A ganar, también, se aprende. Es un músculo exótico, al que arriban seres especiales, únicos. Y de esos que llegan, no hay tantos que sepan cómo naufragar en este acertijo. Como toda magia, cuando se descubre el truco, se cae la magia y hay equipos que lo llevan con obligación. Lo cargan sabiendo que lo lograron. Otros convencidos de que lo van a lograr. Eso es Athletico Paranense. Un escudo que hace tiempo sueña con afilar los dientes para esta instancia.

Flamengo tiene una cuenta pendiente con sí mismo. Su antihéroe lo asumía Palmeiras y necesitaban desanudar esa tristeza de la final de la CONMEBOL Libertadores en el Centenario. Athletico Paranaense golpeó la mesa y viró la historia. El rival será otro y las circunstancias también. Los de Dorival Junior tendrán que trabajar su cabeza para no caer en la tentación de los recuerdos. Innecesarios. Porque los de Río de Janeiro han arrasado tanto en su fase de grupos como en su fase eliminatoria.

Felipao Scolari es un titular imprescindible de esta historia. Campeón con Palmeiras. Campeón con Gremio. Una final perdida contra Boca. Cuarta vez: pelota picando, con la chance de conquistarla frente a su equipo anterior. Logró sacar a Abel Ferreira y eso ya los empuja hacia las chances reales. La historia será peleada. 

Bienvenidos los cracks. O los cuentos como el de Fernandinho que se fue en 2005 perdiendo la final contra Sao Paulo. Que regresó en 2022 siendo un rey. Talento de los que ya no quedan. Flamengo posee un cuaderno de figuras como para enloquecer. Guayaquil estará radiante, el fútbol promete. La Gloria Eterna pareciera tener un justo poseedor de su figura.

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