Con 3 cm de espesor, esta alternativa ayudaría a disminuir hasta en un 50 % la temperatura en viviendas ubicadas en ambientes calurosos. La propuesta fue pensada en el diseño estándar de Viviendas de Interés Social Rural en Cimitarra (Santander), cuya temperatura promedio anual oscila entre los 29 y 35 ° C.
Las Viviendas de Interés Social Rural empezaron a implementarse en Colombia desde 1918. Foto: Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio
Mediante el diseño estándar de Vivienda de Interés Social Rural se propuso el muro con cámara de agua. Foto: Pablo Ruiz, Ingeniero Agrícola de la Facultad de Ingeniería de la UNAL.
Cimitarra (Santander) mantiene una temperatura promedio de 30 °C. Foto: Gobernación de Santander.
El muro de agua brindaría mayor confort térmico a campesinos colombianos que habitan en viviendas rurales. Foto: Jeimi Villamizar – Unimedios.
Pablo Ruiz, ingeniero agrícola de la Facultad de Ingeniería de la UNAL. Foto: Pablo Ruiz, Ingeniero Agrícola de la Facultad de Ingeniería de la UNAL.
Las Viviendas de Interés Social Rural empezaron a implementarse en Colombia desde 1918. Foto: Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio
Aunque las Viviendas de Interés Social Rural forman parte de un subsidio familiar que entrega el Estado colombiano para el beneficio de familias campesinas colombianas de escasos recursos, estas no suplen los requerimientos habitacionales en zonas cálidas del país, lo que impide gozar de un confort térmico a quienes las habitan.
Sensaciones de intenso calor por su a alto nivel de exposición a la radiación del sol, suelen ser más comunes de lo que se cree en estos espacios residenciales; techos bajos, el uso de fibrocemento y colores opacos, también son factores a los que se les atribuye este tipo de características térmicas.
Según el índice de confort del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), el municipio de Cimitarra, ubicado a cuatro horas por tierra de Bucaramanga, capital de Santander, se encuentra catalogado como un lugar muy caluroso, lo cual afecta la habitabilidad de las viviendas rurales.
Ante esta situación la propuesta de Pablo Ruiz, ingeniero agrícola de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Bogotá, consiste en construir un novedoso muro de agua de 3 cm de espesor confinado en películas de polipropileno, uno de los materiales plásticos más utilizados por su potencial impermeable y con amplia durabilidad.
“El sistema iría en la mitad de dos superficies, en este caso, se comprobó que al situarse entre una superficie de bloque y una de yeso, se reduciría en un 53.8 % el calor que ingresa a la vivienda, lo que hace de esta, una estrategia viable para reducir costos asociados al acondicionamiento interno de estas residencias”, destaca.
Desarrollo del modelo
Para llegar al muro planteado se realizaron diferentes ensayos mediante métodos analíticos y simulación de Dinámica de Fluidos Computacionales (CFD) que dieron lugar a cuatro propuestas de configuraciones de pared, en las que se buscaba variar el muro externo para verificar con cuál material podría tener un mejor comportamiento.
“Se evaluó con bloque y mortero; entre dos de hormigón; bloque y hormigón; y finalmente bloque y yeso, siendo el último el que más eficacia demostró”, explica.
Para determinar su comportamiento térmico, se utilizó la Norma de Capacidad Térmica (NBR) originaria de Brasil, creada por la Asociación Brasileña de Normas Técnicas (ABNT), la cual establece los requisitos, criterios y condiciones mínimas de desempeño técnico en lugares habitacionales.
Agrega que, “se utilizó esta norma, ya que en Colombia hasta el momento no existe una normativa que reglamente las características térmicas de una vivienda”.
Esta investigación beneficia a habitantes de Viviendas de Interés Social Rural al brindar condiciones mínimas de habitabilidad, además de sentar bases para futuros estudios, mejoras y prototipos en el país para la climatización en diferentes zonas del país, reduciendo impactos ambientales. Además, obtuvo el segundo lugar en la versión número 26 del Concurso Nacional Otto de Greiff, en la categoría Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente.
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