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Se ha reconocido a la contaminación del aire como la crisis de salud ambiental más seria de nuestro tiempo, puesto que se le ha atribuido alrededor de 7 millones de muertes prematuras cada año. El 99% de las personas en todo el mundo respira aire insalubre, lo que aumenta el riesgo de asma, enfermedades cardíacas y cáncer de pulmón.
La población de las ciudades, especialmente las personas de bajo ingreso, suelen conformar la mayor parte de las víctimas de la contaminación atmosférica, la cual no solo perjudica el bienestar humano, sino que también agrava el cambio climático. Al tomar conciencia de esos peligros, varios municipios comenzaron a adoptar medidas para combatir los contaminantes transportados por el aire.
Con motivo del Día Internacional del Aire Limpio por un cielo azul, celebrado el 7 de septiembre, evento anual en el que se pone de manifiesto la urgente necesidad de mejorar la calidad del aire, examinamos las experiencias de cinco ciudades al respecto.
Bogotá, Colombia
Bogotá es uno de los líderes de América Latina en la reducción de la contaminación del aire. La ciudad está avanzando en la transición eléctrica de su red de autobuses públicos y se ha establecido el objetivo de ‘electrificar’ completamente el sistema de metro, como parte de un ambicioso plan para reducir en un 10% su contaminación del aire para 2024. Asimismo, la alcaldesa de Bogotá, Claudia López Hernández, ha destacado la importancia de las bicicletas.
“Actualmente, la ciudad cuenta con más de 1 millón de viajes diarios en bicicleta”, afirmó la alcaldesa en 2020. Si bien gran parte de la contaminación de Bogotá proviene del transporte, los incendios forestales en las regiones y países vecinos también han aumentado el número de víctimas.
Varsovia, Polonia
Polonia alberga 36 de las 50 ciudades más contaminadas de la Unión Europea, donde la contaminación del aire responsable de 47.500 muertes prematuras cada año. Hoy día el país se está defendiendo gracias a que firmó en 2019 la Declaración de Ciudades con aire limpio del Grupo C40. A principios de este año, el Gobierno de Polonia puso en marcha el programa Breathe Warsaw, una asociación con Clean Air Fund y Bloomberg Philanthropies para mejorar la calidad del aire. La ciudad de Varsovia cuenta ahora con 165 sensores de aire en toda la ciudad, la red más grande de Europa, y la iniciativa Breathe Warsaw los utilizará para desarrollar una base de datos de calidad del aire, lo que permitirá a los funcionarios comprender mejor las fuentes de contaminación. Asimismo, la iniciativa proporcionará asistencia técnica para apoyar la eliminación gradual de la calefacción de carbón, establecerá una zona de bajas emisiones para 2024 y estrechará los vínculos entre los y las líderes locales para compartir las mejores prácticas.
Seúl, Corea del Sur
Con 26 millones de personas viviendo en el Gran Seúl, no es de extrañar que la ciudad se enfrente a una crisis de calidad del aire. En efecto, la exposición promedio de los coreanos a unas partículas tóxicas conocidas como MP2,5 es la más alta entre los Estados miembros de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OECD). Los niveles de MP2,5 en Seúl son aproximadamente el doble de lo evidenciado en ciudades importantes de otros países desarrollados. En 2020, la ciudad anunció que prohibiría los automóviles diésel de todas las flotas del sector público y de transporte público para 2025. Mientras tanto, una asociación con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) explorará las lecciones aprendidas en los últimos 15 años sobre la mejora de la calidad del aire y ayudará a compartir estas experiencias con otras ciudades de la región.
Accra, Ghana
Accra fue la primera ciudad africana en unirse a la campaña BreatheLife y se le considera líder entre las ciudades del continente que comparten el objetivo de combatir la contaminación del aire. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 28.000 personas mueren prematuramente cada año como consecuencia de la contaminación atmosférica; en el caso de la capital de Ghana, sus niveles promedio de contaminación atmosférica son cinco veces superiores al máximo recomendado en las directrices de la OMS. La ciudad de Accra ha iniciado una campaña para educar al público en general sobre los peligros para la salud que conllevan las cocinas tradicionales en el interior de los hogares a fin de disuadir a los locales de seguir quemando sus desechos como combustible. Una colaboración entre la OMS y la Coalición Clima y Aire Limpio permite que se apoye una evaluación en toda la ciudad en materia de los beneficios para la salud de la transición a sistemas más sostenibles de transporte, desechos y energía doméstica.
Bangkok, Tailandia
Dado que el tráfico de Bangkok es uno de los peores del mundo, no es de extrañar que la ciudad viva su día a día a menudo bajo una capa visible de contaminación. En 2020, cientos de escuelas se vieron obligadas a suspender actividades, ya que los niveles de material particulado fino (MP2,5) presente en el aire alcanzaron niveles inseguros. La ciudad ha puesto en marcha una serie de iniciativas para hacer frente tanto a la contaminación del aire como a las emisiones de carbono. El proyecto Green Bangkok 2030, puesto en marcha en 2019, tiene como objetivos incrementar la proporción de espacios verdes en la ciudad a 10 metros cuadrados por persona, tener árboles que cubran el 30 por ciento del área total de la ciudad y garantizar que los senderos peatonales cumplan con los estándares internacionales. Durante la primera fase del proyecto se crearán 11 parques, así como un corredor verde de 15 km, todo con el objetivo de fomentar una menor dependencia del transporte privado, reduciendo así la contaminación.
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Según el informe Acciones sobre la calidad del aire, los países adoptan cada vez más incentivos y políticas en favor de una producción industrial más limpia, una mayor eficiencia energética y la reducción de contaminación industrial, así como la formulación de políticas que prohíban la quema de desechos sólidos. Sin embargo, aún queda un largo camino por recorrer. Tan solo el 31% de los países cuentan con mecanismos jurídicos para gestionar y combatir la contaminación del aire transfronteriza, al tiempo que el 43% de los países ni siquiera ha definido el término «contaminación atmosférica» en su legislación. Esta situación lleva a que gran parte de países no cuenten aún con vigilancia permanente de la calidad del aire ni con mecanismos de gestión adecuada de la calidad del aire.
Asimismo, la desigualdad constituye un factor determinante en la contaminación del aire, puesto que más del 90% de las muertes asociadas a este problema mundial ocurren en países de mediano y bajo ingreso, principalmente en África y Asia. Incluso dentro de las ciudades, las zonas urbanas más desfavorecidas resultan más afectadas por la contaminación atmosférica que las zonas de personas adineradas.
Cada año, el 7 de septiembre, el mundo celebra el Día Internacional del Aire Limpio por un cielo azul. La jornada tiene como objetivo sensibilizar y facilitar acciones para mejorar la calidad del aire. Es un llamamiento mundial para encontrar nuevas formas de hacer las cosas, reducir la cantidad de contaminación del aire que causamos y garantizar que todos, en todas partes, puedan disfrutar de su derecho humano a respirar aire limpio. El tema del tercer Día Internacional del Aire Limpio para los cielos azules, liderado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), es “El aire que compartimos”.
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