Los destinos de montaña atraen alrededor del 15–20% del turismo mundial.
El turismo de montaña, especialmente cuando está vinculado a la naturaleza y al turismo rural, puede promover sistemas alimentarios sostenibles y dar valor a los productos locales.
El turismo puede tener un papel clave en la valoración y la protección del patrimonio natural y espiritual de las montañas, la diversidad cultural y las prácticas tradicionales de los pueblos de las montañas.
El turismo de bajo impacto puede ayudar a limitar las amenazas a los ecosistemas de montaña y su biodiversidad.
Desde la pandemia del Covid-19, han aumentado las visitas a destinos nacionales al aire libre y menos concurridos, abriendo nuevas oportunidades para que los destinos de montaña den realce a sus productos y servicios.
La biodiversidad en las montañas
Las montañas se destacan como unos de los paisajes más espectaculares del mundo. Su topografía única, zonas climáticas comprimidas y aislamiento han creado las condiciones para un amplio espectro de formas de vida.
Las montañas albergan casi la mitad de los puntos críticos de biodiversidad del mundo y el 30 por ciento de todas las áreas esenciales para la biodiversidad.
Las montañas albergan muchas especies en peligro de extinción.
Muchas de las principales especies de cultivos y ganado del mundo se originan en las montañas.
Las montañas
Al abarcar el 27 por ciento de la superficie de la tierra, las montañas desempeñan un papel fundamental en el avance del mundo hacia el crecimiento económico sostenible.
Las montañas no sólo aportan el sustento y el bienestar a cerca de 1.1 billones de personas que viven en las montañas en todo el mundo, sino que benefician indirectamente a miles de millones de personas que viven en las tierras bajas.
Las montañas son la fuente de agua dulce, energía y alimentos – recursos que serán cada vez más escasos en las décadas futuras.
Los pueblos de montaña
El 15 por ciento de la población mundial vive en las montañas.
El noventa por ciento de los habitantes de las montañas del mundo vive en países en desarrollo, donde la gran mayoría vive por debajo del umbral de la pobreza y 1 de cada 3 se enfrenta a la amenaza de la inseguridad alimentaria.
Las montañas son lugares de turismo y rutas culturales. El turismo de montaña representa aproximadamente el 15-20 por ciento de la industria del turismo mundial.
Las poblaciones indígenas y locales que viven en las montañas tienen un conocimiento único y valioso, y sus tradiciones y prácticas culturales pueden contribuir a las estrategias eficaces de gestión de la tierra.
Los productos de montaña
Los productos y servicios de montaña tienen un gran potencial para mejorar los medios de vida e impulsar las economías locales.
Está en aumento la demanda mundial de alimentos y bebidas de calidad y de alto valor producidos en zonas de montaña, por ejemplo el café, la miel, hierbas y especias, así como artesanías, cosméticos y medicamentos.
Para aprovechar plenamente el potencial de los productos de montaña, los pequeños productores se beneficiarían de un apoyo focalizado en cadenas de valor adecuadas y estrategia de marketing, lo que les permitiría obtener una compensación justa por sus productos de calidad específicos, y proporcionar un valor añadido a los clientes.
Las montañas y el agua
Más de la mitad de la humanidad depende del agua dulce de la montañas para su vida cotidiana.
El agua dulce proveniente de las montañas es fundamental para lograr la seguridad alimentaria mundial, pues es utilizada por los agricultores para irrigar sus cultivos en muchas regiones agrícolas de las tierras bajas.
Algunas de las ciudades más grandes del mundo, incluyendo Nueva York, Río de Janeiro, Nairobi, Tokio y Melbourne dependen del agua dulce de las montañas.
Las montañas y la energía
Las montañas desempeñanun papel clave en el suministro de energía renovable, especialmente a través de la energía hidroeléctrica, eólica, solar y el biogás.
La energía hidroeléctrica proporciona actualmente cerca de un quinto de toda la electricidad en el mundo, y algunos países dependen casi exclusivamente de las regiones montañosas para la generación de energía hidroeléctrica.
Las montañas en las regiones que poseen un clima tropical o seco tienen un potencial particular para la generación de energía solar.
Las montañas y los alimentos
Las montañas contribuyen a la seguridad alimentaria y nutrición al proporcionar tierra para los cultivos, pastos para la ganadería, cursos de agua para la pesca y productos forestales no maderables tales como bayas, hongos y miel.
La agricultura de montaña ha sido un modelo de desarrollo sostenible durante siglos y es intrínsecamente “verde” gracias a su pequeña escala y su escasa huella de carbono.
De las 20 especies de plantas que aportan el 80 por ciento de los alimentos en el mundo, seis se han originado y diversificado en las montañas: el maíz, las papas, la cebada, el sorgo, los tomates y las manzanas.
Agricultura familiar de montaña
La agricultura de montaña es en gran medida agricultura familiar ya que las zonas de montaña, con sus manchas dispersas de tierra utilizable a diversas alturas y condiciones de pendiente, son más eficientemente gestionadas a través de la agricultura a pequeña escala.
La mayoría de la producción de la agricultura de montaña es para el consumo familiar, desempeñando un rol clave para garantizar la seguridad alimentaria de los hogares.
La producción y la comercialización de productos de alto valor de montaña pueden impulsar las economías locales de las montañas.
Los medios de vida de montaña tienden a diversificar más que los de otras zonas, y se ha comprobado que se trata de un factor clave de resiliencia. Algunos miembros de la familia pueden dedicarse a la agricultura (agricultura, silvicultura, acuicultura o cría de animales) y también tener un empleo regular o temporal, cercano o incluso en el extranjero.
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