Por Antonio López Gabaldón.- La sobrepesca, el cambio climático y la degradación de los hábitats son amenazas conocidas para las poblaciones de tiburones, rayas y quimeras, pero la pesca para reducir la pobreza en zonas como los trópicos es un factor «ignorado», según han destacado a EFE expertos tras el Congreso Internacional de Tiburones de Valencia.
Hasta 391 poblaciones de tiburones, rayas y quimeras (el 32,6 %) están amenazas por la sobrepesca; de hecho, dos tercios están en riesgo sólo por esta práctica, según ha relatado a EFE Nick Dulvy, investigador de biodiversidad marina y conservación en la Universidad Simon Fraser.
Dulvy fue autor principal del primer análisis global de la vulnerabilidad de los condrictios «Riesgo de extinción y conservación de los tiburones y rayas del mundo»
El investigador también ha destacado otras amenazas como la degradación de los hábitats, el cambio climático y la contaminación, aunque con diferentes incidencias.
Así, un tercio de las especies de tiburones, rayas y quimeras están amenazadas por la degradación de los entornos naturales; alrededor del 10 % por el cambio climático y solo un 7 % por la contaminación.
Por lo tanto, Dulvy ha apuntado que “lidiar con la pesca resolvería la mayoría de los problemas”, pues al ser el mayor riesgo “ayudaríamos a los tiburones a ser más resilientes al cambio climático”.
El estado de riesgo también depende de la zona geográfica y así más del 50 % de las especies de estos animales están en riesgo en las costas europeas, centroamericanas y del sur de África y de Sudamérica.
Sin embargo, las zonas “más amenazadas del mundo” para estas especies son las aguas costeras tropicales y subtropicales, donde el 75 % están en riesgo de extinción.
Se trata de áreas cercanas a la costa y de poca profundidad donde la pesca supone para las poblaciones con menos recursos un «importante rol de reducción de la pobreza”, ha explicado Dulvy, por lo que no consiste solo en una «crisis en los océanos», sino también en una «crisis humanitaria».
En este aspecto coincide la investigadora y presidenta del Grupo de Especialistas en Tiburones del Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN por sus siglas en inglés), Rima Jabado, que con su «Proyecto Elasmo» ha podido desplazarse por distintos países de Asia y África -como Mauritania, Irán o la India- para investigar las poblaciones de tiburones.
Jabado ha constatado que el «finning» -la captura de tiburones para cortarles las aletas y devolverlos al mar- antes «solía ser un problema», pero ya no se encuentra esta práctica en los países de esa zona.
El «finning» era popular por la demanda de las aletas de tiburón en mercados como el asiático, pero como su carne «carecía de valor», se deshacían del escualo mientras en la actualidad, al haber «menguado» las poblaciones de atún y otros peces, sí se consume.
Un consumo alimenticio de tiburón y raya que «ha aumentado muy rápidamente», ha afirmado Jabado, porque «necesitan comer, asique su pesca se está convirtiendo en otra forma de reducción de la pobreza».
Por ello la conservación se debe observar desde ambas perspectivas, «si salvo al tiburón, condenaré a los humanos», por lo que, en su opinión, «tenemos que empezar a pensar en lo que significa para las poblaciones y los países más pobres».
Para la investigadora la solución pasa por encontrar «medios de subsistencia alternativos» para estas poblaciones de manera que puedan dejar de pescar a estos animales, una tarea que ve posible aunque, admite, «va a ser muy diferente según el país y según sus comunidades». EFEverde