El mundo se encuentra en una situación «antropológicamente aberrante» en la que la ventana de oportunidad para atajar la crisis climática se va cerrando mientras «un grupo de la sociedad muy pequeño está tomando decisiones que comprometen la vida de millones de personas sin exponerse a las consecuencias».
Así lo ha expresado Emilio Santiago, antropólogo climático en el CSIC, en un debate organizado por EFEverde sobre justicia climática intergeneracional en el que también han participado el divulgador ambiental Javier Peña, director del canal ‘Hope’, la activista Margarita Guerrero, ex vicepresidenta de incidencia política en el Consejo de la Juventud de España, y Beatriz Egido, directora de comunicación de Ecovidrio, patrocinadora del foro ‘Meriendas Verdes’.
«Estamos quitando el pan de la boca de nuestros hijos», ha alegado Santiago Muiño, quien ocupa la primera plaza en el CSIC dedicada a profundizar en los aspectos sociales de la crisis climática, para enfatizar que, pese a que el enfado de la juventud está moralmente justificado, «el conflicto generacional es un mal enfoque porque las responsabilidades no son solo colectivas, sino que hay grupos con intereses muy concretos».
Así, este antropólogo recalca que no habría que favorecer «ni una guerra entre generaciones ni una paz con los grupos de interés o élites que nos están llevando a esto», y aboga por construir sociedades más comunitarias frente a la idea del contrato, que tiene un “límite moral”, dice, pues “cuando no coexistes con aquel con quien tienes que hacer un pacto, la tentación del egoísmo está ahí”.
Margarita Guerrero, quien ha lamentado el «mundo totalmente distópico» al que se dirige la civilización, ha subrayado la necesidad de «democratizar las decisiones climáticas», rescatando herramientas que ya se han aplicado como las asambleas ciudadanas por el clima, ejercicios de democracia directa que se han puesto en marcha en países como España, Reino Unido y Francia, entre otros.
«No se va a resolver este problema en una cumbre de expertos, hay que sacar esos debates para que sean objeto de la ciudadanía», ha advertido Guerrero, quien ha resaltado que para atajar la crisis climática y evitar “salidas ecofascistas”, “hay una predisposición por parte de la población a aceptar medidas que consideramos de sentido común”.
«Históricamente a los niños y a los jóvenes no se nos ha escuchado», ha aseverado en un vídeo proyectado en el encuentro el activista colombiano Francisco Vera, impulsor del movimiento de jóvenes Guardianes por la Vida, para animar a los jóvenes a movilizarse y a “romper brechas” entre generaciones para “que nos sentemos todos a la mesa”.
Vera, quien a sus 13 años se ha convertido en asesor infantil del Comité de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas, ha repasado el contexto histórico que ha antepuesto los intereses económicos al interés general y ha insistido en que hay que “pensar cooperativamente” para asegurar “un futuro digno para las generaciones presentes y futuras”.
Javier Peña, por su parte, ha incidido en el papel de los medios de comunicación, a quienes ha pedido que transmitan la “gravedad” de la crisis ecológica y que reserven el lugar que merecen los especialistas climáticos, pues entre sus mayores preocupaciones actuales está “el descrédito de la ciencia”.
“En los últimos años se ha producido una simplificación bestial de los ecosistemas que conocemos”, ha recordado Peña, y ha agregado que, de manera paralela a la degradación ecológica, “se han ido rompiendo los lazos sociales, los espacios de participación o las redes de intercambio y apoyo” y ha llamado a una “regeneración ambiental y social” para conformar “sociedades más humanas”.
Lo que se está haciendo ahora para afrontar el desafío climático, a juicio de Beatriz Egido«no es suficiente», quien piensa que «vamos muy lentos» pero «jamás habíamos visto los vientos tan a favor; lo notamos en las cifras, en el debate público y en la administración», ha asegurado. EFEverde