia una gloria que nadie le esperaba. Athletico Paranaense eliminó a los bicampeones de la CONMEBOL Libertadores y jugará la final.
Esa zurda. Uruguaya. Destinada para la mitología por el gen de sus pes. David Terans se cruza con la pelota. Toma la decisión que el alma pide. Impulsa con la técnica de quien lo ensayó. Empeine. Fuerte. Desvío. Y un 2-2 que, sumado el 1-0 de la ida, lo eyecta hacia un peldaño altístimo en los relatos de la CONMEBOL Libertadores.
Palmeiras utilizó hasta el final su aura de invencible. Abel Ferreira, con un jugador menos por expulsión de Murilo, construyó una supremacía. No hubo goles por mala suerte. O por imprecisión en la última línea. Porque Dudu estaba imparable. Porque Roni desequilibraba. Porque Scarpa lastimaba, incluso con su grito. Pero no pudo. Un día se le acabó la luz.
Cambió de bando. Athletico Paranaense edificó esta posición en la CONMEBOL Sudamericana de 2018. Venció y trazó su primer capítulo en los torneos internacionales. Logró su segundo hito en la CONMEBOL Sudamericana 2021. Esta es una forma de marcar que no fue casualidad. Que había un plan, que existía una razón y que para coronarla, quizás, hacía falta un entrenador como Scolari que contagiara ese religión que es ganar.
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